84. Este

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En el momento que todos se dirigieron a su zona correspondiente de la ciudad. Vatar y Zarut se miraron y avanzaron a gran velocidad hacia el este de la ciudad.

- Espero que no nos encontremos con ninguna otra sorpresa en cuanto lleguemos - dijo Zarut.

Vatar se quedó callado, pero él también deseaba que lo que acababa de decir Zarut fuese cierto.

- Vamos a subir la velocidad, tenemos que llegar cuanto antes.

Mientras Zarut hablaba le aparecieron en la espalda un par de alas de dragón de color rojizo. El elfo miró al Rey de las criaturas místicas y en seguida entendió lo que pretendía hacer. Sin frenarse, levantó un poco los brazos para que Zarut le pudiese agarrar con comodidad. El rey se frenó un poco y comenzó mover sus alas. Cuando había cogido un poco de altura, voló rápidamente hasta donde estaba Vatar, le cogió por debajo de los brazos y avanzaron a gran velocidad hasta llegar a la zona este. En menos de tres minutos ya habían llegado al campo de batalla. En el momento que llegaron al lugar, frenó un poco y soltó a Vatar, que aterrizó con fuerza sobre la superficie. Segundos después, Zarut aterrizó a su lado y las alas de su espalda desaparecieron.

- ¿Estas listo? - preguntó Zarut al elfo, temiéndose lo peor.

El elfo se giró rápidamente, juntó los dedos de ambas manos y los separó rápidamente como si estuviera tocando con la yema de los dedos el filo de una espada. A medida que sus dedos se distanciaban de los dedos de la otra mano, se iba creando una espada de energía color blanca azulada. Cuando el objeto de energía fue lo suficientemente grande, Vatar agarró la espada y se la clavó en el hombro a un demonio que estaba a punto de atacarles por la espalda. La criatura le gritó en la cara de rabia y de dolor, el elfo soltó la espada y el demonio alejándose de ellos, se la intentó quitar, pero a los pocos segundos, el cuerpo de la criatura empezó a deteriorarse a gran velocidad. El demonio, agobiado, intentó quitarse la espada con más fuerza, pero no pudo, sentía como cada segundo que pasaba su energía vital se iba desvaneciendo más y más. Pasados unos pocos segundos más, el cuerpo del demonio se desintegró por completo y la criatura murió.

- Sí, estoy listo - respondió el elfo a la pregunta de Zarut.

El Rey de las criaturas místicas asintió y le miró con confianza, puesto que le acaba de cubrir las espaldas. Acto seguido, los dos miraron a su alrededor para observar la situación y la expresión de sus rostros cambió radicalmente. Un poco más alejado de donde estaban ellos, se encontraba Jack sobre una montaña de cadáveres. Los cuerpos sobre los que estaba eran mayoritariamente de soldados hada, pero también había varios cadáveres de demonios. El joven tenía los ojos de color amarillo intenso y atacaba constantemente con hechizos muy poderosos: aparecían de la nada olas enormes que se tragaban tanto hadas como demonios, sobre sus cabezas había estrellas envueltas en una luz amarilla que caían aleatoriamente por la zona, muy cerca de su espalda levitaban tres pequeñas bolas de energía amarilla que disparaban un láser directo a la cabeza a cualquiera que intentase hacerse y lanzaba con gran rapidez y sin fallar espadas mágicas de agua a todos los soldados que veía.

- Tengo entendido que Jack llegó al reino poco antes que Scott ¿no? Pero aprendieron magia a la vez, sus conocimientos mágicos y sobre este lugar son los mismos ¿no? - comentó Zarut viendo la magnitud de los hechizos que estaba lanzando Jack y la velocidad a la que los lanzaba.
- En principio sí.

Vatar hizo una breve pausa recordando todas las experiencias vividas con Jack en los últimos días antes de llegar al reino de las hadas. No daba crédito a lo que veían sus ojos, no fue un chico que destacase por su poder mágico o por sus conocimientos, mas bien era un chaval bastante normalito.

- Es bastante astuto y se adapta muy bien a la situación. Sí que es cierto que es un poco lento por la poca experiencia que tiene y se menospreciaba mucho porque todos sus compañeros y amigos tienen un papel importante, son guardianes, y él no. La muerte de Inés le afectó mucho porque se enamoró de ella.

Zarut miró sorprendido al elfo durante unos segundos antes de que tuvieran que saltar hacia atrás para esquivar una estrella que iba a caer sobre ellos.

- ¿Se ha dejado llevar por la rabia o qué?

Vatar respondió a Zarut negando con la cabeza.

- Se autocompadecía demasiado, dudo mucho que sea cierto lo que has dicho. Deben tenerlo bajo algún hechizo de control mental o algo parecido. Por lo poco que le conozco, no le veo capaz de realizar esta masacre por voluntad propia.
- Pues hablando entre nosotros jamás vamos a saber por qué está actuando de esta manera.

En cuanto Zarut terminó la frase corrió hacia Jack rápidamente, pero tuvo que frenarse en seco y saltar hacia atrás porque estuvo a punto de tragarle una gran ola que estaba barriendo el campo de batalla. Viendo que por tierra iba a resultar muy difícil acercarse al joven, saltó e hizo fuerza con la espalda, provocando que le salieran un par de alas de dragón de color rojizo. Batió las alas y se acercó al joven por el aire. Cuando estuvo a pocos metros de él, Jack le miró y una de las bolas lanzó un láser directo a su cabeza. En pocas décimas de segundo, Zarut se tapó la cabeza con sus brazos, poniéndolos en forma de x, y sus brazos se cubrieron de escamas de dragón de color rojo. El hombre pudo parar el ataque a tiempo, el láser impactó en sus antebrazos y gracias a las escamas de dragón pudo pararlo por completo sin recibir daños. Mientras tanto, Vatar se intentaba acercar a Jack por tierra como podía. La ola que previamente casi se traga a Zarut, apareció a su derecha. En el momento que la vio, el elfo se quedó quieto, como si estuviese esperando el ataque para recibirlo de lleno, estiró su brazo hacia la derecha y en el momento que el agua entró en contacto con su mano la ola se paró al instante. Vatar siguió corriendo, dejando atrás a la ola congelada en el tiempo. Cuando estuvo cerca de la montaña de cuerpos vio a Zarut en el aire bloqueando un láser lanzado por una de las bolas de energía. Miró rápidamente a Jack y vio que el joven estaba creando una espada de agua en su mano para lanzársela al hombre. En el momento que Jack lanzó su ataque, Vatar dio una palmada y apareció delante de Zarut un muro de energía con relojes dibujados. Zarut bajó los brazos y vio cómo la espada se clavaba en el muro, suspiró de alivió al ver que su compañero le había protegido. Acto seguido el muro envolvió la espada encerrándola en una burbuja y en el momento que la burbuja estuvo completa, Vatar movió los dedos provocando que la espada retrocediera a gran velocidad hasta el lugar desde donde se lanzó, golpeando con fuerza a Jack en la mano. El joven buscó con la mirada a la persona responsable de ese ataque y vio a Vatar mirándole fijamente.

- Vatar.... Hipócrita.... ¿Al final has decidido defender la ciudad? No me hagas reír.

El joven se quedó aguantando la mirada unos segundos para después mirar a Zarut y levantar un muro de agua entre los dos para que el hombre no pueda atacarle mientras habla.

- Estaba tan pendiente de matar que no me había dado cuenta que mi oponente eras tú, Zarut. Bien, adelante, atacarme con todo. En el momento que os venza destruir la ciudad tomará solo unos minutos.

Zarut y Vatar mostraron una expresión de rabia en el rostro y se lanzaron a la vez contra Jack.

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