El Libro Encantado

11. Frustración

- Hay que rescatar a Jack, dijiste que estaba secuestrado, tenemos que buscarlo - dijo Scott alterado.
- Relajate Scott - dijo Mike.
- ¿Qué me relaje?
- Sí, ya he enviado una unidad de magos en su búsqueda, ahora lo único que podemos hacer es esperar.
- ¿¡Esperar!?
- Cálmate
- ¡¿Cómo quieres que me calme?! Mi amigo está secuestrado por seres que ni siquiera sabíamos que realmente existían, seres que solo aparecen en los cuentos de hadas, ni siquiera sabemos que "cosa" le tiene encerrado contra su voluntad.

Dicho eso, Scott dio media vuelta y se dirigió a la ventana para salir pero fue frenado por Mike, que le agarró del brazo.

- A dónde vas - dijo Mike.
- A buscar a Jack - respondió Scott.
- Y a dónde pretendes ir si ni siquiera sabes dónde estás.
- Suéltame.
- Responde.
- No lo se, preguntaré por ahí.
- Vuelvo a repetirte, ni si quiera sabes dónde estás, además ¿tú crees que preguntando por ahí te van a decir amablemente dónde está Jack?.
- ¿Y qué? Es mejor que quedarse ahí parado, esperando a que una "unidad de magos" te diga si ha encontrado o no a Jack.
- Mira Scott - dijo Mike mientras soltaba el brazo de Scott. - En un principio solo íbamos a venir tú y yo hasta aquí, te iba a explicar todo por el camino, iba a pedir ayuda a Elisa o a quién estuviese en casa e íbamos a salir en su búsqueda, pero las cosas se han complicado mucho. El Maestro estaba en tu casa explicándote todo porque al parecer el propio libro ha roto el sello, eligiendote como nuevo Guardián y como guinda del pastel nos atacaron en el tren de camino aquí. ¿Entiendes lo que quiero decir?
- Que todo esto es mi culpa.
- No estoy diciendo eso.
- Eso es lo que estás dando a entender - dijo Scott con lágrimas de impotencia en los ojos. - Me estás diciendo que si el maldito libro no me hubiese escogido es posible que ya habríamos encontrado a Jack, que no nos habrían atacado en el tren, que ni siquiera mi abuelo se habría molestado en venir aquí. ¿Te crees que no lo se? ¿Te crees que yo quería esto? No, no lo quería...
- Scott - le cortó Elisa volviendo de su asombro. - Mike y yo ya le hemos buscado por todas partes sin éxito.
- ¿Cuándo? - dijo Scott apretando los dientes.
- Durante los dos días que has permanecido en cama - respondió Elisa.
- ¿¡Dos días!? - dijo Scott sorprendido.

Elisa asintió y dijo:

- Cuando el tren llegó a la estación el Maestro pidió ayuda a través de telepatía porque Mike y tú estabais inconscientes y no podía con los dos.
Rápidamente Leo y Rory acudieron en su ayuda y el Maestro les explicó por encima lo que había sucedido. Después de un par de horas, sorprendentemente Mike despertó y me pidió ayuda para rescatar a Jack. Desde entonces le hemos estado buscando.

Scott miró a Mike, este asintió como si estuviese corroborando la historia de Elisa.

- Ya hemos buscado en todos lados, ahora lo único que podemos hacer es esperar - dijo Mike.

Scott suspiró, apretó los puños y dijo frustrado:

- Si aún no le habéis encontrado es que no habéis buscado en todos lados.
- Oye... - empezó a decir Elisa.
- Y si vas a buscarlo tú, ¿por dónde vas a empezar a buscar  si es la primera vez que pisas estás tierras? Y en el hipotético caso en el que encuentres a tu amigo, ¿qué pretendes hacer si aparte de él también encuentras a sus secuestradores? - les cortó una voz procedente del ventanal.

Los tres alzaron la cabeza y miraron a la persona que había pronunciado dichas palabras. Un hombre, que no sobrepasaba los 32 años, estaba apoyado en el canto del ventanal con una expresión seria.

- ¿Luxus? - dijo Scott muy sorprendido.
- ¿Cuánto tiempo llevas ahí escuchando? - preguntó Mike.
- Ya te han dicho que lo han buscado - dijo Luxus muy serio mirando a Scott, ignorando la pregunta de Mike. - Han hecho todo lo posible y aún así no han conseguido encontrarle, ¿te crees que a Mike tampoco le afecta? Según lo que me ha contado Theron, tu abuelo, a Mike le agujerearon el hombro en un ataque y por mucho que tenga cerrada la herida, lleva con el hombro resentido los dos días que ha estado buscando a Jack. Cuando le pedimos que vaya al hospital a que se lo examinen, su respuesta es: "Perdería demasiado tiempo. Tiempo que puedo emplear en encontrarle".

Mike agachó la cabeza avergonzado. Scott se acordó de la batalla que tuvieron en el tren y miró a Mike algo sorprendido y culpable.

- Además, no estás preparado - continuó Luxus. - No sabes a qué te vas a enfrentar, pueden haberle secuestrado humanos, elfos negros, enanos.... Para ti todo esto es nuevo, como salgas ahí fuera sin saber a lo que te enfrentas vas a acabar muerto.

Scott apretó los dientes impotente. Todo eso ya lo sabía, en algún lugar profundo de su interior había una vocecita que le gritaba diciendo que pidiese ayuda en vez de ir él, pero el saber que su amigo estaba "Dios sabe dónde" le quemaba por dentro, hasta tal punto que estaba dispuesto a ir él solo. Elisa notó la frustración de Scott y le puso la mano en el hombro para apoyarle emocionalmente.

- Si aún así estás dispuesto a ir solo y cometer un suicidio, adelante, eres libre de hacerlo, pero antes tendrás que dejarme inconsciente para que te deje pasar - dijo Luxus.

Scott movió el hombro bruscamente para quitarse de encima la mano de Elisa, apretó los puños y de lanzó contra Luxus. Un cúmulo de emociones se agolpaba en su interior: ira, frustración, culpabilidad.... En ese momento, todos los sentimientos que sentía se convirtieron en poder, formando una leve capa de viento alrededor de sus puños. Luxus esquivó con gran facilidad el ataque de Scott y contraatacó pegándole un puñetazo en la boca del estómago. Scott cayó al suelo, sentía que le faltaba la respiración, tosió un par de veces y vomitó. Luxus se agachó hasta ponerse a su altura y dijo:

- No estás a la altura, entrena y te dejaré salir.

En cuanto terminó la frase, se reincorporó, dio media vuelta y se fue. Mike se agachó corriendo para ayudar a Scott, este estaba tendido en el suelo. Mike pasó el brazo de Scott alrededor de su cuello y le ayudó a incorporarse agarrando con la otra mano la cintura de Scott para que no se cayese. Elisa estaba de pie, paralizada por el asombro, no daba crédito a lo que acababa de suceder.

- Realmente eres el Guardián de los hielos huracanados - dijo Elisa. - Esos puños envueltos en viento...
- Elisa - le cortó Mike. - Ahora no es el momento.

Elisa asintió avergonzada. Mike miró a Scott y dijo:

- Me lo llevo al hospital.

Acto seguido, Mike salió de la terraza cargando con Scott.