59. Desesperación

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Elisa se encontraba de rodillas en el suelo llorando, completamente ausente de la realidad. A su lado, también en el suelo, estaba Rory inmovilizada por el miedo, con la cabeza mirando hacia el cielo debido a que una mujer con la cara totalmente desfigurada la estaba tirando de los pelos, obligádola a mirar en ese dirección, mientras varias manos destrozadas, quemadas y alguna sin algún dedo, la manoseaban.

- Esta carne no nos sirve - dijo una voz de hombre detrás de Rory. - No es virgen.
- Pero sigue siendo carne fresca y joven - dijo otra voz de hombre.

De repente, las manos que estaban abusando de Rory se fueron. La joven no era capaz de gesticular palabra alguna, pero en su rostro de podía ver una leve expresión de alivio. A los pocos segundos, la mujer la soltó el pelo, Rory volvió a mirar al frente y se giró desesperada para iniciar el contraataque, pero de la nada aparecieron en sus muñecas y en sus tobillos unas cadenas cortadas que no estaban sujetas a ningún sitio. En cuestión de instantes, Rory perdió el control de su cuerpo y de sus pensamientos. Estaba consciente pero no era capaz de manejar su cuerpo a voluntad, ni de pensar con claridad. La joven divisó entre la niebla una silueta que se iba aproximando a ella. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Rory observó con terror que se trataba de un hombre con la cara ensangrentada y llena de heridas bastante profundas. Uno de sus ojos lo tenía fuera de su cuenca. Tenía una mano casi arrancada y le faltaban cachos del cuerpo en la zona del tronco. El hombre sonrió y dijo:

- Es inútil que te resistas. Tengo el control absoluto sobre ti.

Acto seguido, cambió su expresión radicalmente. Estaba tan serio que Rory temió por su vida. El hombre, con un tono fuerte dijo:

- Desnúdate.

En cuanto el hombre dijo eso, el cuerpo de Rory empezó a moverse solo. La joven intentó resistirse pero era completamente inútil, su cuerpo no le hacía caso. Quiso gritar para pedir ayuda, para que su amiga reaccionase y la salvara, pero le fue imposible. Empezó a sentir como ella misma se quitaba la camiseta, la hacia una pelota y la tiraba al suelo. Cuando sus manos fueron a la espalda para desabrocharse el sujetador, la joven comenzó a llorar en silencio. No quería seguir. Intentó desesperadamente frenar su cuerpo, pero no obtuvo resultado. Cuando se desabrochó el sujetador, sintió como su pecho se liberaba de la presión de este y vio como se quedaba completamente al descubierto. Cuando el hombre vio el pecho desnudo de Rory se acercó mientras se relamía y dijo:

- No pares.

Rory vio como su mano soltaba el sujetador y se dirigía a desabrocharse el pantalón. La joven cada vez lloraba con más intensidad. Mientras veía como se quitaba el pantalón sintió que el hombre la estaba manoseando el pecho, miró al frente y se encontró cara a cara con él. Tenía la mirada de un pervertido. Miró a la joven a los ojos, pasó la mano por su rostro, quitándole con el dedo una lágrima y después se lamió el dedo.

- Miedo, rabia, frustración.... Me encanta - dijo el hombre mientras saboreaba la lágrima. - Vamos.... Quitatelo todo.

La joven sintió el frío en sus piernas, en ese momento la única prenda que la tapaba era su ropa interior. Miró hacia abajo entre lágrimas, esperando que pasara algo que la impidiera quitarse la última prenda que la quedaba puesta. Pero no fue así, se vio completamente desnuda, frente al hombre que la estaba manoseando el pecho. Rory miró desesperada a Elisa, la chica no se había movido de su posición ni un milímetro, seguía de rodillas en el suelo, llorando, con la mirada perdida. El hombre agarró de la cara a Rory y la obligó a que mirase hacia él.

- Tranquila, tu amiga será la siguiente - dijo el hombre con una sonrisa. - Es muy útil para mi que chicas tan preciosas revivan sus traumas en el Bosque Perdido, porque el propio bosque se encarga de frenarlas y hacer que no opongan mucha resistencia.

Dicho eso, el hombre le abrió la boca a Rory a la fuerza y la empezó a besar, mientras su otra mano bajaba lentamente hasta sus genitales. Los ojos de la joven no paraban de expulsar lágrimas. Cerró los ojos con fuerza, sentía como el dedo del hombre jugaba con sus labios vaginales. Cuando el hombre estuvo a punto de introducir su dedo dentro de los genitales de la joven, fue frenado por una mano, que agarró su brazo con fuerza.

- Sueltala - se escuchó decir a la persona que había frenado al hombre.

El hombre, paró de besar a Rory, se separó de ella y miró a la persona que había interrumpido su momento de gloria. Se encontró con la mirada de un joven enfurecido, sus ojos eran de color verde intenso y su mirada estaba llena de ira.

- ¿Por qué estás tan enfadado? ¿Quieres unirt... - dijo el hombre, pero no pudo acabar la frase.

Rory abrió los ojos y vio al hombre con una raíz gigante, procedente del suelo, clavada en su cuello, colgando de ella. Acto seguido, las cadenas que la apresaban desaparecieron y pudo moverse con total libertad. Se giró y vio a Mike. Sin pensarlo dos veces, se lanzó hacia él entre lágrimas. Mike la abrazó algo sonrojado al ver a su amiga completamente desnuda. Rory, al sentirse rodeada y protegida por los brazos de Mike, rompió a llorar en su hombro. Al joven se le encogió el alma al ver a su amiga en ese estado. De repente, la joven sintió que alguien la arropaba con una manta, se giró rápidamente y se encontró con los ojos de Vatar que la miraban con una expresión de preocupación.

- Ya estás a salvo - dijo Vatar.

Rory asintió con los ojos vidriosos, se separó de Mike, con la ayuda de Vatar recogió su ropa tirada en el suelo y se alejó un poco de allí junto al elfo. Cuando estuvieron un poco lejos, Mike miró al hombre y dijo furioso:

- Desgraciado.

El hombre le miró, sonrió y dijo:

- Qué pena que me hayas interrumpido, estaba a punto de hacerla pasar un buen rato.

Mike entró en cólera, el iris color verde de sus ojos se intensificó. Chasqueó los dedos y sobre el hombre se creó una roca gigante. Acto seguido, alzó rápidamente una mano y la bajó a toda velocidad. La roca, como si estuviese siguiendo el movimiento de la mano de Mike, impactó contra el hombre y lo aplastó contra el suelo. El joven chasqueó nuevamente los dedos y la roca se hizo añicos encima del hombre. De repente se escuchó una risa.

- No puedes matar a un muerto - se escuchó decir al hombre dentro del montón de piedrecitas.
- Ponme a prueba - dijo Mike.

Dicho eso, el joven dio una palmada y del montón de piedras salió una raíz que tenía sujeto al hombre por el tobillo y lo dejo colgando en el aire. Mike hizo unos movimientos rápidos con las manos y detrás de él aparecieron tres rosas blancas gigantes.

- Colorea con tu sangre estás rosas blancas: Espinas mortales - dijo Mike.

El joven chasqueó los dedos y las rosas comenzaron a girar sobre sí mismas, mientras las espinas de sus tallos salían disparadas hacia el hombre. Cuando las espinas impactaron contra el hombre, empezaron a deshacer su cuerpo. El hombre entró en pánico y empezó a gritar desesperado. Pasados unos segundos, sus gritos cesaron, el hombre había sido consumido por el veneno corrosivo de las espinas.

- "No puedes matar a un muerto" - repitió Mike con un tono burlesco las palabras del hombre.

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