Scott tenía una postura erguida mientras miraba a Roger, aún no había bajado los brazos, los seguía teniendo extendidos al frente, el iris de sus ojos era de color azul claro, su mirada era intensa. Roger sonrió, fue a conjurar un hechizo pero Scott chasqueó los dedos, creando una capa de hielo que apresó al hombre antes de que pudiera realizar cualquier movimiento. Segundos después, bajó los brazos y, agachándose, con el brazo derecho tocó el suelo, provocando que emergiera del suelo una hilera de estalagmitas que rodeó a Roger. De cada pincho del suelo que rodeaba a Roger, salió un segundo pincho de su parte lateral lo suficientemente largo como para casi rozar la piel del hombre, apuntaban directamente al cuello del hombre.
- Vaya vaya - dijo Roger viendo que estaba contra la espada y la pared. - Me impresionas. Hace un momento eras torpe, bastante bueno en cuanto análisis, pero muy lento y torpe. Ahora mírate, podría llegar a decir incluso que estás casi a mi nivel.
Scott permaneció inmóvil mientras Roger hablaba. Cuando terminó, Scott, sin darle mucha importancia, se puso de pie y mostrando la mano, cerró el puño. Automáticamente, las estalagmitas que rodeaban a Roger empezaron a juntarse mientras se acercaban a él, de tal forma que los pinchos que apuntaban a su cuello empezaron a clavarse en su piel. Roger, en cuanto sintió el dolor agudo de la punta atravesando su dermis, hizo un sonido raro con la boca y su cuello entero se cubrió de una capa dura de hielo gris, rompiendo los pinchos que se clavaban en él. Scott, al ver que su ataque había sido parado, abrió el puño y las estalagmitas se pararon. Aprovechando el momento, Roger conjuró un hechizo en voz baja y a su alrededor se creó un fuerte tornado. A los pocos segundos, el viento se calmó y la columna de aire se fue desvaneciendo poco a poco, dejando ver en su interior a Roger totalmente liberado de su prision de hielo. Antes de que la corriente de viento se desvaneciera por completo, el hombre extendió su brazo izquierdo con la palma mirando hacia arriba y el aire empezó a acumularse en su mano, poco a poco se empezó a formar sobre su palma una pelota de viento que giraba con violencia sobre sí misma. Cuando Roger consideró que la bola estaba a acabada, la agarró y esta se estiró hasta convertirse en una lanza de viento, dio un paso hacia delante y lanzó el arma contra Scott. En el momento que soltó la lanza, el arma se dividió en tres pequeñas lanzas que a medida que avanzaban hacia su objetivo adquirían más velocidad. Scott puso su puño a la altura de su pecho, seguidamente, abrió la mano e hizo un movimiento lento con ella, como si la estuviese pasando por un cristal, provocando que las lanzas se frenaran en seco y el viento que las componía se desvaneciera, erradicando su ataque. Roger, frustrado, hizo un sonido seco con la boca, rápidamente juntó sus manos, las separó y en el centro del espacio que había entre sus palmas, se crearon pequeños cristales de hielo que salieron disparados hacia el joven. Scott repitió la misma acción que había hecho para parar las lanzas de viento y los pequeños proyectiles de hielo acabaron pulverizados. Roger, con una expresión de rabia en el rostro, probó a atacar de nuevo, creando entre sus manos una bola de oscuridad, junto sus manos y la bola se aplanó, volviéndose fina como el papel. Al separar las manos, la lámina de oscuridad se quedó levitando sobre su mano derecha y empezó a girar muy rápido. Roger le lanzó el ataque a Scott, pero esta vez, en vez de pararlo, el joven dio un par de pasos hacia un lado esquivando el ataque. Roger se percató al instante de por qué Scott no había parado el ataque, se le dibujó una sonrisa siniestra en el rostro al descubrir de qué manera podía enfrentarse al joven, pero su felicidad duró muy poco porque, de pronto, Scott desapareció de su vista en un instante, iba a buscarle con la mirada mientras empezaba a conjurar un hechizo nuevo pero su expresión cambió al notar la presencia del joven detrás de él.
- Te has dado cuenta - dijo Scott con un tono imponente. - Y yo también. Esto termina aquí.
Scott puso su mano sobre la espalda de Roger. En el momento que el hombre notó el contacto, su cuerpo sufrió en su interior algo parecido a una descarga eléctrica que lo inmovilizó completamente, no era capaz ni de mover la boca para hablar. Acto seguido, Scott separó un poco su mano de la espalda del hombre y en el espacio que quedó entre la espalda y su mano se creó un gran círculo mágico blanco en el aire. El joven cerró los ojos, a los pocos segundos se empezaron a dibujar letras arcanas de color azul alrededor del círculo hasta que lo rodearon completamente, cuando el joven abrió los ojos, las letras de alrededor empezaron a brillar con fuerza.
- Hechizo del portador del libro, conjuro de hielo: purificación gélida.
Dicho eso, puso la mano en el centro del círculo y comenzó a emitir una energía que se iba introduciendo dentro del hombre. Roger empezó a sentir un frío extremo, hasta el punto de que le quemaba, gritó de dolor mientras todo su cuerpo se iba congelando poco a poco. En el momento que el cuerpo de Roger se congeló por completo, Scott pronunció una palabra en arcano y chasqueó los dedos, provocando que el hielo que cubría el cuerpo del hombre se le metiese dentro de la piel para instantes después salir en forma de pincho, llenando al hombre de agujeros. Roger escupió un poco de sangre antes de caer al suelo inconsciente. El joven observó a su enemigo derrotado en el suelo mientras sus ojos recuperaban su característico color marrón. Leo y Mike estaban sorprendidos por todo lo que había ocurrido, no se habían movido del sitio en ningún momento porque no habían sido capaces de dejar de mirar aquella escena. Leo se quedó unos segundos mirando a Scott que no le quitaba el ojo de encima al cuerpo de Roger, estaba impresionado por su poder abrumador. Scott tambaleó un poco, en ese momento, Leo y Mike reaccionaron finalmente al ver que su amigo estaba a punto de caer al suelo. En cuanto llegaron a su lado, cada uno le agarró de uno de sus brazos, proporcionándole a Scott un punto de apoyo a cada lado.
- ¿Le has matado? - preguntó Mike mirando el cuerpo de Roger.
Scott respondió a la pregunta negando con la cabeza.
- Has gastado demasiada energía - comentó Leo mientras le sujetaba con fuerza.
- Lo sé - respondió Scott. - Necesito recuperarme un poco para ir a la zona este, tengo que ayudar a Jack.Se produjo un silencio intenso. Leo soltó a Scott, juntó sus manos y cerró los ojos. En cuanto realizó dicha acción, la runa grabada en su hombro empezó a brillar con fuerza. Abrió los ojos, el color rojo de su iris se intensificó, separó las manos y las puso al frente.
-Llamarada sagrada del dios del fuego.
En el momento que pronunció las palabras, de sus manos salió una poderosa llamarada de color dorado que barrió el campo entero, carbonizando a todos los demonios que quedaban en pie. Todos los soldados del ejército de las hadas que también habían sido alcanzados por las llamas, se palparon el cuerpo sin creerse que seguían con vida. Después de un rato, empezaron a festejar que habían ganado la batalla en esa zona.
- Si vas, vamos juntos, Jack es uno de los nuestros, que tengas más vinculo con él no significa que al resto no nos importe tampoco - dijo Leo mientras sus ojos recuperaban su color normal y la runa en su hombro dejaba de brillar.
- ¿Vas a estar bien? - preguntó Scott. - La última vez que usaste ese poder lo pasamos mal. - Sí, no lo domino del todo por eso no lo uso, pero poco a poco me acostumbro a él.Mike estaba sin palabras.
- ¡Qué!¡Qué ha pasado!¡Qué has hecho!¡Cómo lo has hecho! - Mike estaba tan sorprendido que no era capaz de controlar su tono de voz. - ¡Cómo que llamas de dios! Pero qué….
- Tranquilízate - le cortó Leo. - Te lo resumo por el camino, ya te lo explicare más en detalle cuando acabe esto.Dicho eso, los tres se dirigieron a la zona este de Hudisia.
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El Libro Encantado
FantasíaEsta es la historia de Scott, un chaval con una vida normal... O eso creía él hasta que descubrió un libro que lo cambiaría todo. Se dará cuenta de su potencial y del secreto que hay detrás de el libro... O ¿tal vez no? Una gran guerra, la cual él d...