Capítulo 8.

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- Señorita Valderrama – exclamó Ashton sorprendido, claro, quien más podría tener esa vocecita irritante, solo Pamela. Supuse que no fue agradable para Ashton tener un lindo vestido de encaje blanco en sus manos al encontrarse con ella.

- Qué lindo vestido lleva en manos – dijo Pamela algo burlona, no, quizá ese sea su tono natural de voz – pero creo que esa talla es muy chica para usted – intento hacerse la graciosa.

- No se preocupe, yo buscaba algo más… – se aclaró la garganta – varonil.

A pesar de lo mucho que detestaba a Pamela, no es que ella me hubiese hecho algo malo a mí en particular, simplemente lo hacía con todo el mundo que no la adoraba; siempre he creído que existen dos situaciones con las personas, hay una clase de personas que detestas sin algún motivo de fuerza, así como hay personas que te agradan de sobremanera aun cuando recién las conoces, Pamela era de las primeras y Ash de la segunda. Imaginar la cara colorada de Ashton me provocaba reír dentro del probador por la situación tan incómoda estaba pasando.

- Entonces creo que esta en el lugar equivocado, aquí solo venden ropa para chicas.

- Ya lo sé Señorita Valderrama – dijo Ashton algo irritado, no lo culpaba, Pamela conseguía ese efecto en las personas – estoy aquí acompañando a una amiga.

“¿Te quedo claro?” le falto agregar a Ashton para cerrarle el pico. Una amiga, si... podría llamarse de esa forma, digo, lo conozco de hace una semana como mi profe de historia, pero me obsequió un libro y me acompañó de compras, hace un par de horas había decidido hacer un esfuerzo por borrar esas locas sensaciones que Ashton despertaba en mi y ahora estaba en un probador con él afuera sosteniendo uno de los vestido que no quise escoger. Había decidido salir del probador y voltearle un rato el hígado a Pamela, hacerla enfurecer era de esas maldades ocasionales que me permitía, pero Pamela era demasiado boca suelta como para guardarse una noticia así, el profe Ashton era un objeto de atención hasta de la profesoras y bien, no sería prudente que se supiera que estábamos de compras juntos, podría despertar malas habladurías y aunque he de confesar que los rumores de la gente me tienen sin cuidado, no deseaba generarle tal lio a Ashton, así que deserte a esa posibilidad.

- Entiendo – dijo Pamela – Bueno, me temo que se me hace tarde… nos vemos profe – su última frase no pudo ser menos insinuante, llena de coquetería, algo de furia despertó en mi. 

- Hasta luego – contestó Ashton seco.

Terminé de probarme el vestido y salí a encontrarme con Ashton.

- No me agrada Pamela – él volteo rápidamente.

- Me asustaste _____.

- No luces asustado. Como sea, Pamela es odiosa.

- Fue algo grosera contigo el primer día de clases.

- Sí… pero nada personal, es venenosa con casi todos.

- Me he dado cuenta de eso – agregó Ashton y reí disimuladamente – ¿llevarás ese? – preguntó señalando el vestido que llevaba en manos.

- Si, lo usaré en la fiesta – me acerqué a la cajera y le entregué el vestido, en eso sonó el teléfono de Ashton.

- Oh – exclamó viendo la pantalla de su teléfono – es mi abuela, debo contestar – me dijo.

- Contesta, nos vemos a fuera – le ofrecí – solo pago aquí.

- Vale – me sonrió ampliamente – ten, paga con esto – me extendió unos billetes y yo solo lo miré confundida.

- Ashton… no, esto… no tienes que… - intenté argumentar.

- Debo contestar, no discutas _____ – dijo y comenzó a caminar con dirección a la salida de la tienda.

- Eso sería todo – me preguntó la chica detrás de la caja.

- Si, es todo – respondí aun algo aturdida por la acción de Ashton.

- Es muy dulce - dijo la cajera – ya quisiera yo que mi novio me acompañara de compras y aparte se ofreciera a pagar.

Yo solo reí nerviosa, no sabía que contestar.

- Y espero que no te moleste, pero a millas se ve que es muy atractivo – agregó sin apartar los ojos del monitor de su computadora – ¿no sabes si tiene un primo soltero? - bromeó en confidente la cajera y comenzó a reír.

- No, tranquila, no me molestó – le dije – porque no es mi novio, él solo es mi… – ¿profesor? No, decir eso sin lugar a dudas no sonaba como buena idea, decidí usar el mismo término que Ashton había usado con Pamela – amigo, solo es un amigo.

- En ese caso debes darte prisa – bromeó la chica y yo solo reí – aquí tienes, gracias por tu compra.

- Gracias – le dije amablemente y salí de la tienda para encontrarme con Ashton quien aún hablaba por teléfono.

Yo estaba parada junto a Ashton cuando colgó el teléfono y lo guardo en su bolsillo.

- ¿Listo? – me preguntó.

- Ten – le extendí la mano con los billetes que me dió – no quiero sonar como una mal agradecida, pero no me parece justo que tú pagues por mis cosas, además es tu cumpleaños, yo soy la que debería comprarte algo.

- _____, mi intención no era incomodarte – me dijo algo avergonzado, no quería eso, como había dicho la cajera su acción fue muy dulce – es solo que pensé que no sabía que planes tenías para hoy cuando me atravesé en tu camino, y te orillé a acompañarme preocupándome solamente por mi sin tomarte en cuenta, así que lo del vestido, podríamos llamarle un pago para mi conciencia. Y no quiero que me regales nada, lo que estás haciendo por mi, en eso de acompañarme y alejarme de la soledad es suficiente. 

- Mis planes se reducían a caminar por el parque hasta el almuerzo, regresar a casa, preparar unos emparedaros y tumbarme en mi cama a hacer un reporte sobre “Las causas de la primera guerra mundial” que un malvado profesor – bromeé – nos pidió para el lunes.

- Debe ser una persona detestable ese profesor tuyo – me siguió el juego.

- Si... no sabes cuanto - me incliné como si fuera a contarle una confidencia - Dicen por los pasillos del colegio que le quita caramelos a los niños y patea perros.

- ¿Eso dicen de mi? – preguntó Ashton preocupado, pero no pude evitar reír ante su expresión.

- No – reí – solo bromeaba – le aclaré – por los pasillos dicen que eres muy joven para ser profesor y aún más de una materia como historia. Pero anda, toma el dinero… - le dije agitando mi mano aun extendida con los billetes.

- No te rendirás hasta que lo tome de vuelta, ¿cierto? – me dijo.

- Eso crees – le dije y alcé una ceja.

- De acuerdo – tomó finalmente los billetes – pero aceptarás mínimo que te invite algo para almorzar después de que consiga algo – me ofreció.

- Depende – respondí – ¿aún tengo que hacer ese reporte?

Ashton comenzó a reír y negar con la cabeza.

- Claro que debes – me dijo – pequeña tramposa.

- Bueno – reí – nadie puede decir que no lo intenté – me encogí de hombros – vamos a escoger algo para ti.

- Vamos - me dijo y colocó su brazo en arco para que yo entrelazara el mío. Le extendí mi bolsa de compra y comenzó a reír.

- Prometiste cargar – le recordé.

- No es cierto – argumentó.

- No importa, anda y toma – Sin más objeciones Ashton colocó en uno de sus brazos, sus torneados brazos si puedo decirlo, mi bolsa y yo sujete el otro.

mi profesor 》irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora