______.
Al despertar, me estiré libremente y abrí los ojos despacio, entonces note que Ashton no estaba a mi lado ya. Porque había estado allí ¿no? comencé a dudar de la certeza de mis pensamientos y de mi seguridad respecto a los últimos hechos, pero bueno, una no todos los días salva a su profesor de historia universal contemporánea de un bar y duerme en compañía con él. De otra manera sería muy extraño que eso ocurriera a menudo. Respiré profundamente y las sabanas aún tenían impregnado su aroma, giré la vista y en la silla de mi tocador estaba el vestido negro.
- Si... – susurré para mí misma – fue real.
¿Entonces por qué no había señales aparente de Ashton? Me puse de pies y sujeté mi cabello en una cola de caballo. Allí noté mi bolso y rápidamente lo revisé. Las llaves, seguían las llaves de la camioneta de Ashton dentro, de una manera extraña me alegró la posibilidad que él siguiera en casa. Salí rápidamente de mi habitación con la ridícula esperanza de encontrarlo.
- Ashton – dije sin obtener respuesta – Ashton, ¿sigues aquí?
Bajé las escaleras y nada. Ashton ya no estaba.
- De nada – dije con atroz sarcasmo, cierta furia hervía en mí o quizá era decepción. Nadie me había obligado a ayudar a Ashton, de haber desertado su invitación a su cumpleaños… pero no, en definitiva no me arrepentía de mis decisiones, pero aparentemente Ashton si lo hacía. Se fue sin decir nada, gracias, adiós, fue un error, por qué tengo esta ropa, se fue sin darme explicación alguna.
Caminé por la sala de estar y noté que había algo en la mesa del comedor, me acerqué, había un plato con cereal y algunos frutos, un vaso de leche al lado y una taza de café humeante, lo cual me indicaba que no tenía mucho de ser servido. Allí mismo estaba una nota doblada que tenia escrita en el exterior “para _____”. Me tumbé en una de las sillas y con dedos temblorosos y corazón palpitante tomé la nota en mis manos y recargando mis brazos en la mesa comencé a leer.
“_____, espero que para cuando despiertes y leas esta nota el café no esté muy frio, ayer me dijiste que algún día te invitaría un cereal preparado por mí en compensación por la bebida que no sabía preparar. Hablando de bebidas lamento como no tienes idea que hayas tenido que presenciar (padecer y soportar) mi primera gran borrachera. Agradezco mucho lo que hiciste por mí, cualquier otra persona no lo hubiera hecho, mucho menos para su “horrible” profesor, pero tú te comportaste como una verdadera amiga. Sé que has de tener muchas dudas, créeme, yo igual, aún no me explico cómo es que traigo puesta esta ropa, prometo aclarar las tuyas pronto, darte las explicaciones que mereces. Puede que este “intento” de desayuno no compensa todo lo que has hecho por mí, pero no pude pensar en otra cosa. Sabes, ahora comprendo porque la gente dice “no lo vuelvo a hacer”. Gracias nuevamente _____, prometo que no volverá a pasar.
- Ashton.
PD. No encontré las llaves de mi camioneta, así que tomaré un taxi. No te quise despertar, espero que hayas dormido bien, disfruta tu desayuno. “
Salí rápidamente y efectivamente la camioneta de Ashton seguía allí. Fuí a mi cuarto por las llaves, hice espacio en la cochera para la camioneta de Ashton, afortunadamente el auto de mi papá no era tan bestial como el de Ashton. Me sentía más segura que la camioneta estuviera allí adentro, si por algún motivo alguien llegara no me gustaría dar muchas explicaciones respecto a la gran camioneta negra de mi entrada. Regresé a la cocina y me di cuenta que sonreía como boba ante el desayuno de Ashton, en eso el teléfono sonó. Fuí por él y me senté en el comedor dispuesta a obedecer a Ashton y disfrutar mi desayuno.
-Hola – dije mientras colocaba leche al tazón de cereal.
- Buenas tardes, ¿hablo con la pequeña Crowell? – dijo una voz familiar al otro lado del teléfono.
- La más pequeña de todas… - bromeé.
- Y ¿me podría explicar esta pequeña por qué ayer no contestó el teléfono?
- No me dijiste que llamarías.
- ¡Ah! Ahora resulta señorita que debo hacer una reservación.
- Papá, es que una con sus múltiples ocupaciones…
- _____, encerrarte todo el día en tu cuarto no es lo que calificaríamos como “múltiples ocupaciones” – me dijo y comenzó a reír.
- Paaaaa…, ¿llamaste para saludar o para criticarme? – me quejé.
- Está bien, ya… ¿Cómo estás princesa?
- Bien, estoy desayunando.
- _____, desayunando a la 1:00 de la tarde.
-¿Qué? – Eché un vistazo al reloj de pared y efectivamente, era tarde ya – wow, no sabía que era tan tarde… - ahora comprendo la urgencia de Ashton por regresar a su casa, su familia podía preocuparse.
- ¿Saliste ayer?
- Sí, perdón por no avisarte, es que no lo tenía planeado, pero a… un amigo, fue su cumpleaños ayer y su familia le organizó una pequeña fiesta y lo acompañé.
- Tranquila bebé, me alegra que comiences a salir, no lo habías hecho desde…
- Pero no te emociones – lo interrumpí – fue una excepción.
- Eres una terca – me reclamó.
-De alguien lo heredé, ¿no crees?
Mi papá reía, y yo verificaba que efectivamente, el cereal que preparó Ashton era delicioso.
- Me da gusto saber que estés bien y que hayas salido.
-¿Por qué no eres un papá normal? ¡Me fui de fiesta sin tu permiso! – Bromeé – deberías castigarme.
- Para ser un papá normal debería tener una hija normal, pero si eso quieres, estás castigada, ¡sal más seguido! - Reí, mi papá era una de las pocas personas de quien tenía la certeza que amaba, de las pocas con las que me mostraba abiertamente.
- Te quiero.
Y y yo a ti pequeña, hoy el trabajo estuvo tranquilo, pero durante la semana presiento que no será igual, quizá no pueda llamarte.
- No te preocupes – le dije – estaré bien.
- Bueno mi amor, sigue con tu desayuno bizarro a la 1 de la tarde, regreso a más tardar el viernes.
- Que tengas éxito con los italianos, ¡convéncelos!
- Eso haré pequeña, cuídate mucho y que no se te olvide tu castigo.
- Cuidado con lo que pides, se puede convertir en realidad, chau.
- _____, un último favor, felicítame a ese “amigo” tuyo que logro lo que yo no había podido, sacarte al mundo.
- ¡Papá! No es lo que crees.
- Eso dices, adiós. – dijo entre risas.
Colgué y terminé mi desayuno. Me sentía como una mentirosa aunque no lo era, solo no le había contado todo sobre Ashton, y el hecho de que era mi profesor, ah, claro, y que se había quedado a dormir en casa y usado su ropa. Si, detalles insignificantes…
•••
Trabajaba sentada en el tapete de la sala, terminaba de escribir mi reporte sobre “las causas de la segunda guerra mundial” el cual había quedado incompleto a causa de un pequeño cambio de planes en mi rutina. De repente sonó el timbre. No tenía la certeza de quien era, pero guardaba la esperanza de encontrarme con alguien específicamente, de un brinco me puse de pie y me arrepentí por decidir utilizar esta ropa muy “casual”. Tomé un respiró y abrí la puerta.
- Hola, creo que tenemos una plática pendiente – me dijo el chico varonil al frente mío, que usaba unos jeans y un jersey muy favorables a su imagen. Pasaba sus manos por su cabello, podría apostar que estaba nervioso.
Lo invité a pasar abriendo más la puerta sin decir ninguna palabra, no es porque no quisiera, solo que una revolución de sensaciones comenzó en mi cuando lo vi parado allí en mi puerta. Lo siento papá, creo que eso de salir de casa tendrá que esperar.
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mi profesor 》irwin.
FanfictionUna relación un tanto peligrosa pero excitante a la vez.