Capítulo XI: La cita perfecta

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Al día siguiente, me desperté, me duché y procedí a alistarme para mi cita con Steve, decidí usar un suéter blanco blanco de cachemira, una bufanda azul, un cárdigan beige, un par de jeans azules, unas botas con tacón marrones y una correa del mismo color, decidí usar un maquillaje natural. Pero antes tenía que ir a otro sitio, debía ir a desayunar con papá y Pepper, ya que dijeron que momentáneamente moverán su residencia a California por unos asuntos pendientes, decidí contarle a mi papá que empezaría a salir con Steve, estaba Pepper cerca así que todo estaría, nunca le había contado a mi papá sobre algún chico con el que este saliendo o tenga una relación, pero estaba segura que con Steve todo sería diferente.

 Pero antes tenía que ir a otro sitio, debía ir a desayunar con papá y Pepper, ya que dijeron que momentáneamente moverán su residencia a California por unos asuntos pendientes, decidí contarle a mi papá que empezaría a salir con Steve, estaba Pep...

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- Papá, tengo que decirte algo – dije un poco nerviosa.

- Ay no – dijo asustado, Pepper se preocupó – no me digas que estás embarazada, ya te había dicho que debías cuidarte cuando tengas eso.

- ¿Eso? – pregunté divertida, Pepper rio.

- Ya sabes a lo que refiero – rodo los ojos – no puedo decirlo por su nombre.

- Sexo – dije en voz alta, provocando que mi padre se atorara y Pepper riera más.

- ___, esa palabrita no puede salir de tu boca, al menos en mi presencia – dijo después de haber bebido un poco de agua.

- ¿por qué? tú ya lo has hecho mucho antes de Pepper a diestra y siniestra, acaso no recuerdas a las doce modelos de la portada Maxim.

- Eso es cierto – dijo Pepper.

- Ok entiendo, pero mejor hay que ponerle otro nombre, por mi, por favor – dijo mi papá.

- ¿Te acuerdas de la historia del fondue, Howard y el capitán América? – dijo Pepper – me pareció divertida cuando me la contaste, yo creo que ese nombre estaría genial.

- Si, ese nombre, está bien – dijo papá.

- ¿Cuál historia? – pregunté curiosa.

- Ya te la contaré otro día, pero dime quién es el hijo de perra que te embarazó – dijo mi papá.

- Steve Rogers – dije sonriendo ampliamente.

- ¡¿Qué?! – exclamó mi padre con los ojos abiertos como plato, Pepper lo tomo del brazo.

- Relájate, papá – dije riendo – no estoy embarazada, siempre tomo precauciones – se desabotonó el botón del cuello de su camisa, creo que pensó que hacía fondue con Steve – solo empezaré a salir con él, tenemos una cita hoy, vendrá por mí, así que espero que te comportes, dijo que quería tu permiso, es todo un caballero – suspiré.

- No te preocupes, linda yo me encargo de que Tony, se comporte – dijo Pepper – el Capitán y tú, que lindos se verán juntos

- No más que mi niñita con su papi, con respecto a lo otro que dijiste – vio a todos lados – ¿Así? ¿Dónde está? – preguntó mi padre inmediatamente se abrió el ascensor, era Steve – eso fue rápido – corrí hacía Steve para saludarlo – primero yo – dijo mi papá adelantándome el paso.

- Buenos días, Stark – dijo Steve un poco nervioso.

- ¿Quieres mi permiso? – dijo mi padre.

- Así es – dijo firmemente Steve.

- Bueno creo que no hay nadie mejor que tú – dijo sorpresivamente mi papá, Pepper y yo nos vimos asombradas – eres anticuado y sé que la respetaras, ya sabes a lo que me refiero – dijo colocando su mano en el hombro de Steve – sobre todo, ahora que iré a California con Pepper, te vuelvo a confiar a mi hija, Rogers.

- La cuidaré, Tony – dijo Steve.

- Bueno ahora váyanse – dijo mi papá, sé que no le gusta el sentimentalismo.

- Te extrañaré mucho – abracé muy fuerte a mi papá – no te metas en problemas, pero sé que estarás con Pepper y eso me alivia.

- Todo estará bien, linda – dijo Pepper, se unió a nuestro abrazo, así nos quedamos por unos segundos.

- No me estoy muriendo – dijo mi papá, reímos – bien a vayan a divertirse, pero no mucho – entré al ascensor con Steve.

- ¿Qué quiso decir? – preguntó Steve.

- Se refiere a que no hagamos fondue – lo miré traviesamente.

- ¿No era una comida? – reí.

- Es por eso que me encanta, Capitán – dijo empinándome para darle un beso.

- ¡Hey! – escuché la voz de mi padre, nos asustamos, apareció su cara por la pantalla del ascensor – no habrá fondue para ninguno de los dos, Pepper cancela el viaje.

- Claro que no – dijo Pepper burlonamente – diviértanse chicos, yo me encargo del viejito – Steve y yo nos reímos.

- Entendí la referencia – dijo Steve – no puedo creer que Howard se lo haya contado.

- Tranquilo, es hora de divertirnos – dije mientras salíamos del ascensor para después subir a su moto.

Hicimos un recorrido por todos los puntos de New York, fuimos de incognito para no llamar la atención ya que, si sabían que era el Capitán América, las féminas volarían como abeja a la miel. Fuimos al Top of the Rock, a la Estatua de la Libertad, a la Isla Elis, luego a Central Park, a la iglesia San Patrick, almorzamos en el Plaza, fuimos al Museo Metropolitano y al Natural, dejamos para el final el Empire State, ya era de noche, la vista era simplemente hermosa, le comenté que era uno de mis lugares favoritos además de la vista por la película "Sintonía de amor" y algunas escenas de la serie Gossip Girl.

- Fue la cita perfecta, Steve – le dije mientras admirábamos la vista.

- Claro que lo fue – dijo abrazándome - ¿qué tal lo hice para mi primera cita?

- Excelente – sonreí.

- Esta vez no llegué tarde – dijo susurrando – perdón no quise.

- Tranquilo Steve – coloque mi mano en su mejilla.

- Gracias ___ - dijo mirándome fijamente a los ojos de manera dulce.

- ¿Por qué?

- Por mostrarme que debo aprovechar esta segunda oportunidad – le sonreí – después de haber ido a tantos lugares en un solo día, creo que ya pasamos las tres citas – asentí – entonces no habrá problema si hago esto – tomo mi rostro entre sus manos para darme un beso, coloqué mis manos alrededor de su cuello, disfruté cada instante de este beso, era tan cliché la idea de un beso en el Empire State pero solo Steve podía hacerlo especial.

- Es hora de irnos, mañana debemos i r a S.H.I.E.L.D., ojalá volvamos a ser compañeros – le di un suave beso.

- Eso espero, no soportaría que salgas lastimada.

- Tranquilo, Steve, llevo muchos años en este oficio y sigo aquí – después de ello, fuimos camino a mi departamento.

- Llegaré un poco tarde, a primera hora iré a visitar a Peggy – dijo un poco apenado.

- Está bien, no tienes por qué sentir pena, te entiendo – le sonreí – te estaré esperando – dije para después despedirme con un beso.

ME HACES SENTIR VIVO (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tu) EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora