Capítulo 67.

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Los tres, ahí, en lo que se postulaba para ser el momento más incomodo de nuestras vidas.

No somos capaces de decir algo, creo que es porque no sabemos qué decir. Keyttlin parpadea fuertemente como si quisiera aclarar su vista, pues es posible que no asimile ver al sujeto que llama Sr. Irwin que usualmente ve cuatro veces a la semana, 50 minutos por día más encuentros casuales y ahora está en la casa de su mejor amiga, por la mañana, vistiendo pijamas, preparando el desayuno y llamándome amor. Ha de figurarse que ha enloquecido. O quizá que yo lo he hecho.

- Señor Irwin… -balbucea Keyttlin.

- No es lo que parece – mi respuesta es tonta, pero ha sido como un reflejo verbal… pues claro que es lo que parece.

Aunque no tengo la certeza de qué le parece a ella exactamente.

- ¿No? – la ceja de Keyttlin se levanta acusadoramente.

- Bueno, algo, pero… - exhalo, no sé ni por donde comenzar a explicar para no enredarla y confundirla.

- Creo que será mejor si las dejo solas – dice Ashton.

- No Sr. Irwin, no es necesario, yo… yo ya me voy – Keyttlin se abre paso entre nosotros con dirección a la puerta.

Sin meditarlo mucho voy tras ella. Logro tomar su brazo deteniendo así su escape.

- No Key, espera…

- Hablamos luego, _____.

- Hablamos ahora – replico muy determinada – aplazar asuntos sin resolver me ha causado muchos líos, no pienso repetir mis errores.

Keyttlin destensa los hombros, da vuelta, luce aturdida, como si su mente estuviese buscando descifrar con lógica lo que ve.

- Habla entonces… - me dice - ¿qué ocurre aquí?

- Así no Key, ve a la cocina, voy en un momento.

- Pero… - miro a Key esperando que capture el mi mensaje de “no preguntes aún, solo ve” – vale, con permiso – se disculpa y pasa en medio de mi y de Ashton, quien me siguió.

Keyttlin entra a la cocina y yo me vuelvo hacia Ashton.

- ¿Le vas a contar? – pregunta Ashton con cierta nota de preocupación en su voz.

- ¿Otra opción?– le digo pues me parece demás qué lo pregunte.

- No me malentiendas, _____, pero sabes lo que implicaría…

- Tu amigo lo sabe – interrumpo – no veo por qué no puedo yo contarle a mi amiga.

- Pero jamás fue mi intención decírselo.

- Esto tampoco lo pedí – le digo – pero ella está ya aquí. ¿qué quieres que le diga? oh, fíjate Key que no está ocurriendo nada aquí, el Sr. Irwin es pobre y solo viste pijamas, pasó por acá porque estaba buscando a su unicornio Juancho, pero ya se va.

- Quizá nos crea si en lugar de unicornio es gato – bromea y yo lo miro con seriedad.

- Ashton…

- ¿Confías en ella? – me pregunta.

- Si – respondo sin siquiera dudarlo pues esa es una certeza que siempre he tenido presente.

- Entonces yo también lo hago – besa mi frente acercándome a él, yo estaba de brazos cruzados pero al tenerlo cerca no puedo evitar soltar mis brazos y atraparlo por la cintura. – lo entenderá.

- Eso espero… - es lo único que respondo.

- ¿Las dejo solas? – pregunta y yo asiento.

- Lo siento, te hablo en la tarde y te cuento, ¿vale?

- Dejo el resto de mis cosas – me dice y se acerca a mi oído para susurrar – y mi ropa de ayer.

Me mira y guiña un ojo. Esa manera en que él puede bromear en momento de seriedad es algo que me enfada, pero que amo, pues a veces quisiera poder hacer lo mismo.

Ashton toma sus llaves de la mesita que está junto a la pared y vuelve a mí.

- Te quiero – captura mis labios en pequeño beso y yo acaricio su mejilla

- Y yo a ti gran torpe.

Tira un beso de patito antes de salir por la puerta. Y yo sonrió como loca pues me figura adorable en tantas formas. Más eso no me hace ignorar mi realidad.

Entro a la cocina, Keyttlin ha apagado lo que estaba en la estufa. Me espera sentada en la mesa desayunador.

Tiene su cabeza reposando en su puño. Al verme entrar compone su postura, me siento como si fuese una niña pequeña a punto de ser regañada por su madre.

- Sé que tienes muchas preguntas, pero te voy a pedir que primero me escuches, y que mantengas la mente muy abierta.

Key asiente. Y yo comienzo a contar la historia de aquella damisela en apuros que fue rescatada por quien haría más que protegerla de un hombre con sucias intensiones, si no se convertiría en el indicado para salvarla de sus propios monstruos.

mi profesor 》irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora