71. Últimos

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Los Mus Volans agitaban con fuerza sus alas a medida que se iban acercando al suelo mientras estiraban sus patitas para apoyarlas sobre la superficie. Cuando las criaturas aterrizaron en el centro de la ciudad, todas las miradas se dirigieron hacia ellas. Todo el que estaba a su alrededor se quedó impresionado al verlas. No era muy común aparecer en el centro de las ciudades a lomos de una criatura a menos que fueses alguien importante. En el momento que sus jinetes notaron que los Mus Volans habían dejado de moverse, se bajaron y los susurros entre los transeúntes comenzaron a escucharse en el momento que reconocieron a Luxus.

- Es él.
- El mago supremo.
- ¿Qué hace aquí?
- Viene acompañado.

Los susurros eran cada vez más numerosos. Luxus miró a su alrededor, los ciudadanos les habían rodeado, sus miradas expresaban admiración, curiosidad y confusión. "No hay tiempo para esto" pensó y acto seguido buscó con la mirada a Laya, Rita y Leo.
Los jóvenes estaban en la misma situación que él, no le hacía falta preguntar para saber en que pensaban.
Los Mus Volans, al notar que sus jinetes se habían bajado de sus lomos, extendieron sus alas y emprendieron el vuelo de regreso a su hogar. Los jóvenes se vieron totalmente desprotegidos ante la cantidad de ciudadanos a su alrededor que parecía que en cualquier momento se les echaban encima. El círculo en el que se encontraban se iba reduciendo poco a poco, la multitud se empezaba a abalanzar hacia ellos entre gritos.

- ¡LUXUUS!
- ¡Eres mi ídolo!
- ¡También está Leo!¡Fírmame un autógrafo con fuego!
- ¡Laya eres mi guardiana favorita!
- ¡Yo les vi primero!
- ¡Yo llegué antes que tú!

Los gritos de admiración poco a poco se transformaron en gritos de ira y empezó una batalla por ver quién llegaba antes al lado de su ídolo. Los jóvenes miraban hacia todos lados buscando una salida sin éxito hasta que ya fue demasiado tarde, estaban completamente rodeados. No podían dar un paso sin tropezar con alguien. Laya alzó la vista buscando a Luxus y solo vio un mar de cabezas y manos que les pedían autógrafos y fotos. Leo y Rita estaban agobiados, sentían que les faltaba el aire. Leo respiró hondo e intentó calmarse para buscar una vía de escape. De pronto su rostro mostró una leve expresión de alegría.

- ¿Se te ha ocurrido algo? - dijo Rita al ver la cara de Leo.

Leo asintió y miró a Laya.

- ¡Laya!¡Escapemos por el aire!

Laya le miró confundida.

- ¿Cómo?
- Con la forma guardián.

Acto seguido miró a Rita.

- Tienes que hacer de punto de apoyo para que podamos saltar y transformarnos sin dañar a nadie.

Rita asintió, flexionó levemente las rodillas, juntó sus manos, entrelazó sus dedos y separó sus palmas. Leo apoyó el pie en las palmas de Rita y saltó todo lo alto que pudo, ayudado por el impulso que le había proporcionado su amiga al hacer fuerza hacia arriba mientras saltaba. En el aire, el iris de Leo cambió de color a un rojo intenso y comenzó a cambiar de forma hasta convertirse en un majestuoso lobo alado negro de ojos rojos. El lobo extendió rápidamente sus alas y empezó a batirlas con fuerza para mantenerse en el aire, este descendió un poco mientras estiraba sus patas delanteras para que las chicas pudieras agarrarse a ellas. Cuando vio que se habían agarrado se elevó varios metros y dando una voltereta en el aire lanzó a las chicas hacia arriba. Acto seguido, voló rápidamente para atrapar a Rita, que aterrizó en su lomo y Laya comenzó a cambiar de forma hasta transformarse en un precioso fénix de ojos plateados y plumas blancas, con la punta de las plumas del lomo de color dorado y las puntas de las plumas de las alas de color negro. Todas las miradas se dirigieron a ellos con una expresión de asombro y se escucharon leves sonidos de sorpresa y maravilla, como si pensasen que todo era parte de un espectáculo. El fénix buscó con la mirada a Luxus entre la multitud, este tenía la mano alzada preparado para agarrarse a una de las patas del fénix, como si hubiese oído la idea de Leo para escapar de ahí. La criatura descendió hasta que Luxus pudo agarrarse a su pata y volvió a alzar el vuelo hasta encontrarse con Leo.

- ¡Rápido, a la Torre de Cristal!¡Hemos perdido mucho tiempo! - gritó Luxus.

El lobo y el fenix asintieron a la vez y emprendieron el vuelo en dirección al edificio más alto de la ciudad, dejando atrás a la multitud asombrada.
Cuando llegaron, el fenix descendió suavemente hasta que Luxus apoyó los pies en el suelo con seguridad, al mismo tiempo, el lobo aterrizó rápidamente y se agachó un poco para que Rita pudiera bajarse de su lomo cómodamente, después de eso, Leo y Laya recuperaron su forma original y el iris de sus ojos volvió a la normalidad.

- Entremos al edificio y avisemos a la Reina hada, si todos hemos pensado igual nos encontraremos en el último piso.

Mientras Luxus decía esas palabras, los cuatro cruzaron el umbral de la puerta de la entrada del edificio y se frenaron en el instante que vieron la situación que había dentro del hall. Todos los presentes estaban alterados, había un hada vestido con un traje blanco tirado en el suelo gritando que le habían robado y que atrapasen al ladrón.

- ¿Qué ha pasado aquí? - preguntó Luxus mientras se acercaba corriendo al hada para ayudarle a levantarse.
- Unas personas diciendo que eran el Rey de las criaturas místicas y el Guardián de los hielos huracanados me han agredido y me han robado la llave que acciona el botón para ir a la sala de la Reina hada. ¡La reina está en peligro!

Mientras el hada le explicaba lo que sucedió, Luxus se fijó que tenía la mejilla izquierda hinchada. "Madre mía, Zarut..." pensó.

- No se preocupe, la Reina hada no está en peligro, esas personas sí son quien dicen ser.

"Espero..."

- Luxus ven a ver esto.

El hombre buscó con la mirada quién le había llamado y vio a Leo en el centro del hall haciéndole un gesto con la mano para que se acercara. Cuando llegó junto al joven su expresión cambió al ver el suelo lleno de sangre. Luxus miró al hada mientras señalaba el suelo esperando una explicación, la criatura se estaba masajeando la zona dolorida de la cara.

- Ah sí, han aparecido de la nada un grupo de personas, la mayoría estaban bastante malheridas.
- Es increíble la poca importancia que le ha dado a esto - dijo Rita. - Al parecer su "bello" rostro es lo más importante del mundo.
- Vamos con la Reina hada - dijo Luxus tajante. - ¿Cómo subimos?
- Con la llave robada...

El hada empezó a titubear al ver la mirada asesina de Luxus debida a su frase sarcástica. Se aclaró la garganta y dijo:

- Déjame buscar la llave de repuesto del mostrador para que subáis por el ascensor.

El hada corrió al mostrador, buscó la llave y se la entregó a Luxus. Acto seguido los cuatro corrieron al ascensor y cuando este se presentó en su piso, se metieron dentro y accionaron el botón del último piso.
Cuando llegaron, entraron corriendo a la sala donde se encontraba todo el mundo.

- ¿Estáis todos bien? - preguntó Luxus nada más entrar.

Todos los presentes miraron hacia la puerta y sus rostros se iluminaron al reconocer a las personas que acaban de llegar.

El Libro EncantadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora