— Y aunque con el tratamiento la inflamación parece haber disminuido el médico me sugirió la biopsia. Él dice que la inflamación fue a causa de la infección, pero nunca está de más descartar que no sea… linfoma.
Aparto el sándwich de jamón de mí. No puedo darle otro bocado. La simple idea me provoca arcadas pero mi padre insistió en el hecho de que yo no puedo saltarme las comidas así de la nada.
— ¿Qué es linfoma? — pregunto temerosa porque creo conocer la respuesta.
— Cáncer — responde sin expresión alguna.
Siento el escalofrío recorrer mi columna. Lo sabía.
—Pero sólo es preventivo, a parte de la inflamación no hay nada que sugiera que sea eso — me explica nervioso.
— ¿Y pensabas hacerte esos estudios sin decirme nada?
Mi papá agacha la vista y rasca su sien con el dedo índice.
— Iba a hacerlo…
— ¿Cuándo? Cuando tuvieses los resultados en tus manos — acuso y creo que he acertado porque mi papá no me responde nada.
—No quería preocuparte — se excusa.
— Lo que realmente me preocupa es que a pesar de todo lo que hemos vivido y hablado aún sigas creyendo que mentirme y decidir ‘mi bien’ por tu cuenta mejora las cosas. No lo hace. Te lo juro.
Él ríe sin ganas — Perdóname.
— Me siento a veces en un círculo vicioso de donde no podemos salir, ya no basta con decir que seremos honestos, debemos serlo — le digo — necesitamos hacerlo mejor, papá.
— Estoy de acuerdo, me he sentido igual.
— Yo no quiero que nos convirtamos en esto que hemos sido las últimas semanas, siempre nos habíamos tenido confianza, éramos amigos, familia.
— Yo tampoco quiero eso para nosotros, grumpy — me dice él sosteniendo mi mano — eres mi más grande tesoro, mi orgullo, mi bebé. Por eso me duele saber que te hice daño — acaricia mi mejilla con cuidado — Cuánto estuviste llorando.
Agacho la vista, apuesto que tengo los ojos tan saltones como un cachorro chihuahueño.
—Fue un día difícil en el colegio.
— ¿El problema fue algo en el colegio… o la ausencia de ese algo en el colegio? — pregunta con serenidad — recuerda lo de ser sinceros, no pienses en que quiero o no escuchar, sólo cuéntame.
—Ambas — le digo — la maestra de filosofía me sacó de mí y estallé, ya te había contado como nos trata y hoy se pasó de la línea, el punto es que ahora me he metido en un embrollo con ella y de paso Wesley ha saltado conmigo dentro de sus fauces.
— ¿Es por eso que debo ir el lunes al colegio? — Lo miro sorprendida. Esperaba que se molestara por ello, pero podría asegurar que hay diversión en sus ojos — me llamó el prefecto, aunque no creo que sea tanto un embrollo para ti y Wesley si incluso él está de su parte.
— Bueno, la maestra Teresa es una arpía venenosa e inhumana... y no es secreto.
Esboza una sonrisa — Hace un año hablabas sobre pasar invisible por las clases para evitar problemas y ahora comienzas una revolución en el colegio.
Me roba una sonrisa — Me haces sonar como una anarquista.
—No te estoy alentando, pero me enorgullece ver que defiendes lo que crees correcto. Estoy de tu lado.