El cielo amenaza con lluvia, por lo que no se logran ver estrellas en el cielo, solo alguno que otro rayo de luz parpadeante. No son ni bien las 7:00 pm pero bien podría parecer media noche.
No tengo cabeza para nada, veo televisión sin ganas, tan solo unas caricaturas en Disney Chanel, son entretenidas, y mantienen mis pensamientos ocupados.
Suena el timbre de mi casa, de haber tenido el televisor apagado hubiese guardado silencio esperando que quien llamara especulara que no había nadie en casa y se marchara. Pero desafortunadamente para mi y mi estado de ánimo esta no era una situación así.
Llevo mi ser hasta la puerta y me asomo por la mirilla, el corazón me da un vuelco al reconocer su rostro, abro la puerta pero me mantengo controlada, esa parte de mi, la de mi estúpido orgullo me mantienen en mi postura.
- Hola – me dice cautelosamente.
- ¿Qué haces aquí? – cuestiono, sin ser grosera y sin mostrar sorpresa o emoción a pesar de que lo estoy.
- Quería saber si podíamos hablar… tu sabes, bien, sin terminar en una nueva guerra mundial – dice, me causa gracia y contengo un risita.
- No ha sido prudente que vengas a mi casa así como así, podría descubrirte mi papá.
- Mentirosa, investigué, tu papá no está, ha ido con el de Calum a Monterrey…
- Eso da miedo Ashton – bromeo suavizándome un poco.
- Me mantengo al tanto de lo que me interesa – dice Ashton.
- Entonces… pretendes que te deje pasar así como si nada.
-Bueno – dice él, gira su “bolso de hombre” y saca un termo y una bolsita – traje chocolate y galletitas de mantequilla. Ahora, ¿puedo pasar? He venido en paz.
- Y ¿qué me asegura que no es un plan para echarme encima una vez más el chocolate caliente?
- No lo haré - dice él - sin embargo, si esa es una manera de poder tocar tus piernas…
Rio nerviosamente y niego con la cabeza, lo dejo entrar.
Torpe él, torpe yo... a dónde iremos a parar?***