64. Capital remoldana

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Scott y Zarut siguieron a Yanet durante varias horas por todo tipo de paisajes: bosques frondosos, montañas escarpadas, paisajes nevados....

- ¿Cómo una isla tan pequeña puede puede tener tantos tipos de ecosistemas? - preguntó Scott a Zarut mientras caminaban sin descanso.
- Explicado en pocas palabras, es una isla mágica - respondió Zarut.
- ¿Mágica? - preguntó Scott de nuevo.

Zarut asintió y dijo:

- No es una isla mágica creada artificialmente, es totalmente natural - respondió Zarut. - Hace millones de años, la magia se fue acumulando en el pico de la montaña sobre el que está la isla, poco a poco la magia fue tomando forma y formó el terreno sobre el que estamos. Pero la magia en estado puro es muy impredecible, por lo tanto el resultado también es impredecible. Desde fuera parece una isla de roca gigante, pero, una vez dentro, el terreno se extiende hasta donde alcanza la vista, con multitudes de paisajes e incluso distintas razas de remoldanes.

Scott asintió sorprendido y desvío la mirada a la vez que se sumía en sus pensamientos, estaba analizando y asumiendo lo que le acababa de contar Zarut. Por mucho tiempo que pasase en aquel lugar que parecía de cuento y se intentara acostumbrar a él, no iba a poder dejar de sorprenderse por todo.

- ¿Habéis dejado ya la clase de historia? - dijo Yanet mientras se giraba para mirarles.
- ¿Algún problema? - dijo Zarut levantando una ceja.
- No, ninguno - respondió rápidamente Yanet. - Es solo que ya hemos llegado. Estamos en la capital remoldana.

Dicho eso los tres frenaron la marcha. Scott alzó la vista y se quedó atónito. Una ciudad gigantesca se extendía ante sus ojos. La ciudad estaba llena de rascacielos. Scott, observando la forma de los edificios y como eran, dedujo que la raza remoldán debía tener una tecnología increíblemente avanzada. Yanet se echó a reír al ver la cara de Scott. La remoldán se calmó y se adentró en la ciudad. En cuanto Yanet comenzó a caminar, Scott y Zarut la siguieron.
Cuanto más se adentraban en la ciudad, Scott estaba cada vez más sorprendido a la vez que fascinado. Había supuesto que tenían una tecnología avanzada, pero no se imaginaba que estaban a un nivel completamente distinto. Los edificios tenían anuncios de bebidas, comidas, productos..., se sentía como en el Times Square en Nueva York, pero los anuncios en vez de verse en pantallas, eran hologramas muy realistas. La carretera y las aceras estaban al mismo nivel, solo las separaba una línea de luz de color amarilla. Scott se acercó hasta la línea e intentó avanzar hacia la carretera pero fue frenado por una especie de barrera que emitía la línea de luz. Se fijó en la carretera y observó que los coches no se apoyaban en la calzada, flotaban. Se movían mediante levitación magnética. De repente sintió como alguien le agarraba del hombro. Se giró rápidamente y se encontró con la mirada de Zarut.

- Vamos, no te distraigas que te puedes perder - dijo Zarut.

Scott volvió a la realidad y asintió. Siguieron caminando durante varios minutos y Zarut, viendo la expresión del joven, resopló cariñosamente y dijo:

- Por tu expresión veo que tienes varias preguntas.

Scott asintió y dijo:

- No me esperaba este tipo de ciudad en este lugar. Tiene un estilo muy futurista.
- ¿Futurista? - preguntó Zarut.
- Si - dijo Scott. - Es un tipo de estilo de mi ciudad, nuestra tecnología es muy primitiva comparada con esto. En un futuro se quiere llegar a este nivel, por eso es un estilo futurista.
- Aaahh, ya veo - dijo Zarut entendiendo lo que quería decir Scott. - Los remoldanes se caracterizan por varias cosas y una de las principales es por su magia especializada en las tecnologías. Es la raza más avanzada de todo el mundo podría decir.

A Scott le brillaban los ojos, Zarut le miró con una expresión de cariño. Después de varios minutos Yanet se frenó y se giró para mirar a Scott y a Zarut.

- Aquí es donde se encuentra su majestad, el Rey Remoldán - dijo la remoldán.

Detrás de ella había una puerta que era la entrada de un rascacielos. Parecía ser el rascacielos más alto de la ciudad.

- Que creído se lo tiene este cabrón - dijo Zarut entre dientes mientras miraba a lo más alto del edificio.

Los tres entraron al edificio y se pararon en frente de un cilindro hueco de cristal que se abrió por la mitad en cuanto el sensor de movimiento que tenía equipado detectó movimiento cerca de él. Yanet extendió el brazo invitándoles a pasar a ellos primero. Scott y Zarut aceptaron su invitación y pasaron. Cuando los tres estuvieron dentro del cilindro, Yanet pulsó el cristal y un círculo azul se iluminó en la zona seleccionada. Acto seguido aparecieron en otro lugar. Scott salió del cilindro de cristal, se acercó a la pared de cristal que había al lado del cilindro y se dio cuenta de que se encontraban en el último piso del rascacielos.

- ¿Teletransportación? - se preguntó a sí mismo Scott.
- Si - respondió Yanet que había escuchado al joven. - Pero no ha sido mágica, ha sido gracias a la tecnología.
- ¿Habéis conseguido avanzar hasta poder teletransportar personas sin utilizar magia? - preguntó Scott fascinado.

Yanet asintió orgullosa y dijo:

- Y no solo eso, hemos conseguido muchas más cosas como....
- Bueno, basta ya de charlas - dijo Zarut cortando a la remoldán. - Dónde está el Rey Remoldán.

La remoldán le miró con odio y dijo:

- Tras esa puerta.

Acto seguido señaló una gran puerta de cristal verdoso que había detrás de ellos.

- Bien, pues entremos - dijo Zarut mientras abría la puerta.

Cuando Zarut abrió la puerta, los tres pasaron a la siguiente sala. Esta era muy grande. Las paredes eran de cristal. Se podía ver toda la ciudad a través de ellas. Había dos sofás blancos como la nieve a cada extremo de la sala y en el centro había un jacuzzi. A un lado del jacuzzi había algo parecido a una televisión gigante y el techo estaba decorado con lámparas de cristal.

- Que lujoso - dijo Scott sin pensar.
- Gracias - se oyó una voz al fondo de la sala.

Zarut y Scott buscaron con la mirada a la persona que había hablado y vieron a un hombre corpulento de pelo color amarillo anaranjado, peinado hacia atrás, ojos color morado y de su frente salían dos pequeños cuernos. Estaba vestido con un chándal ajustado de color gris. El chándal estaba tan ajustado que se le notaban todos los músculos del cuerpo.

- No es necesario lucir tanto músculo Rey Remoldán - dijo Zarut con una expresión de disgusto.
- ¿Tienes envidia Rey de las criaturas místicas? - dijo el Rey Remoldán.
- Que va, envidia no tengo, en cuanto a marcar músculos seguro que te vapuleo, es solo que luces demasiado músculo - dijo mientras le señalaba la entrepierna.

El Rey Remoldán bajó la mirada y se dio cuenta de que el chándal que llevaba le marcaba demasiado el miembro viril. Automáticamente, el Rey Remoldán de dio media vuelta y aclarándose la voz dijo:

- Mis disculpas, ahora me pongo algo más apropiado.

Una pared blanca salió del suelo tapándole completamente y fuera de la sala aparecieron dos robots que entraron a toda velocidad y le cambiaron de pantalones. Mientras los robot cambiaban al Rey Remoldán, Scott se acercó a Zarut y dijo:

- ¿Qué pasa con este tío?
- Es demasiado presumido, es un dictador que le encanta lucir sus bienes y hacer saber que tiene mucho poder - respondió Zarut.

Scott puso una mueca de disgusto. A los pocos segundos el Rey Remoldán terminó de cambiarse y ponerse unos pantalones más holgados, la pared blanca que había salido del suelo volvió a su sitio.

- Bueno, bueno ¿qué os trae por aquí? - dijo el Rey Remoldán mientras echaba a los robots de la sala con un gesto. - Aunque os conozca seguís siendo gente ilegal en el reino remoldán.
- Estamos aquí porque tú querida almirante general ha matado a nuestros mus volans que nos iban a hacer el favor de llevarnos hasta el reino de las hadas - dijo Zarut mientras señalaba a Yanet. - Donde van a atacar los demonios en cualquier momento.

La expresión del Rey Remoldán cambió por completo la escuchar las palabras de Zarut. Dicha expresión provocó que Scott y Zarut se pusieran en guardia.

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