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Abro los ojos y entonces soy consciente del pecho tibio en el que descansaba mi mejilla. Sonrío. No hay luz, pero sé que él me mira.
— Aún es muy de noche — me dice Ashton enredando sus dedos en mi cabello — yo sólo…
— ¿Me veías dormir? — Interrumpo — eso es extraño.
Ash ríe.
— Sí, lo es. Pero hacía más que eso, estaba pensando.
— ¿En qué?
— En que la primera vez que estuvimos así de cerca, tú estabas acostada sobre mi pecho, te miré y me sentí tan enamorado que tuve miedo… pero ahora soy feliz de poder tenerte así y sólo sentirme feliz.
— Tú vas a hacer que estalle de amor — le digo dando un beso en su barbilla y él sonríe.
— Tú preguntaste en qué pensaba, y sinceramente sólo he podido pensar en ti… en nosotros, en lo que sigue.
Oh, no. Llegó el momento de poner las cartas sobre la mesa.
— ¿Si sabes que me voy a la universidad en dos semanas?
—Lo sé. Felicidades por entrar a la UDG, por cierto.
—Gracias… — murmuro sin saber preguntar lo que realmente quiero saber.
— Creí que estudiarías algo relacionado con negocios, fue una agradable sorpresa enterarme que estudiaras filosofía.
— Bueno... la maestra que cubrió tu lugar fue asquerosa, nadie debería recibir clases de una maestra así… me encantan las humanidades, quiero ser maestra de filosofía algún día, una buena, como tú.
— ¿En serio crees que fui un buen profesor?
— El mejor de todos —digo dando un beso en su mejilla —y bueno… ¿qué tal Washington? Los estudios y eso…
— No, no estuve con nadie más — dice con una sonrisa traviesa en su rostro — no te mentiré, lo intenté… pero es imposible cuando ya estás enamorado, entonces sólo quieres besar un único par de labios.
Se inclina y me besa suavemente. Sonrío.
— En serio eso no fue lo que pregunté — le digo, aunque no desprecio sus besos para nada.
—Dejé Georgetown, no volveré a Washington—confiesa y me tiro hacia atrás. Eso debería explicar porque hay tantas cajas y maletas en su departamento que esperaba encontrar vacio.
— ¿Qué? ¡¿Por qué?! — exclamo.
— Porque realmente jamás estuve convencido de irme, es una excelente universidad pero no tiene caso si eso me mantiene lejos de la persona que amo.
— ¿Estás seguro, Ashton? — debería callarme y lanzarme a sus brazos, pero me asusta su decisión, está apostando alto a lo nuestro, como siempre… y como siempre yo soy la que no puede pensar en los peores escenarios. — Estás dejando mucho.
— Georgetown no es la única universidad del mundo ______ — me dice — pero tú si eres la única en el mundo con la que quiero estar, cuando finalmente lo entendí así fue sencillo tomar una decisión.
— Pero tus padres, qué dicen de todo eso.
— Aún no lo saben, pero tranquila, no enloquezcas por eso… deja que yo me encargue de mis padres.
— Van a odiarme.
— Te amo _____ Crowell, me haces feliz y el hombre que siempre quise ser — me dice envolviéndome con sus brazos fuertemente — si mis papás no lo entienden… lo lamento por ellos, porque entonces será su culpa perder la oportunidad de conocer lo asombrosa y única que eres.
Le doy las gracias con una sonrisa. Había olvidado lo bien que él podía tranquilizarme con un par de palabras.
— Entonces… vuelves a la ciudad, aquí, ¿no?
Ahí estaba, la pregunta que quería hacer y la respuesta que me daba miedo conocer.
Ashton ríe.
— No, yo, iré a mi hogar. Sin ti aquí realmente no tiene mucho caso que me quede, ______.
— Bien, supongo que volver a con tu familia va a ser lindo.
— No iré a casa de mis padres — me dice colocando un dedo sobre mis labios —cuando dije que iría a mi hogar me refería a ir contigo… _____, mi hogar es a tu lado.
Mi aliento se esfuma cuando mi mandíbula cae, quiero soltar un chillido de emoción pero lo único que mi cara hace algo parecido a una sonrisa a lo Joker.
— Ah, y no creas que iré solo de novio acosador — me dice jalándome hacia él con las manos en mi cintura — cambié mi master, lo haré en la UDG, será en Gestión y Desarrollo Social lo cual me entusiasma más que seguirme especializando en Historia y bueno, mi facultad está a solo 20 minutos de la tuya… 15, si conduzco yo.
Ahora si suelto un gritito de emoción y me lanzo contra él.
— ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo! — repito constantemente mientras lo beso y dejo que mi cuerpo reviva inundado de amor por él.
— ¿No estás molesta? — me pregunta Ashton y yo le miro confundida.
— ¿Por qué habría de estarlo? — le digo.
— Por entrar así en tus planes, sin pedir permiso.
Río — Ashton, incluso tú entraste a mi vida sin pedir permiso y te amo, así que eso no ha sido nunca un problema. Te quiero en mi vida.
Él sonríe ampliamente — tú eres mi vida.
— Siempre supe que serías mi perdición — le digo recordando ese segundo exacto de la primera vez que le vi.
El frunce el ceño — ¿eso es bueno o malo?
Me encojo de hombros — sólo sé que al perderme me encontré a mí misma y a la que quiero ser por siempre. Y esa yo no quiere vivir sin ti.
Siento como mis mejillas arden. No suelo decir esas cosas tan a menudo, Ashton es quien lo hace. Espero que no piense que estoy siendo demasiado.
— Hey — dice acariciando mi sonrojada mejilla — está bien.
Se acerca a mí y me besa con dulzura.
— Ese asqueroso medio año terminó de confirmarlo para mí — me dice susurrando contra mis labios — Yo tampoco quiero vivir sin ti.