Regreso con Wesley, su herida ya casi no sangra. Me inclino y lo observo, así, tan quieto, sin que de su boca salgan agresiones hacia mí o Ashton, ya ni recordaba cómo era.
Le quito sus zapatos sucios y sus calcetines húmedos, siempre ha odiado esa sensación mojada en sus pies. Sigo sintiendo coraje hacia él, pero tan ajeno como lo está ahora solo provoca que la parte de mí que aún le tiene cariño recuerde esas veces cuando se durmió a media comedia romántica en el cinema, y como Key colocaba hielos en su vientre para despertarlo. Wesley siempre había odiado esas películas, pero por nosotras las veía. Siempre nos cuidaba y consentía. ¿Qué había pasado con eso?
Humedezco uno de los trapos en agua con un poco de jabón y comienzo a enjugar su rostro. Sus ojos cerrados, escondiendo su mirada verde aceituna que vuelve tan locas a las chicas en el colegio, pero que conmigo jamás funciono. Quizá encontraba eso refrescante, quizá por eso se aferraba a mí, pero jamás fue mi intención hacerme la “interesante”, simplemente yo era así con todo el mundo.
Yo tenía sentimientos encontrados por este chico, una parte de mi lo despreciaba intensamente, la otra (la más sensible de toda yo) quería abrazarlo y dar gracias de que se encontrará bien.
- Eres un imbécil – murmuré terminando de lavar su rostro – pudo haberte pasado algo, en qué pensabas al pisar un lugar como ese… - cierta nota de preocupación no intencional salió con aquella expresión.
Giro sobre mi torso y deposito los trapos sucios en el agua.
- Quería beber – oigo decir, vuelvo la vista y veo como me está observando tranquilamente – en los lugares “decentes” no dejaban entrar a un chico de 17 años… no tenía otra opción.
- ¡Imbécil! – espeto furiosa y arrojo uno de los trapos húmedos estampándose en su cara recién limpiada. - ¡eres un completo…!
No soy capaz de terminar la oración, ha despertado, ya no veo al chico castaño que me robaba sonrisas hasta en los días malos, ahora mi cuerpo se pone en alerta roja a la espera de sus ataques en contra de mi o Ashton.
Sin embargo no ocurre. No me dice lo zorra en que cree él que me convertido o lo pedófilo que es Ash. Quita el trapo húmedo de su cara y me lo entrega.
- Duele menos que tu puño – bromea haciendo referencia al golpe que le di cuando intentó besarme.
- Merecías más que eso – le digo mordazmente.
- Lo sé – responde relajado, quizá aún este aletargado por el alcohol - lo sé.
Inclina su cabeza y hace un gesto de horror al ver la herida de su abdomen, la cual comienza a sangrar un poco por sus movimientos. Tomo uno de los paños que aún están secos y limpio la sangre de más. Él la detesta tanto como yo.
- Solo es superficial, rasgo tu piel, tu porquería de adentro sigue intacta – le explico con falsa alegría.
- ¿Él está bien?
- Me sorprende que te preocupes por Ashton… - bromeaba, pero él parecía tener un interés serio en mi respuesta – sí, creo que mañana estará algo adolorido por los golpes, pero está bien, es fuerte… ha salido a la farmacia a comprar unas cosas para curarte esa herida.
Wesley gesticula una sonrisa que no alcanza a llegar a sus ojos. Tumba su cabeza sobre el sofá nuevamente y mira fijamente al techo.
- ¿Es su departamento? - pregunta.
- Sí.
- Tú ya estabas aquí, ¿verdad?
Vacilo un segundo antes de responder – sí.