69. Reencuentro

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Zarut respiró hondo, todas las hadas que había en el hall habían empezado a reunirse a su alrededor, atraídas por el jaleo que se estaba provocando. Observaban a los tres con miradas curiosas, queriendo saber qué estaba pasando.

- ¡Aquí no hay nada que ver cotillas de mierda!

Los gritos de Zarut, causados por el agobio de ver a tantas criaturas a su alrededor, los atraían más en vez de alejarlos que era lo que pretendía.

- O me mostráis quiénes sois u os marcháis - insistió el hada con un tono seco.

Scott se llevó las manos a la cabeza, no se le ocurría nada para salir de esa situación y Zarut estaba comenzando a desesperarse.

- Tranquilo, vamos a intentar explicárselo.

Zarut miró a Scott e hizo un gesto con la cabeza como si hubiese aprobado la idea del joven. Scott se dirigió al hada:

- Venimos del reino de los dioses, hemos llegado lo más rápido que hemos podido porque tenemos la corazonada de que este reino está en peligro.
- ¿Peligro?

Scott asintió.

- Los demonios planean atacar esta ciudad, Hidu...
- Hudisia - corrigió el hada al joven.
- Eso. Creemos que planean atacar Hudisia, no sabemos las razones ni cuando será el ataque pero debemos hablar con la Reina Hada para advertirle.

El hada se quedó pensativo durante unos segundos.

- Me acabas de decir que todo lo que me has contado se basa en creencias y  corazonadas ¿no?

Scott asintió un poco a regañadientes sabiendo por donde se iba a dirigir la respuesta del hada.

- Si solo son especulaciones no os puedo permitir pasar.

Zarut se desesperó.

- Es que no entiendes que estáis en peligro si es cierto lo que os estamos diciendo.
- Supongamos que es cierto - dijo el hada haciendo un gesto con la mano para indicar calma a Zarut. - Hudisia dispone del mejor ejército de hadas de todo el reino y si eres el Rey de las criaturas místicas, sabrás de sobra que nosotros, las hadas, somos usuarios de magia antigua.
- La magia antigua no siempre es poderosa - interrumpió Zarut.
- Pero la que maneja nuestro ejercito sí y también supongo que sabrás que disponemos de cinco almirantes, las cinco hadas más poderosas del reino, sin contar a la Reina Hada y su ejército personal, las Cuatro Hadas de la Corte.

Zarut le miró fijamente, toda esa información que estaba diciendo ya la sabía.

- Todo eso ya lo sabía.
- Entonces por qué sigues insistiendo en ver a la Reina Hada para avisarle de....

El hada no pudo acabar la frase, de repente en mitad del hall aparecieron dos chicas, una pelo rubio y otra de pelo castaño y un elfo de pelo delicado, largo y negro. Al lado del elfo había una persona que parecía estar inconsciente y al lado de la joven rubia había una burbuja en la que parecía estar encerrada un hada.

- ¡Ayuda!

El grito de la chica de pelo moreno atrajo la atención de todos los presentes, provocando que se giraran en su dirección.

- ¡Eli!, ¡Rory! - gritó Scott.

Las guardianas miraron en todas direcciones al escuchar sus nombres hasta que sus miradas se encontraron con la mirada de Scott.
Elisa y Rory echaron a correr hacia el joven sin creer los que estaban viendo, pero Elisa a mitad de camino cayó de rodillas al suelo, estaba agotada. Rory corrió hasta que estuvo a pocos metros de Scott, saltó sobre él con los brazos abiertos y ambos aterrizaron en el suelo.

- Qué alegría verte.

La joven no fue capaz de contener las lágrimas. Scott la abrazó con fuerza.

- Yo también me alegro de verte.

El abrazo duró unos segundos más. Después Rory se separó de Scott, se incorporó y le tendió la mano al joven para ayudarle a levantarse.

- ¡POR FAVOR, UN MÉDICO!

Vatar gritó todo lo fuerte que pudo al ver que su hechizo de congelación temporal iba perdiendo fuerza y el tiempo de Mike iba volviendo a la normalidad.

- ¿Quién es ese? - Scott se quedó mirando al elfo.
- Ese es Vatar, pero no hay tiempo de explicaciones, Mike se muere.

El rostro de Zarut y de Scott se volvió pálido al escuchar la respuesta de Rory. Scott dió un paso para ir a donde estaba Mike y se dio cuenta que había podido mover los pies, que Rory le tirase al suelo había roto el hechizo del hada. Sin pensárselo dos veces empujó a Zarut lo más fuerte que pudo, derrumbándolo. Cuando el Rey de las criaturas místicas se levantó furioso, dispuesto a pedirle una explicación a Scott, se dio cuenta también de que el hechizo se había roto. Se dirigió al hada y le dijo con voz potente:

- Por esta razón sigo insistiendo en ver a la Reina Hada.

En cuanto terminó la frase le asestó un potente puñetazo que le tiró al suelo. Toda la sala estaba alterada por todo lo que estaba sucediendo.

- ¡UN MÉDICO!

Vatar gritó de nuevo al ver que nadie le hacía caso. Zarut y Scott corrieron hasta donde estaban Vatar y Mike y la expresión en sus rostros cambió radicalmente al ver el estado del joven. Sin pensárselo dos veces Zarut comenzó a presionar la herida abierta y Scott aplicó frío sobre ella.

- Esto nos dará un poco de tiempo, aunque sea segundos.

Scott y Vatar asintieron a la vez ante las palabras de Zarut. Scott buscó a Rory con la mirada y la localizó un poco más atrás, ayudando a Elisa a levantarse del suelo. El joven se acercó hasta ellas y Elisa se dejó caer en sus brazos. Scott la abrazó con fuerza.

- Qué alegría que estéis bien.

Scott asintió sin decir nada y pasó el brazo de Elisa por detrás de su cuello, convirtiéndose en su punto de apoyo para ayudarla a caminar hasta donde estaba el resto.

- No puedo aguantar más tiempo el hechizo - murmuró Elisa cuando casi habían llegado.

La joven chasqueó los dedos y la burbuja se rompió. El hada que estaba inconsciente en su interior cayó al suelo como su fuese una muñeca de trapo.

- Tenemos que subir hasta el último piso - señaló Zarut el ascensor. - La Reina Hada nos puede ayudar.

Todos asintieron a la vez. Zarut con la ayuda de Vatar, movieron a Mike, Rory cogió del pie al hada y la arrastró hasta la puerta del ascensor y Scott y Elisa les siguieron con paso lento. Cuando el ascensor llegó al hall, sonó un leve tintineo y automáticamente las puertas se abrieron.

- ¡Fuera! - gritó Zarut a la gente que había dentro del ascensor.

Las criaturas salieron corriendo del lugar y cuando el ascensor estuvo completamente vacío se metieron todos. Scott fue a pulsar el botón del último piso pero se dio cuenta que se necesitaba una llave para accionar el botón.

- Mierda.

Todos miraron a Scott y este se quedo pensativo. De repente miró al frente como si se le acabara de ocurrir una solución.

- Aguantar un segundo.

Dicho eso salió corriendo y fue hasta donde estaba el hada que les había retenido al principio. Rebuscó en su bolsillos hasta que encontró un llavero con varias llaves en él.

- Te lo cojo prestado.
- ¡Eh!¡Ladrón!

Salió corriendo al ascensor, buscó la llave que más se parecía a la cerradura y la probó. Acto seguido las puertas se cerraron y el ascensor comenzó a subir a gran velocidad. En cuestión de minuto y medio llegaron al último piso.

- Hemos llegado - dijo Zarut mientras salían todos del ascensor.

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