La lluvia cesó, me sentía tan triste, este había sido el más trágico final para un día tan bello.
- Idiota – dije para mí misma – no me importa – intenté hacerme creer, pero mis lagrimas seguían brotando, me abracé a mí misma en un intento de controlarme y darme calor, era una noche realmente fría y por lo rápido que abandoné la camioneta de Ashton no había tomado mi abrigo, afortunadamente tomé mi bolso, decidí revisar la hora, saqué mi teléfono y me sorprendí al leer la pantalla por dos motivos: tres llamadas perdidas de Ashton a las 11:27 pm, si, más o menos minutos después que discutimos. La segunda, la hora, eran las 2:04 am. Antes de regresar mi teléfono a mi bolso decidida a conseguir un taxi para volver a casa este comenzó a vibrar… ¿quién llamaría a tal hora? La respuesta me pareció algo obvia, al leer la pantalla efectivamente mis sospechas se confirmaron .Llamada entrante → Ashton. Decidí en primera instancia no contestarle, suponía que quizá podría estar preocupado por mí y por el hecho de que era una joven sola deambulando por la ciudad usando un vestido de fiesta, quería castigarlo con el hecho de hacerle creer que ya estaba dentro de una bolsa negra tirada a las afueras de la ciudad sin mis órganos completos. Entonces las últimas palabras de su amigo Calum me sacudieron “cuídalo por favor, que no vaya a hacer una locura”, Ashton ya se encontraba mal por esa tal Danielle, odiaba a ella por tal razón, al querer castigar a Ashton con mis niñerías no me estaba comportando mejor que Danielle, tomé un respiro y me decidí a contestar su llamada.
- Hola – dije seca y cortante, tal como había sido su tono conmigo, no quería mostrarle que me sentía triste, furiosa y conmovida.
- ¿Señorita _____ Crowell? - me dijo una voz que definitivamente no era la de Ashton.
- ¿Si…? - afirme insegura.
- Disculpe que la moleste a estas horas, hablo a causa de Ashton Irwin – mi corazón comenzó a latir rápidamente mientras la culpa me invadía, ¿le había pasado algo a Ashton? se suponía que yo estaría con él, que evitaría que cometiera una “locura”, sus amigos habían confiado en mí.
- ¿Le ocurrió algo? ¿Se encuentra bien?– pregunté completamente angustiada.
- Tranquila señorita, él se encuentra… bien – dudó en su adjetivo – habló desde el “Bar PRADA” el que se encuentra en el centro a una cuadra de la alameda ¿Sabe dónde es?
- Sí, sí sé, está a dos negocios de la librería Porrúa.
- Exacto, mire, el joven Ashton se encuentra aquí, llegó hace poco más de dos horas y no sé si no está acostumbrado a beber – torpe Ashton,, se le había ocurrido beber… – pero ahora se encuentra completamente “indispuesto” para realizar cualquier actividad, por lo que nos vimos en la necesidad de quitarle las llaves del vehículo en el que llegó – gracias al cielo, pensé – intentamos enviarlo a su casa en un taxi, pero no fue ni capaz de decirnos en donde vivía… lo único que logra balbucear palabras incomprensibles. Revisamos sus cosas, en ellas encontramos su billetera, donde estaba su licencia, así averiguamos su nombre, tomamos su teléfono y llamamos al último número que él marco… esa era el suyo, esperemos no le moleste – se disculpó.
- No, no hay ningún problema, hicieron bien…
- Entonces queríamos saber si podría pasar por él, porque el bar cierra en menos de 20 minutos…
- Estoy cerca, no tardo en llegar.
- Muchas gracias.
- No, gracias a ustedes…- dije, colgué el teléfono y tomé un taxi directo al bar donde el torpe de Ashton había intentado “ahogar” sus penas… solo consiguió ahogarse a él.