Leo y Laya volvieron a su forma original para comenzar a caminar por el sendero. Scott se quedó parado en el sitio, viendo como el resto del grupo iniciaba la marcha por el sendero.
- Qué es lo que acaba de pasar - dijo Scott.
Leo y Laya se frenaron y se giraron para mirarle.
- Nos hemos transformado en un nuestra forma guardián - dijo Leo.
- ¿A sí? Dime algo que no haya visto - le reprochó Scott.
- Relajate. No entiendo a qué viene esa reacción.
- Soy un Guardián y no tenía ni la menor idea de que podía hacer eso.
- Todo a su debido tiempo - dijo Laya. - Lo primero que necesitabas era aprender a usar la magia para poder controlar tu poder, no saber de todo lo que eras capaz. Tú eres el que descubre tu propio límite de poder, de lo que eres capaz y de lo que no. No te precipites a la hora de aprender o no asentarás adecuadamente lo que es básico y eso acarreará graves consecuencias.
- La forma guardián es la representación física de tu alma, despierta tus sentidos y potencia tu nivel mágico. Sin saber utilizar la magia, no podíamos enseñarte a adquirir tu forma guardián - dijo Leo.Scott asintió sin decir nada, se unió a ellos y siguieron caminando en dirección a las escaleras doradas. Cuando empezaron a subir las escaleras, Scott vio al final de ellas una luz resplandeciente. A cada peldaño que subían más difícil era mantener los ojos abiertos. Cuando llegaron al último peldaño la luz era tan intensa que obligó a Scott a cerrar los ojos. Pasaron unos segundos, en el momento que notó que la intensidad de la luz disminuía, comenzó, a abrir los ojos pausadamente. Lo que vio le dejó sin palabras, parecía que estaban sobre una nube blanca, pero el suelo que pisaban era bastante sólido, no parecía que se fuesen a caer de ahí. Llegaron a una zona residencial, Scott se quedó maravillado al ver la sensación de vida que desprendía aquel lugar. Los ángeles sobrevolaban las casas blancas, caminaban por la calles, algunos iban solos y otros iban acompañados. El grupo divisó a lo lejos, pasada la zona residencial, una puerta de oro.
- Hay que ir hasta ahí - dijo Zarut. - Al otro lado de la puerta se encuentra el Rey Dios.
El resto del grupo asintió y se pusieron en marcha. En el momento que pasaban por una calle, los ángeles de la zona se les quedaban mirando, parecían extrañados.
- ¿Por qué nos miran de ese modo? - dijo Scott algo incómodo.
- Las demás razas no suelen pisar el reino de los dioses a menos que sea de extrema necesidad - empezó a explicar Zarut. - Son una raza muy orgullosa. El Rey Dios no impide a nadie del reino irse a vivir a otro lado si quieren, pero prefiere que dentro del él solo haya gente perteneciente a la raza de los dioses.Scott miró a Leo y a Laya. Laya asintió, dándole la razón a Zarut, pero Leo ni siquiera se giró para mirar a Scott, estaba mirando al frente con una expresión muy seria. Scott no dijo nada. Pasado un rato, llegaron a la puerta dorada.
- Desde lejos parecía más pequeña - dijo Scott impresionado, mientras alzaba la mirada.
Acto seguido, la puerta comenzó a abrirse sola, provocando que Laya y Scott dieran un salto debido al susto que se habían dado, Zarut y Leo permanecieron firmes, mirando como se abría. Cuando la puerta se abrió del todo, Zarut dijo:
- Entremos.
En cuanto atravesaron la puerta, vieron que la otro lado había una gran llanura llena de edificaciones que tenían la misma estructura que los templos griegos. Uno de los templos destacaba por ser más grande que los demás.
- Esta es la residencia de los dioses - dijo Zarut. - Ese templo más grande que el resto es donde está el Rey Dios. Vamos.
- Veo que sabes mucho sobre este sitio - dijo Laya.
- Soy un rey, debido a actos diplomáticos, he venido aquí más de una vez.Dicho eso, caminaron hasta llegar al templo donde Zarut decía que estaba el Rey Dios. Subieron unos pocos escalones y entraron dentro. Atravesaron un largo pasillo hasta llegar a una gran sala decorada con columnas de mármol y una alfombra verde y dorada. Al fondo de la sala, había un trono donde se encontraba sentado un hombre de ojos verdes y pelo blanco como la nieve, con una corona de laurel dorado sobre su cabeza. Vestía con una túnica griega y sandalias marrones. A cada lado del trono, había un ángel mirando al frente con una lanza en la mano.
- Sabéis que entrar sin permiso a una vivienda, se puede considerar allanamiento de morada ¿no? - dijo el hombre sentado en el trono.
Acto seguido, hizo un gesto con la mano, los dos ángeles hicieron una mini reverencia y abandonaron la sala.
- Creo que lo voy a dejar pasar por esta vez - dijo el hombre.
- Rey Dios... - empezó a decir Zarut.
- Déjate de tonterías vejestorio, que tenemos prisa- cortó Leo a Zarut.Scott notó un poco de rabia en el tono de Leo.
- Yo también me alegro de volver a verte, sobrino - dijo el Rey Dios. - Ya estaba avisado de que tres guardianes y el Rey de las Criaturas Místicas iban a llegar, pero ¿cuál es el motivo de vuestra visita?
- ¿Sobrino? - dijeron Zarut, Laya y Scott al mismo tiempo, mientras miraban a Leo.Leo se mantuvo callado, sin dejar de mirar al Rey Dios. Zarut dejó esas dudas aparte por el momento y dijo:
- Venimos a pedirte refuerzos, Rey Dios
- ¿Refuerzos? - dijo el Rey Dios.
- Hace poco, los demonios atacaron mi reino, pero los dragones les derrotaron. Me han contado que cuando se estaban yendo dijeron que iban a atacar el reino de las hadas.
- ¿Y?
- Pues que necesitamos tu ayuda. Manda algunas tropas al reino de las hadas para frenar su ataque.
- No.
- ¿No?
- No, las hadas son muy listas, pueden defenderse solas.Se produjo un silencio.
- Tengo la corazonada de que el ataque va a ser a gran escala, porque hay algo que se nos escapa en todo esto. Se me ha olvidado comentar que las tropas que atacaron mi reino estaba dirigidas por Roger - dijo Zarut.
- Guau, que sorpresa escuchar de nuevo su nombre - dijo el Rey Dios. - Pero no voy a hacer que mis tropas gasten energía en ir y venir por una corazonada.Zarut apretó los dientes frustrado.
- Por favor Rey Dios, el resto de los guardianes han ido a avisar a la Reina Hada para que se prepare para el ataque, tu ayuda nos vendría genial - dijo Laya.
- Vale, fenomenal, con vuestra ayuda basta y sobra - dijo el Rey Dios tajantemente.Scott miró de reojo a Leo, tenía los puños apretados y su mirada estaba llena de odio.
- Qué no entiendes de necesitamos tu ayuda - dijo Leo enfadado. - Deja tu maldita arrogancia a un lado.
El Rey Dios sonrió y dijo:
- Vaya, tú pidiendo ayuda, como cambian los tiempos ¿eh? Por hoy mi respuesta es esta. Os prepararé una habitaciones para que podáis pasar la noche aquí, por una vez que mi sobrino viene, quiero que tengáis la mejor estancia posible. Ya hablaremos mañana.
Dicho eso, se levantó del trono y se fue de la sala con una sonrisa.

ESTÁS LEYENDO
El Libro Encantado
FantasíaEsta es la historia de Scott, un chaval con una vida normal... O eso creía él hasta que descubrió un libro que lo cambiaría todo. Se dará cuenta de su potencial y del secreto que hay detrás de el libro... O ¿tal vez no? Una gran guerra, la cual él d...