Capítulo 26.

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Caminamos juntos en silencio hasta llegar a la sala, él se detiene y observa mis cosas en el tapete del suelo, mi computadora, mis libros y mis marcadores.

- Ashton – pronuncio su nombre finalmente.

- Creo que una vez más irrumpo en tu rutina – me dice algo apenado.

- Tranquilo, tenía planeado tomar un descanso – le digo para tranquilizarlo – estaba calentando un poco de chocolate, ¿gustas una taza?

Él sonríe, tan dulce como solo él podría – ¿tienes galletitas? – me pregunta atrevido.

- De mantequilla – le sonrío ampliamente y él me sonríe de vuelta.

- Acepto – dice y deja su abrigo en el sofá

- Siéntate, en un momento regreso – voy a la cocina y busco dos tazas para el chocolate que efectivamente estaba calentando, la tarde pintaba para ser fresca, el fin del verano estaba cerca. Lleno un plato con galletas y lo coloco en la bandeja donde ya reposan dos humeantes tazas de chocolate caliente. Tomo un profundo respiro e intento controlarme. Pero con tal hombre sentado en mi sala mis sentidos se descontrolan, y no hay nada que pueda hacer más que mi mejor intento.

Tomo la charola en mis manos intentando no derramar el chocolate a causa de esos repentinos espasmos en mi vientre. Era una especie de cosquilleo que se extendía hasta mis brazos, una sensación completamente nueva. La habitación se ha impregnado del perfume de Ashton y chocolate, con cada respiro ese adictivo y varonil aroma llena mis pulmones, deleitándome, él no me ve, pero sonríe, noto que tiene algo en las manos y lo observa con ternura, dejo la charola en la mesa y me acerco a él, ahora miro lo que él ve, es un retrato mío, a los 9 años, estoy con mi mamá y con mi papá, los tres lucimos completamente felices, era tan distinto antes. Ashton me mira a los ojos y me sonríe dulcemente lo que hace que mi intento por controlarme sea un fracaso total, mi corazón late fuertemente.

- Eres tú, la del vestido azul oscuro con lunares, ¿cierto?- me preguntó dulcemente.

- Si…

- ¿Ella es tu mamá? – Me limito a asentir con la cabeza, él sabe que hablar de mi mamá no es mi tema de preferencia – era muy bella.

- Mi papa dice que era la más hermosa mujer que jamás conoció.

- Eres idéntica a ella, hermosa.

Mi corazón palpita tan fuerte que debo aclarar mi garganta para no liberar un suspiro, no sé si Ashton se da cuenta de lo deseable que es ante mis ojos desde el primer día que lo vi entrar al salón de clases, de lo que sus palabras causan en mi.

- Traje el chocolate – digo en un intento por cambiar de tema señalando la bandeja que dejé en la mesita de la sala de estar. Ashton regresa a su lugar la fotografía y toma asiento en el tapete, cerca de donde tengo mis cosas.

- ¿No prefieres el sofá? – le ofrezco.

- No, aquí parece más cómodo – tomo una taza de chocolate y se la acerco, tomo una yo y me siento a su lado.

- Di un vistazo a lo que escribías ______ - da un pequeño trago a su chocolate – escribiste mal lo de la “triple entente” – se ríe – escribiste “triple entrante”.

- Es difícil escribir las causas de la primera guerra mundial cuando en tu cabeza está la tercera… y tampoco conoces las causas – le dije y él mi miró rió.

- Creo que te debo unas explicaciones.

- Sería bueno que me aclararas unas dudas.

- Ayer en el bar… - comenzó a decir.

- No – le interrumpí – antes de eso… en la fiesta, bien, ¿Quién es Danielle?

Ashton agachó la mirada e hizo una mueca con el labio… entonces me miró a los ojos, completamente serio.

- Danielle... es el amor de mi vida.

La taza de chocolate caliente se resbaló de mis dedos y cayó encima de mis piernas, pero el dolor que sentía por las palabras de Ashton era mucho mayor al que me provocaba el líquido ardiente. 

mi profesor 》irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora