ME HACES SENTIR VIVO (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tu) EDITANDO

Capítulo XXVII: Causa - Efecto

- No me vuelvas a pedir que me vaya – dijo mientras acariciaba mi piel, entendí que se refería a la última vez que estuvimos juntos antes de ir a Sokovia.

- Claro que no – lo besé, él me jalo para que quedará encima de él nuevamente – Steve, debemos ir con los demás, creo que nos estamos demorando mucho.

- No me importa, que Nat se haga cargo – dijo para volver a besarme.

- Está bien, solo una vez más – dije entre besos para volver a hacerlo, después de ello nos cambiamos y fuimos donde estaban los demás.

- ¿Qué paso, Cap? – dijo Nat sonriendo – tuvieron su propio entrenamiento a puerta cerrada, demoraron mucho en venir, aquí ya terminamos, quizás quieras darle otras lecciones a ___, ven Wanda, déjame guiarte a tu habitación – Wanda se fue con Nat, seguidamente de los demás.

- Te lo dije – miré a Steve.

- No me pueden culpar por querer recuperar cada segundo que estuve lejos de ti – me abrazó por la cintura – ¿no los crees?

- No – dije sonriendo para darle un beso.

- Bien muéstrame lo que tienes y sin miedo – dijo poniéndose en posición de ataque.

- ¿Seguro? – él asintió y lance un ataque para empujarlo, cayó al suelo, me vio riendo – tú me dijiste que te mostrara lo que tengo – se levantó y se acercó seductoramente a mí y me tomo por la cintura – eso no se vale – me quejé.

- Libérate de mi agarre – alcé mis manos – sin tus poderes – las bajé, asentí y le hice una llave con mis piernas a las suyas, tirándolo al suelo – bueno veo que aún recuerdas todo lo que te enseñé – le di la mano para ayudarlo a parar.

- ¿A qué te refieres? – pregunté curiosa.

- Solías decir que era tu entrenador super sexy – reí.

- Bien entonces lo quiero de vuelta – volví a besarlo.

- Así será, preciosa – me dijo, después fuimos a donde sería mi habitación y almorzamos con el tío Rhoedy, Wanda, Nat y Vis, bueno él solo nos vio comer, luego, Steve me ayudo a acomodar mis cosas en mi nueva habitación.

- Bueno seremos vecinos de cuarto y cuando quieras puedes tocarme la puerta – me besó.

- Tú puedes hacer lo mismo – le dije – no pensé que papá traería casi todas mis cosas y eso que tengo más en mi departamento de Manhattan, quizás debería donar algunas cosas – dije.

- Eso es muy noble de tu parte – sonrió.

- Supongo que sí, en Sokovia solía hacer colectas de donaciones con Wanda y Pietro – sonreí al recordar los buenos momentos.

- Quizás puedas hacer lo mismo con Wanda aquí, conozco algunos refugios en Brooklyn que siempre necesitan ayuda.

- Eso sería fantástico ¿No quieres acompañarnos? ¿Qué harás más tarde? – le pregunté.

- Mmm yo debo ir a otro lado – recordé lo que le dijo Sharon en la mañana.

- ¿Así? ¿A dónde? Si quieres te puedo acompañar – lo vi fijamente cruzando los brazos, no resistió la intensidad de mi mirada.

- Iré con Sharon a ver a Peggy, ella ha estado muy delicada de salud.

- Ok, te acompaño.