74. Caos

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Todos se metieron a la vez en el ascensor, este era grande pero aún así sentían que tenían poco espacio. Mientras bajaban el único sonido que se escuchaba era el del ascensor descendiendo.

- Qué tenso estaba todo ahí arriba ¿no? - dijo Mike rompiendo el silencio.

Acto seguido se escuchó un suspiro colectivo de alivio porque debido a la situación anterior nadie se atrevía a decir nada.

- Los tienes bien puestos ¿eh? - dijo Leo dando una palmada a Scott en la espalda.

Scott no respondió, tenía la mirada perdida. Leo y Mike intercambiaron varios gestos con la cabeza, sabían que Scott no iba a obedecer del todo a Luxus y no se podían permitir ser uno menos en los lugares a donde les había enviado el mago supremo, mucho menos siendo el ataque en todas direcciones.

- Yo jamás me habría atrevido a responderle cuando se pone así - dijo Elisa mientras se hacía una coleta.
- Hemos llegado, ¿tenemos claro cuales son nuestras posiciones? - interrumpió Zarut cuando el ascensor estaba a punto de pararse.
- ¡Sí! - gritaron todos.

En el momento que se abrieron las puertas, Zarut agarró a Scott por el hombro y le dió un leve tirón para acercarlo hacia él.

- No cometas ninguna tontería, tus actos egoístas pueden costarle la vida a alguien y no queremos perder a nadie más.

Scott bajó la mirada, no tenía nada que decir. Solo sentía rabia e impotencia.
El hall del edificio estaba lleno, debido a la batalla que se estaba librando en el exterior los ciudadanos buscaban refugio donde podían. La gente seguía entrando desesperada sin importar el aforo del lugar.

- Esto es un caos - murmuró Rory.

Intentaron abrirse paso entre la multitud pero les era imposible avanzar sin retroceder antes. El miedo reinaba el lugar, la gente empujaba hacia el fondo sin importar lo que sucediera. Los empleados del edificio no daban a basto, intentaban frenar la avalancha de ciudadanos sin éxito.

- ¡Elisa teletransportanos fuera! - gritó Laya agobiada.
- ¡No puedo! - respondió. - ¡Teletransportaria a todo el mundo!
- ¡Volad! - gritó Rita intentando buscar otra solución.
- ¡Tampoco podemos, no tenemos espacio para transformarnos! - respondió Leo.

De repente empezaron a sentir una corriente de aire que procedía del suelo. Poco a poco se fue haciendo mas intensa hasta que les elevó del suelo. Todos se miraron confusos al no saber que estaba pasando hasta que todas las miradas se posaron en Scott. El joven tenía los ojos de color azul intenso, las palmas de sus manos estaban mirando hacia el suelo y de ellas salía una energía color grisáceo que se transformaba en viento en el momento que se separaba un poco de sus manos.

- Bien, ya hay espacio - dijo Scott mientras miraba a todos uno por uno. - Ahora, salgamos de aquí.

Hizo un pequeño gesto con las manos, como si estuviera intentando echar al aire, acto seguido el viento que les mantenía lejos del suelo les empujó hacia la salida y salieron del edificio sobrevolando las cabezas de la multitud que seguía intentando entrar. Cuando estuvieron lo suficientemente lejos del edificio, Scott cerró el puño y poco a poco fueron descendiendo hasta que tocaron el suelo.

- ¡Vamos a proteger la ciudad! - gritó Zarut con el fin de dar ánimos y dar comienzo a la batalla en la que se iban a meter.

Todos gritaron a la vez, se dividieron en los grupos acordados y se fueron a su zona de la ciudad correspondiente.

Scott, Leo y Mike se dirigieron a la zona oeste. Corrían esquivando a la gente asustada que huía en dirección contraria a la batalla. A medida que se iban acercando el paisaje iba cambiando poco a poco, las calles estaban desiertas, los edificios estaban destruidos.... Aún no habían llegado al lugar cuando ante ellos apareció una enorme estalagmita de hielo color ceniza, seguida de múltiples gritos de dolor.

- Oh no - la expresión de Mike cambió drásticamente. - No, no, no...

Leo y Scott miraron a Mike sin pararse.

- ¿Qué sucede? - preguntó Leo.
- Ese ataque es de Roger.
- ¡Qué! - exclamaron sorprendidos Leo y Scott.
- ¿El anterior Guardián de los Hielos Huracanados? - dijo Scott.
- Sí y también la persona que causó esto.

Mike se levantó la camiseta, dejando al descubierto la cicatriz de la herida que casi le causa la muerte.

- Ya que tú no puedes enfrentarte a él porque no estás en tus mejores condiciones... - dijo Scott viendo que estaban a pocos metros de su destino. - Ese tío es mi adversario.

Dicho eso saltó todo lo alto que pudo. En el aire chasqueó los dedos y una potente ráfaga de viento le impulsó a gran velocidad hacia la estalagmita de hielo.

- ¡Scott no te precipites! - le gritó Leo sabiendo que ya era inútil.
- Ese hombre se ha vuelto mucho más fuerte, no es el Roger que conocíamos. Hay que ir a ayudar a Scott.

En el momento que Mike terminó de hablar, cinco demonios aparecieron frente a ellos cortándoles el paso.

- Por qué corréis - dijo uno de ellos.
- ¡Vamos a divertirnos con vuestros cuerpos sin vida! - gritó otro de los demonios mientras se abalanzaba sobre los jóvenes.

En un abrir y cerrar de ojos, el demonio fue atravesado por una gran raíz y calcinado hasta que únicamente quedaba su esqueleto colgando de la raíz.

- ¿Alguna cosa más que queráis decirnos? - dijo Leo con un tono burlesco, provocando a los demonios.

Los cuatro demonios restantes emitieron una especie de sonido que parecía el chillido de una bestia enfurecida y se lanzaron hacía ellos. Leo dio una palmada y de la punta de sus dedos salió un rayo de color amarillo que impactó contra uno de los demonios, mientras este estaba siendo electrocutado, el joven separó las palmas de sus manos sin separar las puntas de sus dedos en ningún momento provocando que el rayo se hiciese mas grueso hasta parecer el laser de un cañón, reduciendo al demonio a cenizas. Acto seguido chasqueó lo dedos y sobre él apareció una bola de fuego, hizo varios gestos rápidos con la mano y pronunció su hechizo.

- Hechizo de fuego: llama abrasadora.

Dicho eso, la llama se lanzó contra otro demonio a gran velocidad, como si fuese un proyectil con un objetivo específico. El demonio no fue capaz de reaccionar a tiempo y en cuando fue tocado por la bola de fuego, ardió en llamas hasta la muerte.
Mike dio dos palmadas y del suelo salió una raíz en la que se montó como si fuese una tabla de surf, esta se empezó a mover hasta que el joven estuvo detrás de los dos demonios restantes. Cuando los demonios fueron a darse media vuelta, Mikes saltó de la raíz e impactó el puño contra el suelo provocando que de este salieran dos estalagmitas de tierra directas a los corazones de los demonios. Uno de ellos fue atravesado por el ataque, pero el otro fue capaz de esquivarlo a tiempo y salto sobre Mike tirándole al suelo. Forcejearon varios segundos en el suelo hasta que el joven gritó un hechizo.

- Hechizo del bosque: sierra de hojas.

En unos instantes fueron rodeados por miles de hojas que impactaron contra el demonio a gran velocidad, atravesando su carne, hasta que el demonio murió debido a que una de las hojas le había cortado el corazón.
El joven quitó de encima el cuerpo sin vida y con la ayuda de Leo se levantó del suelo. En cuanto se puso de pie, sus ojos cambiaron a un verde intenso y los ojos de Leo cambiaron a un rojo intenso.

- Ahora sí, se acabaron los juegos - dijo Leo.

Mike asintió mientras movía el hombro derecho en círculos.

- Vamos a ayudar a Scott y a limpiar la zona de demonios - añadió Mike.

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