63. Remoldán

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Cada uno se montó en un mus volans, la criatura en la que se montó Scott tenía el pelaje color miel. Cuando todo el mundo estuvo acomodado encima de su respectiva criatura, Zarut dijo:

- Agarraos fuerte, no os vayáis a caer.

Dicho eso, asintió mirando a la criatura y esta emitió un pequeño chillido. Acto seguido, todos los mus volans extendieron sus alas y empezaron a batirlas con fuerza, separándose del suelo poco a poco. Cuando estuvieron a una distancia considerable del suelo, batieron con más fuerza las alas y salieron disparados hacia delante. Iniciaron el vuelo con tanta fuerza que Laya, Leo, Scott y Rita casi se caen de su mus volans. Zarut y Luxus se echaron a reír, al ver las caras de pánico de los chicos.

- Menos mal que os he dicho que os agarréis - gritó Zarut para que le oyeran todos.

Los chicos miraron con un poco de odio a Zarut y Luxus por su reacción.

- No tiene gracia - respondió Leo. - Me he visto espachurrado en el suelo.

Zarut y Luxus se rieron de nuevo.
Estaban a punto de salir del reino remoldán cuando, de repente, un rayo de luz proveniente de una zona del reino, atravesó el pecho de la criatura de Zarut y la de Scott. Los dos animales emitieron un chillido de dolor, frenaron la marcha y comenzaron a caer en picado contra el suelo.

- ¡Chicos! - gritó Laya asustada y preocupada.

Todos fueron a frenar a su mus volans, pero antes de que hicieran algo Zarut gritó mientras caía:

- ¡Seguid, no hay tiempo, ya nos las apañaremos!

Leo y Laya estaban decididos a frenar a la criatura, independientemente de lo que les dijesen, pero fueron frenados por Luxus.

- Confiad en ellos, como ha dicho Zarut no hay tiempo y toda ayuda es necesaria ahora mismo - dijo Luxus mirando a los jóvenes.

Los dos jóvenes, haciendo caso a las palabras de Luxus, pusieron una mueca de rabia y frustración y siguieron la marcha sin frenar al animal.

Scott vio como el resto se alejaba mientras caía en picado junto con Zarut y los mus volans. Zarandeó levemente a su animal para que reaccionara pero se dio cuenta de que no se movía ni lo más mínimo, estaba muerto. Miró rápidamente a Zarut agobiado y este le dirigió una mirada, confirmando que el suyo también estaba muerto. El joven miró al suelo y desesperado al ver que cada vez estaban más cerca de él, lanzó un puñetazo hacia abajo y en la superficie se empezó a formar un remolino de viento que se hizo cada vez más grande hasta alcanzarles y hacerles de amortiguador. Cuando estuvieron flotando arriba del remolino, Scott bajó la mano lentamente y el remolino fue haciéndose cada vez más pequeño hasta que aterrizaron suavemente sobre la superficie.

- Gracias - dijo Zarut mirando a Scott. - Si no llega a ser por ti ahora mismo seríamos pegatinas en el suelo.
- De nada - dijo Scott con una sonrisa.

Zarut miró a los mus volans y cerró los puños con fuerza mientras ponía una mueca de rabia en el rostro.

- Dónde estará ese desgraciado que ha asesinado a estado pobres animales - dijo Zarut con rabia.

De repente se escucharon varios ruidos cerca de ellos, provocando que mirarán hacia la dirección de donde procedía el sonido.

- ¡Bien! Ya tengo cena - se escuchó una voz alegre femenina.

A los pocos segundos, apareció de entre los arbustos cercanos a ellos, una joven de piel morena, tenía pelo largo, algo despeinado y de color morado, excepto la parte final de su pelo, que lo tenía de color rosa. Sus ojos eran grandes y de color marrón oscuro. De la frente le salían dos pequeños cuernos y en sus manos tenía garras que parecían bastante afiladas. Vestía con un conjunto que se notaba que estaba muy desgastado.

- Ya tengo cena.... - repitió la joven feliz, pero se cortó al ver que no estaba sola.

Rápidamente se puso en guardia al ver a Zarut y Scott.

- Quiénes sois y que hacéis junto a mi comida - dijo la joven.
- Tu "comida" eran animales que nos estaban haciendo el favor de transportarnos al reino de las hadas - dijo Zarut enfadado.
- Aaahh, a si que iban con "bicho" - dijo la joven. - Es increíble que hayáis sobrevivido.

Hizo una breve pausa antes de continuar.

- Bueno, tendré que mataros yo misma.

Acto seguido se lanzó sobre ellos y atacó dando un zarpazo. Zarut y Scott dieron un salto separándose para esquivar el ataque. La chica puso la mirada en Scott y dando varios saltos en el aire, como si estuviese sobre el suelo, se acercó hasta él a una velocidad increíble.

- Pero cómo... - empezó a decir Scott.

El joven no pudo terminar la frase porque la chica le fue a dar una puñetazo, pero Scott reaccionó a tiempo y chasqueó los dedos creando un muro de hielo entre ellos. La joven descargó el ataque sobre el muro creado por Scott, haciéndolo añicos. Scott sorprendido, puso las manos al frente rápidamente y de sus palmas salió una ráfaga de viento que alejó a la chica de él.

- Con que hielo y viento ¿eh? - dijo la joven. - Interesante.

Dicho eso se giró para mirar a Zarut. Se acercó hasta él de la misma forma con la que se había acercado a Scott y le fue a atestar un puñetazo en la cara.

- No te molestes - dijo Zarut con la mirada llena de ira.

A una velocidad increíble y antes de que la joven le golpeara con su ataque, levantó la mano, cerró el puño y lo bajó con mucha fuerza, como si estuviese dando un potente martillazo. Zarut golpeó de lleno a la chica y está impactó fuertemente contra el suelo. La joven gritó de dolor y expulsó sangre por la boca. El golpe fue tan fuerte que la zona donde había impactado la joven se había hundido un poco. La chica se levantó del suelo como pudo. Cuando estuvo de pie se podía observar que le temblaban bastante las piernas.

- Creo que no sabes con quién te has metido jovencita - dijo Zarut con un tono de superioridad y una mirada que parecía que te estaba clavando un cuchillo congelado en la espalda.

Acto seguido la presencia de Zarut se hizo muy imponente. La energía mágica que desprendía era enorme. Scott sabía que solo lo hacía para que la joven tuviese claro ante quién se encontraba, pero aún así, el terror recorría cada célula de su cuerpo. La chica cayó de rodillas al darse cuenta de la gran diferencia que había entre ellos.

- Identifícate y explica las razones de tu ataque - dijo Zarut sin cambiar su comportamiento en ningún momento.
- S...soy Yanet, una remoldán - dijo la chica con voz temblorosa. - Soy la almirante general del primer grupo del ejército de tierra remoldán.
- Continúa - dijo Zarut.
- Estaba cazando para la cena de hoy y habéis aparecido vosotros entre mi cena. Sois gente ilegal en este territorio. Sin el permiso del Rey no podéis entrar al reino remoldán.

El Rey de las criaturas místicas se relajó al instante al escuchar esas palabras y automáticamente el ambiente se calmó un poco.

- Joder es cierto - dijo Zarut mientras se llevaba una mano a la cabeza.
- ¿El qué? - preguntó Scott mientras se acercaba a Zarut.
- Que el Rey Remoldán es un dictador. Su reino tiene un montón de restricciones y entre ellas hay una que es que no podemos entrar al reino sin su permiso - respondió Zarut.
- Esa información la podrías haber dicho antes - le reprochó Scott.
- ¿Quiénes sois vosotros? - preguntó Yanet.
- Scott, Guardián de los hielos huracanados - dijo Scott.
- El Rey de las criaturas místicas - dijo Zarut.

Yanet se quedó de piedra al escuchar quienes eran.

- Ahora que todos sabemos quiénes somos, llévanos ante el Rey Remoldán, a ver si con un poco de suerte podemos llegar cuanto antes el reino de las hadas - dijo Zarut.

Yanet asintió, se levantó del suelo y empezó a caminar, seguida por Scott y Zarut.

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