Si alguien viniera y me hablara bonito de los cumpleaños se ganaría con seguridad una patada en el trasero de mi parte, porque para mí éste se ha convertido en una pesadilla. Creo que jamás había extrañado mi casa como ahora; mi tranquila, segura, sin cuñados antipáticos y suegras intimidantes, casa.
Ashton y yo tuvimos una despedida un tanto incomoda, ninguno de los dos dijo mucho después de que Luke nos dejara con la realidad estacada en el pecho. Él cumplió con su papel de caballero protector conmigo, me dijo que no me preocupara, que ambos saldríamos adelante como hasta ahora lo hemos hecho. Sin embargo algo en sus ojos me dijo que esta ocasión no sería igual. Quizá que todo ello proviniera de su mejor amigo tuvo un mayor impacto en él.
Son alrededor de las 3:00 am y mi papá duerme como un oso en la cama de junto desde que puso su cabeza sobre la almohada. Yo finjo hacerlo desde más tiempo, pero la verdad es que me limito a contemplar el techo preguntándome si él estará igual que yo, buscando figuras en las sombras del techo.
Dormir ya ni siquiera figura en algo posible. Decido que un paseo quizá ayude. Me escabullo de la habitación y al salir al pasillo dudo un poco sobre qué tan chocante me vea en comparación con todo aquí, no quisiera insistir en ello, pero yo con mi chándal rosa y sudadera violeta nos vemos fuera de tiempo con todo lo clásico y romántico.
Al llegar a la última planta descubro la terraza, parece más para eventos de día, ahora se encuentra iluminada por luces doradas en faroles, es tan tranquila, como una pequeña burbuja, el aire fresco de la noche choca contra mi piel provocándome un escalofrío, pero es una sensación que disfruto.
Camino, un pie después del otro, observando a lo lejos las luces de la ciudad como si fueran un puño de miles de luciérnagas al fondo.
- ¿No puedes dormir? – me vuelvo sobresaltada y descubro a Sophie tras de mí, sentada en un mueble de mimbre que se encuentra junto a una de las mesas de picnic.
-Sophie, perdón, no sabía que este lugar ya estaba ocupado – me disculpo y ella tira de las mangas de su sudadera.
- Creo que es lo suficientemente grande para ambas, ¿no lo crees? – dice sonriente, aunque esa no es la sonrisa que le vi hace apenas una horas.
- Eso creo – me limito a responder intentando producir cualquier excusa coherente para poder retirarme rápido de allí – pero no sabía que estaría tan fresco aquí fuera – le digo – será mejor que vuelva a mi habitación.
- No, espera – me indica deteniendo mi brazo al pasar junto a ella – quiero hablar contigo.
Genial, justo lo que necesito, un sermón más.
- Toma asiento un momento, por favor – me ordena y no me queda de otra más que obedecer sin protestar.
Creo que ella tampoco sabe cómo empezar a hablar pues se crea un pequeño silencio incomodo entre ambas hasta que finalmente rompe el silencio.
- Luke y yo discutimos – esa confesión me toma un poco por sorpresa y ella lo nota – creo que jamás nos habíamos gritado tan feo. Bueno, quizá un par de veces, pero hacia tanto que no ocurría y… no sé, eso era algo que no esperaba ahora.
- Fue culpa nuestra, ¿verdad? – intentando que ella implícitamente entienda ese “nosotros” sin más detalle.
- No – dice ella y parece sincera – bueno, discutimos por ustedes, pero no es su culpa que Luke sea tan cabezota.
- Lo lamento – digo intentado controlar mi vergüenza. Soy la extraña invitada de último minuto y causante de una gran discusión entre ellos.
- No lo hagas, si te cuento esto es porque quiero que seas consiente de que yo no pienso igual que Luke… y aún no puedo creer que él se esté comportando así con su mejor amigo, es como si hubiese olvidado todo lo que nosotros vivimos para llegar aquí.
- Solo se preocupa porque no quiere que Ashton termine mal por mi culpa.
- ¿Por qué habría que ser así?
- Ya sabes – le digo – el asunto del “profesor” y las edades.
- Es cierto que el asunto del “profesor” es delicado y no sé muy bien cómo va todo con eso así que me limitaré a no dar un juicio sobre ello. Pero con las edades, venga, que eso solo son números. Como el peso… o el dinero.
Ellos no parecían tener mucha diferencia de edad, tampoco de peso, Sophie luce como una modelo italiana de alta costura, así que a los problemas que ella se refiere entre ambos puede que tengan relación con el dinero.
- Creo que no es un secreto el estatus económico de los Hemmings – me dice – Andrew es un exitoso hombre de negocios y Luke sigue sus pasos a gran velocidad, Liz es una mujer de sociedad que sabe exactamente que decir y cómo comportarse de la manera más sofisticada, vaya, mira nada más el lugar que Andrew está costeando para el cumpleaños… mientras que yo… - sus ojos comienzan a llenarse ligeramente de una capa cristalina que intenta contener elevando discretamente la vista – soy la segunda hija de una tradicional y común familia de migrantes italianos, hija de un honorable mecánico y que si bien nunca nos ha hecho falta nada, tampoco llevamos la vida que los Hemmings viven, que quizá tú vives – me dice y su voz suena un poco agresiva pero la controla rápidamente – tampoco soy una mujer de sociedad, o de negocios, soy una estilista, orgullosa de ello, ¿pero crees que llega a ser suficiente para la gente de este mundo?
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mi profesor 》irwin.
FanfictionUna relación un tanto peligrosa pero excitante a la vez.