El Libro Encantado

10. El Reino

Iba caminando por la calle, estaba anocheciendo, acababa de salir de casa de su amigo Jack. Iba sumido en sus pensamientos cuando llegó al cruce previo para llegar a su casa. Miró al frente y vio al otro lado a una señora mayor con la cabeza gacha.

- No me jodas - dijo Scott.

Miró a la carretera y vio acercarse a lo lejos un camión a toda velocidad. Sin pensárselo dos veces salió corriendo para frenar a la señora antes de que le atropellase el camión, como había vivido con anterioridad.
Llegó al otro lado del cruce a tiempo y agarró a la señora para que no cruzase. Cuando el camión estaba a escasos metros del paso de cebra, la señora levantó la cabeza y mirando a Scott dijo:

- No todo es lo que parece.

La cabeza de Scott se llenó de pensamientos fugaces: "Pero sí he salvado a la señora, ¿Qué me quiere decir con esa frase?¿Todo lo que vivido era un sueño?¿Un sueño premonitorio?¿Por qué me dice eso?". Scott, saliendo de sus pensamientos, miró a la señora a los ojos y dijo:

- Qué quieres decir con eso.

Acto seguido, la expresión de la señora cambió, en su cara se dibujó una sonrisa malévola. Sin apartar la mirada de los ojos de Scott dijo:

- Pronto verás a tu amigo.

Scott la miró sorprendido. "¿Jack?" pensó. De repente una estruendosa bocina sonó cerca de él obligándole a mirar de donde provenía el ruido y provocando que se quedase congelado en el sitio, aterrorizado. El camión estaba a escasos centímetros de él, sabía que no le daba tiempo a gritar, sabía que no le daba tiempo a correr, solo cerró los ojos y esperó el fuerte impacto que sabía que iba a recibir.

Scott se despertó sobresaltado, estaba hiperventilando. Empezó a palpar todo su cuerpo para cerciorarse de que seguía vivo, cuando terminó se llevó la mano al pecho y respiró aliviado. Cerró los ojos, notaba cómo su corazón latía muy rápido, respiró profundamente y se intentó relajar. "¿Qué ha pasado?" Pensó, "¿qué es El Círculo?¿Me han llamado legítimo Guardián?¿Yo?¿Por qué estaba ahí el Rey Demonio?¿Era todo un sueño?". Las dudas invadían su cabeza, estaba muy confuso, ya le estaba costando bastante asimilar todo lo que estaba pasando, para que ahora le confundan aún más. Se intentó convencer de que todo había sido un mal sueño.

Abrió los ojos y miró a su alrededor, se encontraba en una habitación amplia, estaba sentado en una cama, las sábanas estaban arrugadas a los pies de la cama y la almohada estaba tirada en el suelo. A la derecha de la cama en la que se encontraba, a pocos metros, había una puerta de cristal que daba a una terraza bastante grande y a su izquierda había otra cama casi pegada a la pared, en medio del espacio de separación de las dos camas había una mesita de noche. En frente de él había una estantería llena de libros y dos armarios pegados a la pared, los armarios estaban separados por la estantería.

Se sentó en el borde de la cama y se llevó la mano a la cabeza, estaba algo mareado.

- ¿Dónde estoy? y ¿qué ha pasado? - se dijo para sí mismo.

Intentó hacer memoria y a los pocos segundos recordó todo lo sucedido, la pelea que habían tenido y el estado de gravedad en el que de encontraba Mike. Preocupado se levantó de la cama y salió por la puerta de la habitación. Salió a un pasillo, miró a todos lados buscando a su amigo, el pasillo era largo y algo ancho, a un lado estaban las puertas de las habitaciones y el otro lado era un balcón de columnas que se extendía por todo el pasillo. Miró al balcón, se fijó en que no existía frontera entre pasillo y balcón, se asomó a este esperando encontrar a alguien a quien preguntar. Al asomarse vio que se encontraba en un segundo piso, miró hacia abajo y vio un patio gigantesco, el patio terminaba en una valla que hacía de frontera con un bosque que se extendía casi hasta el horizonte, este terminaba justo en la falda de una montaña que se alzaba majestuosamente, impidiendo ver que hay más allá. Al ver que no había nadie abajo, se separó del balcón y miró a ambos lados del pasillo, se fijó que al final del pasillo había unas escaleras, sin pensárselo dos veces bajó por ellas. Bajó dos pequeñas hileras de escalones y llegó a la siguiente planta, se dio cuenta de que los escalones continuaban bajando otro piso, pero decidió quedarse a inspeccionar el piso al que acababa de llegar. Cuando alzó la mirada se quedó sin aliento, era una sala enorme, era una especie de salón, comedor y cocina, las fronteras no estaban claras. La pared que daba al patio gigante era entera de cristal, el suelo era de mármol y la otra pared tenía ventanas bastante grandes, las ventanas se podían abrir de tal manera que servían como puertas para acceder a la terraza que había fuera. Había una mesa de comedor que se encontraba a la izquierda de las escaleras, al fondo se encontraban el "salón" y la "cocina", los sofás estaban situados cerca de la pared de cristal, estaban dispuestos en forma de U y había una televisión atornillada a la pared del fondo. El fregadero, la vitrocerámica, la mesa para comer, etc se encontraban en la pared de las ventanas grandes.

De pronto, escuchó dos voces que provenían de la terraza.

- Eli, ya te he dicho que estoy bien, no sé cómo pero estoy recuperado del todo. - dijo un chico.
- ¡Mike! La cuestión no es si estás bien o mal, hay que llevarte a un médico a que te mire el hombro, el Maestro dijo que te lo habían agujereado. - dijo la chica que había sido nombrada como Eli.

"¿Ha dicho Mike?" Pensó Scott mientas se acercaba a la terraza. Cuando llego a la ventana abierta, se asomó a la terraza y vio a su amigo de espaldas apoyado en una valla de cristal no muy alta, que servía a modo de barrera para que nadie se cayese. Al lado de Mike había una chica de pelo largo y rubio, tenía los ojos azules y la cara llena de pecas. La chica se percató de que alguien les estaba observando y se giró para descubrir quién era.

- ¿Quién eres tú? - dijo la chica.

Acto seguido Mike se incorporó y se giró para ver a quién le había preguntado.

- ¡Scott! - dijo Mike sorprendido. - Has despertado.
- ¿Scott? - preguntó la chica. - ¿El nieto del Maestro?
- S-sí - respondió Scott algo tímido.
- No seas tímido - dijo Mike. - Pasa.

Scott atravesó la ventana y se acercó hasta ellos mientras observaba la terraza. La terraza era amplia y tenía una forma rectangular, había una mesa redonda pequeña con cuatro sillas a su alrededor y también había dos macetas con una planta en cada una de ellas, situadas cada una en una de las esquinas que daban hacia fuera. La valla de cristal que delimitaba la terraza le llegaba hasta el costado. La terraza daba a una ciudad.

- Ella es Elisa - dijo Mike mientras ponía una mano en el hombro de la chica. - También es un Guardián.
- Encantada - dijo Elisa con una sonrisa. - Soy la Guardiana de la mente espacio-temporal, creo que no hace falta que te explique cuáles son mis poderes - se rió, se acercó a Scott y susurró.- Los primeros guardianes no fueron muy originales.

Scott soltó una pequeña risita al escuchar el comentario de Elisa.

- Perdona por ser tan directa Scott, pero ¿qué haces aquí? ¿Al Maestro se le ha antojado traer aquí a su nieto de vacaciones? - preguntó Elisa.

Hubo un silencio incómodo, de repente Elisa se sorprendió y Scott y Mike la miraron muy extrañados.

- Espera, espera ¿has dicho que yo "también" soy un Guardián? - dijo Elisa mirando a Mike.
Señaló a Scott y sin apartar la mirada de Mike dijo:
- ¿Él es otro Guardián?

Mike asintió.

- Ay, madre mia, esto es un problema - dijo Elisa mientras se llevaba las manos a la cabeza nerviosa. - ¿Quién ha muerto? Hace tiempo que no veo a Laya, espero que esté bien...
- Tranquila - la cortó Mike. - Nadie ha muerto que yo sepa.
- Entonces, ¿qué Guardián eres? - dijo Elisa mirando a Scott.
- Soy el guardián de hielo... ¿de los vientos? No me acuerdo muy bien del nombre - dijo Scott.

La cara de Elisa no podía expresar todo el asombro que sentía.

- E-e-el Gu-Guardián de los hielos huracanados - dijo Elisa con voz temblorosa.
- Sí, ese era el nombre - dijo Scott. - Y no estoy aquí porque mi abuelo quiera, Mike y mi abuelo me trajeron aquí porque....

La expresión de Scott cambió completamente.

- Oh no, ¡Jack! - dijo Scott alterado. - Tenemos que encontrarle.