Un Ángel Llamado Libertad

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Lujuria se preguntaba así misma cuanto es que debía sufrir para que pudiera liberarse de las garras que hoy le controlan. Se veía con lastima ante la situación en la que ella misma cayo al no poder si quiera cumplir su misión. Eso equivalía a un deshonroso castigo, o en su caso, la misma muerte le esperaba (Como ya se lo había mencionado el Sr. Heartland). Arrodillada solo trataba de asimilar lo que venía. Si esos seres se apiadaran de ella, quizá, solo, quizá. Podría salir con vida. Podría cumplir uno de sus sueños que justo ahora lamentablemente veía lejos. Esperaba, ilusa, pudiera hacerse realidad. Su llanto entonces se aminoro, se hizo más silencioso. Mas dolido.

Ella siempre había sido la mas emocional de entre sus hermanos. Ella era consiente que eso solo era su deseo. Eso y nada más. La realidad era distinta a lo que ella creía.

El cuarteto de amigos, solo observaban aquella escena, incomodos.

Yuma había visto a muchas personas derrotadas. Bastantes para su corta vida. Aprendió que había distintas derrotas y perdidas. Algunas eran muy simples, como por ejemplo perder un duelo amistoso, pero algunas otras eran bastante graves, como perder a un ser querido o algún muy buen amigo de un día a otro (Él ya lo había vivido antes). Y eso para bien o para mal, lo ayudo a formar un poco más su carácter, así como su resiliencia. De alguna manera él podía proceder a consolar a la persona, y eso no fue la excepción con la chica en el suelo.

Dio un paso adelante, más un brazo se lo impidió. Giro levemente su cabeza topándose con su pareja, el cual solo le miraba preocupado y confundido, pues no lograba entender lo que quería hacer. Yuma entonces solo le sonrió con tranquilidad, y tomando su mano fue que lo hizo avanzar junto a él, en dirección a aquella chica que aun lloraba a mares.

Vector encendió las acciones de la pareja, los cuales se abrieron paso hasta la chica. III quiso detenerlos, pues no estaba seguro si todo aquello era solo un teatro para dañarlos, más el pelinaranja llamándole suavemente, le detuvo en el acto. Ambos entonces quedando en la retaguardia, solo se prepararon para actuar en caso de ser necesario.

Lujuria noto como es que sus anteriores victimas se acercaron, más no se movió o hizo algún acto que alertara a ambos hombres. De alguna manera entendió lo que venía. Y esperando que ellos le dieran el golpe de gracia, detuvo por un momento su llanto. Su cuerpo paso a estar tenso, y sonriendo levemente, dio las gracias al cielo o a cualquier otra deidad por el acto de misericordia que estaba por recibir. Mejor que le quitaran la vida esos chicos, que el ser al que llamaba Amo. Comenzó a despedirse de sus tontos hermanos, de los cuales, dos ya no había visto últimamente, rezaba por que hayan escapado como el octavo de ellos grito. Y resignándose, espero.

Ella pudo haber jurado escuchar alguna hoja de algún arma filosa alzarse. Más lo que sintió. Eso fue lo que hizo que mirara de nuevo hacia arriba lentamente, topándose con algo que jamás creyó ver.

Un ser totalmente puro le veía con compasión y cariño, el cual, le regalaba una caricia en su cabeza. Un bello sentimiento que jamás creyó volver a ver en nadie, mas que a sus hermanos que aun le acompañaban, se mostró. Fue entonces que, por alguna razón, sus ojos volvieron a derramar lágrimas, más estas eran distintas, no había algún otro sentimiento que no fuera el alivio o la alegría. ¿Alegría de qué? Se pregunto.

No lo sabía. Pero al ver aquel chico de cabello negro y rosa en punta, acompañado del ser de cabello blanco. Por algún motivo, pudo sentirse a salvo. Pudo sentirse… en casa. Era curioso. Pues ahora podía compararse con un barco a la deriva. Un barco que por fin encontraba el faro que la guiaría de nuevo a su verdadero camino, a la libertad que tanto ella anhelaba.

Yuma acaricio de nuevo y suavemente la cabellera obscura de la chica, la cual aun tenia restos de tizne. Y mirándola a los ojos, le cuestiono.

- ¿Estas bien?... -La vampira solo le devolvió la mirada, absorta en el ángel que sus ojos le mostraban- ¿Te hiciste daño? ¿Estás bien? -Insistió.

Nueve Meses y Un Año [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora