Capítulo 161.

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No hubo ningún otro ruido hasta que mi papá creyó pertinente volver a hablar. No podía verme, pero tenía esa sensación de nada. Una nada cruda.

- Es lo mejor…

- ¿Por qué no me lo ha dicho él? – no sé de dónde saco valor para preguntar esto.

- Pensamos que así sería más sencillo.

- ¿Para quién?

- ______, creo que realmente las cosas se están solucionando…

- Papá – siento ese nudo en la garganta – entiendo tus decisiones, tu postura como mi padre y que realmente esto podría ser lo mejor – sollozo pero me mantengo tranquila – solo no te imaginas cuánto detesto que lo que sientan por mi les haga creer que tienen el derecho de decir sobre lo que puedo o no sentir.

- _______...

- Y además, que crean que hacer lo correcto no me hará daño, que alejarme de él de alguna manera hará que todos se solucione.

- Fue una decisión de él, es una oportunidad y si lo vez de esa manera quizá…

- Eso lo entiendo papá – le digo – a estas alturas lo sé, así como sé que puede ser lo más sano para que Paul y tú no pierdan su proyecto, para que Ashton no tenga problemas, para que yo no dejé el colegio… para muchas cosas “buenas” – suspiro para que mis sollozos no lleguen a llanto, necesito hablar claro – pero no logro hacer que se sienta así. Una vez tú me dijiste que cuando uno se enamora por primera vez es delicado, porque no importa que ocurra en la vida, ese sentimiento no desaparece.

Mi papá esta cautivo en mí, hay algo en sus ojos, cierto desconcierto, del tipo que solo consiguen las epifanías.

- ¿Lo amas?

Le sonrío sin ganas.

– Ojalá no.

Un silencio más.

- Lo lamento, _______ – es todo lo que dice, se ve confundido, como si no supiera que decir o cómo reaccionar.

- Yo también – me incorporo – pero más lamento no ser siquiera digna de merecer un adiós después… después de tanto.

* * *

Camino por los pasillos del colegio con una pena secreta que no puedo compartir con nadie. Hoy al pasar frente al aula F ya no está la placa con su nombre, pero me ha dolido más el modo en que no soy la única que lo echa de menos, pero si la única que no puede expresarlo como quisiera, porque soy yo quien lo quiere a morir y aquí sigo. Es el inicio del último semestre y yo ya no soy la persona que era hace algunos meses. Me llegué a sentir más viva que nunca y ahora solo me resta estar viva.

Wesley y Kayttlin han sido buenos al aceptar mi versión resumida de todo lo que ocurrió, sé que no les ha sido suficiente, pero no han preguntado más y han omitido el tema de nuestras conversaciones.

- ¡Hey! ¡_____! – Escucho la voz de David hablarme – ¡espera!

- Hola – lo saludo - ¿qué ocurre?

- Hola – me saluda con un beso en la mejilla – quería saber si tenías algo qué hacer en la tarde…

Creo que nota el desconcierto en mis ojos porque habla antes de que yo pueda objetar.

- Hay renovación de cargos en el consejo estudiantil – me explica – y yo te he propuesto para que seas la vicepresidenta.

- ¿Qué paso con Andrés? – le pregunto.

- Su hermana y yo terminamos, tal parece que no supo dividir el “trabajo” y renunció al consejo – se encoje de hombros – creo que tú eres perfecta para el puesto, el evento navideño fue un éxito y tú tienes mucho que ver con ello.

Me río con desgana.

– Y ahora si no salí huyendo o algo ¿no?

Él ríe.

– Nos asustaste esa vez, pero yo sé que tienes madera de vicepresidenta, lo único que si es una pena es que el Sr. Irwin no vaya a estar con nosotros, nadie nos apoyaba como él – ríe – no creí que algún día fuese a decir que extrañaría a un maestro.

- Si… - respondo a medias. Rayos.

- ¿No sabes qué pasó? ¿Por qué se fue? – me pregunta – no me gusta hacer caso a rumores, pero supe que salías con su hermano.

- Si… - digo otra vez – se fue por estudios, hará un master en USA, una gran oportunidad, algo así – explico con desgane.

- Vaya – dice asombrado  – si que lo es, es bueno, le irá bien aunque, como te dije, le echaremos mucho de menos.

- Ni que lo digas… parece que el colegio entero lo extraña.

- El Sr. Irwin era esa clase de personas que suelen causar un impacto en tu vida en poco tiempo, voy a extrañar charlar con él, siempre supo que decir y cómo hacer más divertido todo.

- Ashton siendo Ashton – murmuro bajito.

- ¿Cómo? – me pregunta David.

- No, nada, que tienes razón, un profe como ningún otro.

- Voy a perder toda mi heterosexualidad, pero me hubiera gustado despedirme del Sr. Irwin en persona, me siento abandonado. 

Río por cortesía.

– Lo sé, yo también.

mi profesor 》irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora