El Libro Encantado

66. Mus Volans

El viento generado por la velocidad a la que volaban los mus volans impactaba con fuerza en la cara de sus jinetes. Estaban tan concentrados en lo que se podía avecinar que no eran conscientes de cuánto tiempo llevaban volando. Leo y Laya se agarraron con fuerza a sus respectivos mus volans, se sentían frustrados y enfadados por no haber hecho nada cuando Scott y Zarut se cayeron de su montura.

- ¿Por qué no hemos frenado en ese momento? - dijo Leo gritando para que se le escuchase.
- Te lo repito - dijo Luxus. - Toda ayuda ahora mismo es necesaria. El propio Zarut nos frenó diciendo que no había tiempo, tenemos que darnos toda la prisa posible.

Se produjo un breve silencio.

- Pero no sabemos si están bien o no - insistió Leo.
- Son Scott y Zarut, sabes perfectamente que van a estar bien - dijo Luxus. - Y si no vas a ser capaz de confiar en tus compañeros da media vuelta y vete.

Leo apretó la mandíbula con fuerza. Luxus tenía razón. Se había dejado llevar por la preocupación, había olvidado que Scott era muy capaz de defenderse él solo y además estaba acompañado de Zarut, el Rey de las criaturas místicas. El joven miró a Laya, esta estaba con la cabeza gacha, parecía sentirse avergonzada por el mismo motivo que Leo. Laya miró a Leo, mantuvieron la mirada durante varios segundos y asintieron a la vez como si acabasen de formar un pacto de que iban a confiar plenamente en sus amigos.

- ¿Cuánto tiempo queda hasta Hudisia? - preguntó Rita cambiado de tema.

Luxus miró al horizonte, como si estuviese buscando allí la respuesta.

- Haciendo cálculos, nos debe quedar más de medio día aproximadamente - respondió Luxus.
- ¿Vamos a llegar a tiempo? - dijo Rita seria.
-Sinceramente, no lo sé - respondió Luxus.

Se produjo un silencio intenso, Rita pudo sentir la preocupación y la tensión de Luxus al no saber con seguridad lo que podría suceder.

- Seguro que ellos también están bien - alentó Rita.

Luxus miró a la joven con una mirada de agradecimiento al percibir sus intenciones.
A medida que avanzaba el tiempo, la tensión también aumentaba, hasta que sobrevolando el reino de los gnomos notaron una energía mágica desmesurada provocando un intenso sentimiento de preocupación y miedo en todos.

- Preparaos - dijo Luxus. - Esto no pinta nada bien.

Los jóvenes miraron a Luxus, tenía la mandíbula apretada, la mirada seria y su cuerpo transmitía una sensación de tensión y de que estaba preparado para pelear en cualquier momento. Los jóvenes se estremecieron al ver a Luxus en ese estado e inconscientemente se prepararon para lo peor.

- Esto no pinta nada bien - repitió Leo las palabras de Luxus.

El joven se agarró con más fuerza a su mus volans mientras decía esas palabras. Al igual que todos, había sentido esa enorme cantidad de energía y era consciente de que algo no andaba bien.
Laya se intentó mantener firme, pero notaba como sus manos temblaban, como sus piernas temblaban, como ella temblaba de miedo al imaginarse que lo que sea que les esperase al llegar, no iba a ser nada bueno. Pensaba en Mike, Elisa, Rory, Inés y Jack mientras rezaba a cualquier dios: griego, romano, nórdico, egipcio..., rogando que todos estuviesen sanos y salvos.
Rita, mientras tanto, movía los puños en círculos, era la única que estaba calentando las extremidades, preparándose para luchar. Leo miró extrañado a Rita, pensaba que ella venía como una suport, es decir una chica de apoyo que se encargaría de las personas que saliesen heridas en la batalla, era cierto que toda ayuda es bienvenida pero solo le había visto utilizar hechizos de curación, nunca le había visto pelear.

- ¿Te crees que solo sé curar pupas y huesos rotos? – dijo Rita mirando a Leo.
- Yo no he dicho nada – desvió Leo la mirada.
- Tu mirada no me ha expresado lo mismo.

Leo se mantuvo en silencio.

- Te aseguro que, aunque me hayas visto siempre curando heridas y estados de congelación, parálisis..., soy de la élite. Soy la comandante de las tropas curanderas del ejército de Lepirth.
- ¿El ejército de la capital? – se sorprendió Leo.

Rita asintió, Leo estaba bastante sorprendido al escuchar la noticia. Se quedó unos segundos mirando a la joven y después pasó a mirar al frente.

- Es más, me resulta extraño que tú viviendo allí no lo sepas - añadió Rita.

El joven se rascó la parte de atrás de la cabeza algo avergonzado.

- Los Guardianes pertenecemos a otro grupo dentro del ejército, somos los últimos a los que llaman cuando hay algún problema. Mientras tanto realizamos misiones como cualquier mago dentro de un gremio.
- Lo sé, solo que vuestras misiones son de clase Élit, soy una de las primeras personas a las que acudís cuándo tenéis alguna herida grave - se rió Rita.
- Tienes razón - admitió Leo al ver que con la explicación que estaba dando solo la cagaba aún más. - Pues quiero ver de lo que eres capaz.

Rita asintió.

- Si demuestro que te sé seguir el ritmo en la batalla me recomiendas para unirme al grupo de los Guardianes, no quiero ser solo la curandera.

Leo miró a Rita sorprendido, era una de las pocas veces que había tenido una conversación con Rita más allá de un "qué tal", pero era la primera vez que le había mostrado sus ambiciones o sueños.

- ¿Es una apuesta? - preguntó Leo con un leve tono juguetón a la par que desafiante.
- Es una apuesta - afirmó Rita con un leve brillo en sus ojos.

Ambos jóvenes asintieron a la vez mientras se miraban fijamente a los ojos. Luxus les observaba, no era capaz de escuchar lo que decían pero sonrió levemente al ver su actitud, un poco de energía positiva no venía mal sabiendo que lo próximo que sucederá no tenía pinta de ser bueno. Se fijó en Laya, se notaba que estaba asustada.

- Laya, respira y relájate, no entres en zona peligrosa con esa actitud porque te puede jugar una mala pasada, intenta permanecer lo más tranquila posible - gritó Luxus a Laya para que la escuchase.
- Es sencillo para ti decir eso Luxus, no soy tan fuerte como tú.
- Eres muy fuerte Laya, sabes manejar a la perfección tu elemento, no hay nadie que pueda derrotarte cuando se trata de conjurar a la luz o a la oscuridad.

Laya sonrió levemente al escuchar esas palabras de ánimo por parte de Luxus, pero su sonrisa se borró al instante al ver el paisaje que se extendía ante sus ojos.

- Luxus... - tartamudeó la joven.
- Sí, lo estoy viendo.
- ¿Qué ha pasado aquí? - preguntó Rita pálida sabiendo que nadie iba a responderla.
- Preparaos - dijo Leo.

Delante de ellos había un bosque enorme formando un círculo alrededor de una gran ciudad, ciudades más pequeñitas y pueblos muy pequeños. El bosque se veía muy frondoso y se podía observar una linea negra que rodeaba el círculo interior del bosque.

- Dime que ese no es el Bosque Perdido - dijo Rita sin poder creerselo.
- Me temo que sí - respondió Luxus.
- Jamás hubiese creído que vería el Bosque de esta forma, en una situación normal, el reino entero estaría cubierto de una niebla espesa, sería imposible atravesarlo desde arriba, ¿me equivoco?

Todos negaron con la cabeza, dándole la razón a la joven.

- Se necesita una cantidad desmesurada de energía mágica para poder arrebatarle la niebla protectora al Bosque Perdido, todo apunta a que ha sido la energía que hemos detectado antes, pero quién es la criatura que ha provocado esto - dijo Luxus.
- La línea negra que rodea Hudisia, ¿qué es? - preguntó Leo entornando los ojos para intentar ver con claridad.

Hubo un breve silencio donde todos se concentraron y forzaron la vista para ver lo que Leo acababa de preguntar. Laya ahogó un grito al detectar lo que era realmente.

- ¡Son demonios!
- Aterricemos de inmediato en Hudisia y preparaos para la batalla - ordenó Luxus.

Los jóvenes asintieron y se agarraron con fuerza a su montura mientras esta se preparaba para aterrizar. Una cruel batalla estaba a punto de dar comienzo.