68. Hudisia

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Scott y Zarut estaban dentro del teletransportador del Rey Remoldán. Zarut se encontraba bastante tenso después de lo que había sucedido con el rey, pero él no era su prioridad ahora.

- Entonces... Decimos el destino al que queremos ir y ¿ya?

Scott asintió respondiendo a la pregunta de Zarut.

- Eso ha dicho el Rey Remoldán.
- Bien, entonces...

Zarut hizo una breve pausa para aclararse la gargante levemente y dijo:

- Hudisia, reino de las hadas.

Acto seguido, el cilindro de cristal se iluminó con una luz blanca tan intensa que les era imposible abrir los ojos. Durante unos segundos sintieron cómo su alrededor cambiaba, el aire, el suelo.... Cuando pudieron abrir los ojos se dieron cuenta que ya no se encontraban en el reino remoldán, estaban en el centro de la plaza de una ciudad. Scott miró a su alrededor, la ciudad era muy bella. Las calles eran amplias, los edificios eran muy altos y, la gran mayoría, eran de cristal. Frunció el ceño durante unos segundos, esa plaza le resultaba familiar, tenía la sensación de que había estado antes allí. Giró la cabeza de lado a lado inmediatamente. "Es imposible que haya estado aquí antes" pensó, "pero sí que se parece a un lugar que he visitado cuando iba al extranjero, al Piccadilly Circus quizá...". Miró de nuevo a su alrededor y se percató de que tenía razón, la plaza era grande, alargada y los edificios tenían numerosas pantallas anunciado productos o dando las noticias. Le llamó mucho la atención que los edificios de cristal estuviesen llenos de cristaleras que iluminaban la ciudad de distintos colores debido a la luz del sol que se reflejaba sobre ellos. Zarut buscó a Scott con la mirada esperando que no se hubiese separado de él. Lo encontró a unos pocos metros de él, mirando a los edificios con admiración.

- Bienvenido a Hudisia, la ciudad de las luces.

Dijo el Rey de las criaturas místicas mientras se acercaba al joven.

- Vaya.... - dijo Scott asombrado. - Pero, siendo sincero, no me esperaba que el reino de las hadas fuese tan....
- ¿Moderno?

Scott asintió con la cabeza y Zarut dejó escapar una pequeña risa.

- Hace mucho tiempo que las hadas ya no viven en los árboles, pero, aún así, su estilo de vida respeta la naturaleza.

Scott miró a Zarut esperando a que se explicara, que él supiese para que la ciudad fuese lo que es ahora, habrían tenido que talar arboles, desprender gases tóxicos debido a la maquinaria utilizada.... Zarut miró al joven.

- Te lo explico por el camino, no es momento de hacer turismo, creo que somos los primeros en llegar a Hudisia, el resto estará a punto de llegar, pero vamos a ir adelantando el trabajo y avisar a la reina de las hadas. Si todos piensan igual que nosotros acabaremos encontrándonos todos en la Torre de Cristal.
- La ¿qué?

Zarut señaló un enorme edificio, Scott miró a donde estaba señalando Zarut y se quedó sin palabras. Se notaba, con diferencia, que era el edificio más alto de la ciudad, era incluso más alto que un rascacielos. Los cristales de la torre eran vidrieras que formaban figuras circulares y romboides de distintos colores, pero en el centro de la torre dibujaban un símbolo, parecía un escudo. En el centro del escudo había dos alas de mariposa enormes que sobresalían del escudo y en el centro de las alas había un báculo de color verde y marrón. Cuándo Scott volvió a la realidad, miró a su alrededor y vio que Zarut ya había empezado a caminar. Echó a correr para poder alcanzarle pero se frenó en seco al escuchar un fuerte pitido.

- ¡Eh! Mira por dónde vas.

El joven miró rápidamente a su alrededor.

- ¡Un coche! - dijo Scott sorprendido.

Acto seguido sintió que alguien le agarraba de la muñeca y tiraba de él con fuerza.

- No te pares en mitad de la calle que te van a matar - dijo Zarut sin soltarle de la muñeca. - No te separes de mí, las calles hasta llegar a la Torre de Cristal están muy concurridas.
- Pero como es posible que las hadas conduzcan.

Scott estaba muy confundido. Zarut resopló como si le estuviese dando una explicación a un niño pequeño que no se entera de nada.

- Tu concepto de las hadas es demasiado antiguo ¿no? Son coches cuyo combustible es la magia, son muy prácticos para moverte por esta ciudad si no sabes volar.

Scott se quedó sorprendido al escuchar esa explicación. Había estado tan asombrado por la ciudad en sí, que no se había fijado que en la calle circulaban coches, bicicletas.... Se fijó que también había hadas volando por encima de ellos. Se notaba que era una ciudad con mucho movimiento. De repente sintió que desaparecía la presión que Zarut estaba ejerciendo en su muñeca.

- Vamos.

El joven asintió y aceleró el paso hasta ir al mismo ritmo que Zarut.
Caminaban a paso rápido, esquivando a los transeúntes como podían, más de una vez Scott chocó con alguno de ellos. Después de varias manzanas bastante grandes llegaron a la entrada de la Torre de Cristal. Ambos se quedaron quietos frente a las puertas principales y estas se abrieron automáticamente, dejándoles pasar. Cruzaron el umbral de la puerta y accedieron al hall, este parecía una recepción de hotel pero era mucho más grande.

- Bienvenidos, ¿en qué puedo ayudarles?

Alzaron la mirada y se encontraron cara a cara con un hada, con el pelo corto color plata, hombros anchos y vestido con un traje blanco que parecía nuevo. Sus alas eran finas, alargadas, transparentes y estaban en movimiento, los pies del hada estaban muy cerca del suelo pero no llegaban a tocarlo.

- Necesitamos hablar con la Reina Hada.

La expresión del rostro del hada mostraba un poco de confusión ante la petición de Zarut.

- ¿Quiénes sois?

El Rey de las criaturas místicas miró al hada sin creerse que no le hubiese reconocido. Al darse cuenta de que lo que había era cierto, respiró profundamente y dijo:

- Soy el Rey de las criaturas místicas y este de aquí - señaló a Scott. - es el Guardián de los Hielos Huracanados. ¿Ahora podemos hablar con la Reina Hada? Tenemos prisa.

Los ojos levemente rasgados del hada se abrieron de par en par debido a su sorpresa por escuchar la identidad de Zarut y Scott.

- ¿Podéis darme alguna prueba de que eso es cierto?
- ¿Me estás tomando el pelo?

Scott puso la mano en el hombro a Zarut para frenarle antes de que montase una escena. Acto seguido mostró las palmas de sus manos y las puso mirando hacia el techo del hall, cerró los ojos y cuando los volvió a abrir el iris de sus ojos era de color azul claro. Miró a sus palmas, en la palma derecha se formó un bloque pequeño de hielo que se quedó levitando en su mano y en su palma izquierda se formó un pequeño torbellino. Miró al hada y dijo:

- ¿Te parece suficiente prueba? Repito las palabras de Zarut: tenemos prisa.

El hada negó con la cabeza.

- Eso que estas haciendo puede hacerlo cualquier mago que domine el elemento del hielo y del viento.
- ¡Joder! No estamos aquí para numeritos.

El hada retrocedió un poco al ver que Zarut se estaba enfadando.

- Disculpe pero debe entender que solo con decir vuestras identidades no puedo dejarles pasar por las buenas.

Zarut respiró profundamente.

- Dónde se encuentra la Reina Hada.
- En el último piso de la Torre de Cristal - señaló el techo el hada.

Zarut asintió.

- Con o sin tu permiso vamos a pasar. Literalmente es cuestión de vida o muerte.

El hada chasqueó los dedos y de estos salio un polvo amarillo que hizo que los pies de Scott y Zarut se pegaran al suelo, inmovilizádolos.

- De aquí no os movéis - dijo serio.

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