La niebla era espesa, Mike caminaba con paso firme, pero no tenía claro si estaba avanzando, retrocediendo o caminando en círculos. La falta de visibilidad había provocado que tropezara más de una vez con las raíces del suelo y que se chocara con algún que otro árbol. Hacía rato que caminaba él solo, a medida que han ido avanzando en la niebla, inevitablemente se han ido separando. Pocas veces le había pasado eso en el Bosque Perdido, sabía que era un bosque caprichoso y que aunque lo hayas atravesado cien veces, si quiere te puede separar de tu grupo o directamente no dejarte entrar la próxima vez que lo pases. Únicamente las hadas eran capaces de entrar y salir sin ningún problema. Sin embargo, esta vez lo notaba extraño, había algo en las proximidades o dentro del bosque que hacía que el bosque estuviese inquieto. No era capaz de comunicarse con los árboles de su alrededor, de sentir su energía mágica y vital. Además, la tierra estaba seca, era como si el bosque se estuviese esforzando tanto en echar a alguien que se le estaba escapando su propia energía vital. Mike siguió caminando sin parar hasta que pasado un rato, tuvo que sentarse en el suelo a descansar. Miró hacia arriba y soltó una bocanada de aire, estaba exhausto. Se quitó las zapatillas y se masajeó un poco los pies, los tenía molidos de tanto caminar. Después del masaje, apoyó la espalda en un tronco que había cerca de él y cerró los ojos, dejando la mente en blanco. Al poco rato, su mente empezó a divagar e intentar explicar la razón de que el bosque se estuviese comportando de aquella forma. "¿Habrá entrado alguien con nosotros?" pensó el joven. Se quedó varios segundos pensando en esa pregunta que se acababa de hacer.
- No, nadie entró con nosotros - dijo respondiéndose a sí mismo mientras recordaba el momento en el que se adentraron en el Bosque Perdido.
"¿Entonces nos está intentando echar a nosotros? ¿No somos dignos de pasar?" pensó. Acto seguido movió la cabeza de lado a lado como si estuviese negando que eso fuera posible. "No tendría ningún sentido, ¿por qué no íbamos a ser dignos?" pensó nuevamente. Sin saber por qué, una imagen de Vatar le vino a la cabeza en ese momento. "¿Y si es él al que le está intentando echar? No, no puede ser porque si no yo ya habría atravesado el bosque. Puede ser que alguien atravesará con nosotros la frontera, pero desde otro lugar, desde el reino de los gnomos o el reino de las ninfas. Si es así, ¿quién puede ser para que el bosque reaccione de esta manera?". Las dudas invadían su cabeza y no encontraba una respuesta que se las resolviese todas. Pasado un rato, Mike seguía sumido en sus pensamiento cuando escucho unos pasos cerca de él. El joven se preparó para defenderse en el caso de que fuese un enemigo. Miró a su alrededor y no muy lejos de él, pudo distinguir entre la niebla la figura de un hombre alto. El hombre estaba corriendo. Mike se quedó extrañado al verle. Segundos después una segunda figura apareció corriendo detrás de la primera.
- ¿Le está persiguiendo? - se preguntó Mike a sí mismo.
Dicho eso se calzó, se levantó del suelo y salió corriendo en la misma dirección que las dos figuras para averiguar que estaba sucediendo. Corrió durante un rato hasta que les perdió de vista. El joven al ver que ya no estaban, se paró para recuperar el aliento. Acto seguido escuchó un ruido detrás de él, haciendo que se girase bruscamente. En cuanto se giró vio a un hombre alto, de pelo corto, negro y de ojos marrones. Aparentaba tener entre cuarentena y cinco y cincuenta años. Vestía una camiseta de manga larga con un emblema y unos pantalones largos. La expresión de Mike cambio radicalmente al reconoces al hombre.
- ¿Papá? - dijo el joven casi sin creerselo.
En cuanto dijo eso, al hombre se le apuntó una pierna con un tajo limpio.
- ¡Papá! - grito Mike viendo cómo perdía muchísima sangre.
Sin pensárselo dos veces, el joven salió corriendo para ayudar a su padre, pero en cuanto llegó junto a él esté desapareció. Mike se quedó congelado en el sitio, miró hacia todos lados muy confuso y preocupado buscando a su padre. Pasados unos segundos se dio cuenta de algo, cerró los ojos y respiró profundamente.
- Es obra del bosque - se dijo a sí mismo para relajarse un poco. - Es todo una ilusión.
Cuando se relajó, se puso a pensar por qué el bosque le había mostrado eso. Estaba buscando una explicación cuando escuchó un aplauso pausado. Mike buscó con la mirada a la persona que estaba produciendo ese sonido y vio a lo lejos una figura que se acercaba lentamente hacia él.
- Vaya vaya - dijo una voz proveniente de la figura que se aproximaba a Mike. - Veo que aún no has terminado de superar lo que le pasó a tu padre. No será que sigues buscando venganza, ¿no?
Mike se quedó de piedra al reconocer la voz, esperando que no sea cierto. Cuando la figura se acercó lo suficiente, Mike pudo ver a un hombre un poco más alto que él. Sus ojos eran color verde azulado y su pelo de color bronce. Tenía el pelo repeinado y aparentaba tener la misma edad que su padre. Vestía con una camisa blanca un poco desaliñada, unos pantalones anchos y tenía un pañuelo negro anudado al antebrazo izquierdo. Mike se le quedó mirando sin ser capaz de gesticular una sola palabra, no se terminaba de creer que aquella persona fuese justamente él.
- Roger... - pudo decir Mike con un leve tono de rabia.
- El mismo - dijo Roger. - En carne y hueso.La tensión entre ambos aumentó en cuestión de instantes. Mike estaba en guardia, preparado para atacar en cualquier momento, mientras que Roger tenía las manos metidas en los bolsillos, se veía que estaba confiado.
- Hace años que no se sabe nada de ti - dijo Mike. - Qué haces aquí y por qué estás aquí ahora.
Roger se echó a reír.
- ¿No te alegras de verme? - dijo el hombre con un leve tono juguetón. - Que pena, yo que quería hacerme amigo tuyo y dejar el pasado atrás...
- Déjate de tonterías - dijo Mike un poco enfadado.
- Jo, que cortarrollos eres - dijo Roger.El silencio reinó la zona.
- Aún no me has respondido - dijo Mike rompiendo el silencio.
- ¿Te interesas por mí? - dijo Roger ilusionado. - Que bueno eres, mejor amigo.Mike se iba enfadando cada vez más. Roger, viendo la expresión de Mike, suspiró y dijo:
- Veo que la paciencia no es tu punto fuerte.
Mike se estaba empezando a desesperar con la actitud del hombre.
- Deja de vacilarme - dijo Mike.
- Pero es lo que hacen los mejores amigos - dijo Roger haciendo pucheros.Acto seguido respiró hondo y dijo:
- Bien, si tanto te preocupas por mí, te diré por qué he venido. Estoy aquí para poner en práctica la magia negra que he estado practicando y puliendo desde que me fui de esa estúpida casa.
- ¿El Bosque Perdido es tu sala de entrenamiento? - preguntó Mike.Roger se echó a reír.
- No, no, que va - dijo Roger. - Voy a poner en práctica mis hechizos destrozando la ciudad Hudisia y matando a todos sus habitantes.
- ¿¡Qué!? - dijo Mike sorprendido.
- ¿Te lo tengo que repetir? - preguntó Roger con un tono juguetón. - Ahora resulta que mi mejor amigo es sordo.Mike le miró fijamente y dijo:
- No te dejare que lo hagas.
- Si no me dejas, me daría mucha rabia - dijo Roger encogiéndose de hombros. - Porque me quitarían toda diversión.
- ¿Que te quitarían la diversión?¿Quiénes? - preguntó Mike.
- El resto de los demonios - respondió Roger. - Tenemos rodeada Hudisia y el Bosque Perdido, nadie puede escapar. Estamos esperando a que nuestro luchador estrella nos de la orden de atacar.Mike no daba crédito a lo que acababa de escuchar, ¿en qué momento habían rodeado el reino de las hadas y quién era su luchador estrella?
- ¿Quién es el luchador estrella que os dará la orden? - preguntó Mike dispuesto a buscarle en cuanto le dijese el nombre.
Roger sonrió y dijo:
- El Guardián de las aguas estrelladas.
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El Libro Encantado
FantasyEsta es la historia de Scott, un chaval con una vida normal... O eso creía él hasta que descubrió un libro que lo cambiaría todo. Se dará cuenta de su potencial y del secreto que hay detrás de el libro... O ¿tal vez no? Una gran guerra, la cual él d...