Capítulo 53.

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- ¿Cómo es posible que salgas de casa con dos maletas y solo regreses con una? – le digo a mi papá mientras bajamos del auto.

- Es que mi otra maleta decidió tomarse una temporada extra en Los Lagos – bromea pero yo no río – ya, ya grumpy – pasa su brazo alrededor mio – mi otra maleta no entro en mi vuelo, llegará en el siguiente, quedé en que pasaría mañana por ella, pero lo bueno es que si llegó esta.

- ¿Por qué? – le pregunto mientras entramos a casa.

- Porque de otra forma hubiese tenido que esperar hasta mañana para darte el obsequio que te compré.

- ¿Y qué es? – pregunto curiosa, mi papá coloca su maleta en el sofá, saca una caja delgada de ella y me la entrega.

- Espero que te guste – me dice y recibo el paquete.

Rápidamente lo abro y dentro encuentro algo que realmente no me esperaba.

- ¿Un vestido? – le digo sin ocultar mi sorpresa.

- ¿No te gusta? – pregunta angustiado.

- No, no es eso, es precioso – no miento, saco el vestido de su caja y puedo apreciarlo mejor, es de mi talla, su color es rosa suavecito, más que el yogur de fresas que tanto me gusta, la tela es fina, la parte de arriba está completamente cubierta de lentejuelas del mismo rosa bonito que brillan a pesar de la tenue luz y la parte de abajo cuelga con suavidad, es un vestido hermoso – pero… ¿por qué un vestido?

- ¿Acaso un padre no puede comprar a su hija un vestido sin ninguna intención oculta? – me dice ofendido.

Yo me cruzo de brazos y enarco una ceja, lo conozco muy bien…

- Está bien, está bien – dice poniendo las manos en el aire como si fuera a ser detenido lo que me provoca gracia y río.

- Entonces, ¿a qué aburrido evento, cena o reunión de trabajo debo de acompañarte?

- No es oficialmente de trabajo – se justifica.

- ¿No?

- Bueno, sí, pero tenemos que aparentar que no es trabajo, la compañía hará un evento de caridad.

- Iugh – gruño.

- Sí, ya sé lo que piensas de esos eventos – me dice mi papá.

- Claro, solo un montón de gente pretenciosa sintiéndose la Reina Isabel.

- Pero escucha, a esta fiesta está invitado un prospecto de inversionista muy importante, si la compañía de este señor accede a aceptar nuestra fusión con su proyecto de diseño “Ryles” juntos podríamos alcanzar el nivel internacional por el que hemos estado trabajando…

- Suena importante…

- No tienes idea de cuánto, el problema es que no somos los únicos interesados en la fusión, por eso es definitivo convencer al encargado del proyecto en que somos la mejor opción – me dice mi papá muy serio – tuve una reunión con él allá en Los Lagos, y parece ser un hombre muy sensato, accedió a venir a nuestro evento de caridad.

- Entonces, me pongo este vestido y luzco linda y educada a tu lado – pregunto con cierto tono mordaz, pero no me preocupo pues mi papá está acostumbrado.

- Err… - murmura – bueno, sobre eso…

- ¿Qué? ¿hay más? – cuestiono.

- Bueno, pues, este señor… tiene un hijo, de tu edad…

- ¡Oh no! – digo rotunda pues sé a donde quiere llegar – no, no, no… ni creas que me voy a prestar a eso, ¿Me oíste papá?... no.

- _____, por favor, no te pediría esto si no fuera importante.

- Es que… papá, me estás pidiendo que me “ligue” al hijo de este señor – le reclamo – ahora entiendo porque el bonito vestido.

- Claro que no _____, como siempre sacando tus propias conclusiones – me dice.

- ¡Entonces explícame!

- Quiero que seas amigable con su hijo, nada más, estará en el evento con él y si lograras crear una… amistad… sería perfecto.

- Eso es otra forma de decir que me lo enganche – le digo y mi papá ríe, pero yo he hablado en serío.

- Él me hablo de su hijo, te va a agradar, suena como un buen muchacho…

- ¿Quién eres ahora? ¿Christian Crowell, Dra. Corazón? – le critico.

- _____, mira, no pienso obligarte a nada, pero considéralo, es muy importante esto, de otra forma no te lo pediría considerando lo mucho que detestas a… la gente.

Suspiro.

- Además podrías sacar provecho, quien quita y te agrada y este señor termina siendo mi suegro – bromea – al menos que no me hayas contado y ya tengas a algu…

- No... para nada – le digo y mis palabras me duelen. Como explicar a mi papá que no quiero conocer a otro chico porque ya conocí al que quiero, pero en fin, yo soy la paranoica, cumpliré con su indicación simplemente, seré amigable.

Mi papá me abraza y yo no respondo su abrazo... pero tampoco puedo cabrearme con él. 

- Eres el papá más anormal de este planeta – le acuso y suspiro rendida – está bien Dra. Christian Corazón, iré al evento de beneficencia y seré linda con el hijo de tu socio. Pero no esperes nada más.

- ¡Gracias! ¡gracias!, muchas gracias y perdoname, no me gusta sentir que creas que te uso, te lo compensaré, ¿vale?

- Vale, pero si después no me puedo quitar de encima al chico este será tu culpa.

- No te preocupes – me dice – siempre podemos espantarlo con la escopeta del sótano.

mi profesor 》irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora