Advertencia: El siguiente capítulo puede contener escenas que pueden ser sensibles para algunas personas. Se recomienda discreción.
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Dolor.
Ese era el sentimiento que predominaba en Astral. Cada parte de su ser dolia como alguna vez jamás imagino, sus músculos tensos solo hacian más amarga su agonia. Sus labios partidos así como el escozor de su garganta daban un sabor metalico, tan característico de la sangre. Sus ropas que antes contenían joyas y demás adornos exquisitos ahora yacían hechos jirones y poco más que algo que alcanzaba a cubrir parte de su cuerpo y piel ya lastimada y lacerada. Gruesas y nuevas cicatrices comenzaban a formarse después de una larga sesión por parte de quién jamás lo creyo posible.
La sonrisa y la carcajada sádica que salieron de ese individuo solo le hizo querer pudrirse en culpa. Pues su carcelero y torturador no era nadie más que su mejor amigo, confidente y aliado.
Daik ahora estaba completamente bajo la influencia de nada más y nada menos que su madre. Quién le bautizó a un nuevo nombre y número, como si fuese solo un objeto.
El número 96 resplandeciente en su clavícula le hacía pensar muchas cosas antes de perderse por momentos en la inconsciencia antes de despertarse para una nueva rotura y sesión de lavado de cerebro (como lo había llamado él).
Las condiciones, así como la estancia en la que se encontraba eran al menos de una alta categoría. Lo cual, era una simple burla de su madre a él, pues a pesar de tener tecnología de punta en aquel sitio, eso significaba sufrir el doble.
Incluso moverse le hacia doler hasta su mente. El trato siempre fue inconcedible. Algo que, por supuesto esperaba que se alargara al no querer ceder a tan vanales ideas que su madre a fuerza quería meter en él una y otra vez. Como si no hubiese escuchado su negativa de ya no querer formar parte del Reino. Aunque, por otro lado era algo obvio.
Su madre no dejaría cabos sueltos. Jamás. Eso sería error de novato. Y ciertamente su madre ya no lo era. Pues dejar libre a alguien de la realeza solo era una bomba de tiempo antes de que regresara por venganza. Cosa que, si era él, lo iba a hacer. Así que, para bien o para mal, debia admitir que su madre estaba loco, pero era jodidamente inteligente al no dejarle ir.
Tan fácil que era matarlo.
Pero su progenitor no perdería tanto trabajo invertido. Nadie en su sano juicio dejaría ir un trabajo así... De bien hecho.
Suspiró al ver como es que la puerta de su celda se abria una vez más. Dejando ver solo a su carcerlero. Su antiguo amigo, el cual ahora, después de tanto rogar y pedir por Daik, estaba más que claro que jamás iba a volver. Aren había desecho su alma para que una oscuridad corrupta entrara en el cuerpo de un inocente.
-¿Listo para redimirte de tus pecados? Oh~ su gran Alteza
Astral movio ligeramente su cabeza. Alzando la mirada para ver a Dark Mist. Odiando verlo con la apariencia de Daik. Las cadenas que lo sostenían desde el techo sonando en suave tintineo.
-Esa mirada no te llevara a ningun lado, debes saber mas que nadie eso, ¿Es que romper tu pierna y cortar parte de tu lengua no sirvio de nada?
Los espectadores dieron un jadeo ahogado al escuchar a ese Dark Mist. Horrorizandose de tan solo poder ver aquella horrible escena. El actual Rey del Mundo Astral solo desvió la mirada para abrazar un poco más a su prometido, esperando que de esa manera, hacerle saber que se encontraba en buen estado. Pues lo que estaban viendo solo era el pasado, no el presente y mucho menos el futuro.
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Nueve Meses y Un Año [Editando]
FanfictionAstral después de recuperar sus recuerdos, ha hecho viajes al mundo Astral y al mundo Humano. Ha descubierto nuevas habilidades y con ello el amor de su compañero. Ahora, concluido su ultimo viaje al mundo Astral, espera ver de nuevo a Yuma, sin emb...