El grupo compuesto por Elisa y Laya se dirigió hacia el norte. Avanzaron unos pocos metros hasta que Elisa se frenó en seco.
- Laya, agárrate a mí.
La joven miró a Elisa un poco confusa, pero en seguida asintió y la agarró del brazo.
- Nos vamos a teletransportar ¿no?
Elisa asintió respondiendo a Laya. Instantes después, el iris de sus ojos se volvió rosa palo, con sus manos dibujó un círculo en el aire y dio una palmada. En un abrir y cerrar de ojos aparecieron en el norte de la ciudad. Rápidamente Laya abrió la mano y con la mano extendida movió la muñeca de un lado a otro lentamente. Poco a poco las fue cubriendo un manto de oscuridad que las volvió prácticamente invisibles.
- Bien, esto nos dará un poco de tiempo para ver el panorama y pensar en una estrategia - dijo Laya mirando a Elisa.
Elisa le devolvió la mirada un poco confusa.
- Qué tipo estrategia vamos a tomar si aquí las hadas están luchando por su supervivencia como pueden. Fíjate.
La joven señaló el campo de batalla y Laya se fijó en la situación actual del campo de batalla. Los demonios tenían al ejército de las hadas contra las cuerdas, los soldados iban cayendo uno a uno como moscas. Laya no pudo evitar ahogar un grito al ver aquella escena.
- ¿Lo ves? No hay que armar ninguna estrategia. Salgamos a ahí y ayudemos al ejército.
En cuanto terminó de hablar, Elisa puso una mano en el manto de oscuridad, al ver que no era sólido, lo atravesó y salió al exterior dando un gran salto. En el aire abrió su mano izquierda y sobre la palma se empezó a formar un pequeño portal. Lanzó el portal debajo de sus pies y este se hizo lo suficientemente grande como para que lo pudiese atravesar una persona cómodamente. Elisa cayó dentro del portal, pero justo antes de meterse dentro, con su mano derecha lanzó otro pequeño portar un poco más lejos de donde estaba, que también se expandió en el momento que llego al lugar fijado por la mirada de la joven. Elisa atravesó el portal que había bajo sus pies y reapareció en el portal que había ubicado un poco mas lejos. Repitió la acción numerosas veces de tal forma que se movia por el espacio rápidamente. Laya resopló viendo como Elisa se movía entre portales por el campo de batalla, deshizo el manto y juntó sus manos, entrelazando sus dedos. En el momento realizó dicha acción, se transformó en una sobra que cayó al suelo y se desplazó rápidamente por la superficie hasta que alcanzó a la joven. Mientras Elisa estaba en el aire, un demonio se le quedó fijamente, calculando la trayectoria de sus portales para atacarle en el momento que reapareciese, pero justo antes de que pudiera lanzarse al ataque, Laya apareció detrás de él recuperando su forma humana y, con la mano envuelta en luz, le dio un puñetazo en la cabeza dejándole inconsciente.
- Justo por esto no es bueno lanzase sin pensar - se quejó la joven.
Mientras tanto, Elisa avanzó hasta una pequeña zona donde había un numeroso grupo de demonios. Cuando estuvo sobre ellos, dejó de invocar portales y puso las manos de tal forma que parecía que estaba agarrando una pelota.
- Hechizo de espacio: vacío.
Entre sus manos apareció una bola de energía incolora que lanzó contra los demonios y en el momento que esta estuvo a la altura de sus vientres se expandió desintegrando al grupo entero y todo lo que había en su interior. La joven aterrizó en el centro del hueco del suelo que había formado su ataque, miró a su alrededor y se encontró con una mirada de desaprobación por parte de Laya.
- Ten más cuidado casi le matas a él también.
Elisa se fijó que Laya sostenía el cuerpo de un soldado inconsciente entre sus brazos.
- Lo siento - dijo Elisa mientras se rascaba el cuello un poco avergonzada. - Gracias por cubrirme.
Laya mantuvo la mirada durante unos segundos.
- Bueno, ahora mismo da igual, no tenemos tiempo para reprochar, agradecer o pedir perdón.
Elisa asintió, estaba de acuerdo con lo que acababa de decir Laya. En cuanto la joven le respondió con el movimiento de cabeza, Laya dejó el cuerpo con cuidado en el suelo y se acercó a Elisa para darle instrucciones.
- Separémonos, así podremos abarcar más terreno.
- Teniendos a las dos aquí juntas no voy a permitir que os separéis. Me habéis ahorrado el trabajo de buscaros.Las dos se giraron a la vez buscando a la persona que acababa de hablar y vieron a un humano de pelo negro, vestido con una camisa manchada y vaqueros.
- ¿Xenres? - dijo Laya sorprendida.
- ¡¿Quién?! - preguntó Elisa.
- Veo que me recuerdas Guardiana de la Luz Oscura. Estoy deseando matarte, a ver que cara se le queda al Guardián de los Fuegos Electrificados cuando le tire a sus pies tu cabeza.Xenres se rió escandalosamente. Laya y Elisa se pusieron en guardia, dispuestas a atacar al escuchar las palabras del hombre.
- Es uno de los cinco magos negros - respondió Laya a la pregunta de Elisa.
- Ya sé quién es, pero no me lo quiero creer - respondió Elisa un poco alterada.
- Tuvimos un encuentro cuando estabamos en el reino de los dioses - siguió hablando Laya. - Nos atacó para recuperar su marca.
- ¿Su qué? - preguntó Elisa confundida, debido a que la explicación de Laya le generaba más preguntas que respuestas.
- Da igual, te lo explico más tarde. Céntrate, él no es un oponente débil.Mientras decía esas palabras, la joven recordó la pelea entre Leo y Xenres. Leo, solo fue capaz de hacerle frente porque había adquirido la habilidad de un dios. Estaban en problemas. Xenres sonrió levemente al ver el miedo en los ojos de Laya y acto seguido se lanzó hacia ellas iniciando la pelea.
- Basta de cháchara, ¡os mataré! - gritó mientras se lanzaba hacia ellas.
Las chicas esquivaron el ataque saltando cada una hacia un lado pero el hombre logró agarrar a Laya del pie y la lanzó con fuerza contra el suelo. La joven gritó de dolor y se intentó levantar todo lo rápido que pudo para huir de él pero Xenres la pisó la espalda con fuerza provocando que Laya impactara de nuevo contra el suelo. Elisa fue rápidamente a socorrer a su amiga pero antes de que pudiese lanzar algún hechizo, el hombre la frenó agarrándola por la cara y la lanzó a varios metros de donde estaban ellos. En el momento que Xenres lanzó a Elisa, Laya logró juntar sus manos, se convirtió en una sombra y huyó del hombre deslizándose por la superficie de la tierra. Cuando estuvo lo suficientemente lejos de él, recuperó su forma humana y en décimas de segundo juntó sus manos y las separó. En el centro se sus palmas se empezó a formar una pequeña bola de oscuridad.
- Hechizo de oscuridad: agujero negro.
Acto seguido lanzó la bola contra Xenres. A medida que el hechizo se iba acercando al hombre, la bola aumentaba su velocidad y se iba haciendo cada vez más grande. Xenres dejó que el ataque impactara contra él. En el momento que la bola tocó al hombre, esta se hizo muy pequeñita, haciendo que el hombre se echara hacia delante debido al campo gravitatorio que se había generado alrededor de la pelota, para después explotar con fuerza. El hombre retrocedió unos pocos pasos y miró a Laya con una sonrisa.
- ¿Eso es todo?
La joven se quedó paralizada, ese hechizo no era de los más fuertes pero tampoco era débil. Justo en ese momento, apareció al lado de Laya un portal y de este salió Elisa.
- Vamos a tener que coordinarnos si queremos tener una mínima oportunidad.
Laya asintió ante las palabras de Elisa y ambas se pusieron en posición de ataque, dispuestas a atacar con todo. Los ojos de Elisa se tornaron de color rosa palo y los ojos de Laya se volvieron de color plateado. El hombre esbozó una sonrisa macabra.
- Ahora empieza lo bueno - dijo Xenres.
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El Libro Encantado
FantasyEsta es la historia de Scott, un chaval con una vida normal... O eso creía él hasta que descubrió un libro que lo cambiaría todo. Se dará cuenta de su potencial y del secreto que hay detrás de el libro... O ¿tal vez no? Una gran guerra, la cual él d...