Capítulo 23.

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Me costaba diferenciar entre lo que era real y lo que no, en lo que soñaba y lo que realmente ocurría. Escuchaba una voz, no sabía de quién, debería ser de _____, ella había ido a buscarme, quería decirle que lo sentía, pero no tenía el control de mi mismo, quería agradecerle, lo sano sería que me alejara de ella, no debería seguir… utilizándola, sí, eso hacía, ella lograba hacerme sentir mejor, llevarse el dolor, pero al final la utilizaba, porque, bueno, no podía explicar de otra manera mi necesidad de tenerla cerca, se supone que yo amo a Danielle, no, yo debo amar a Danielle.

Danielle era desde el bachillerato la chica más guapa, la que todo muchacho deseaba, yo la amaba desde entonces, hacÍa todo lo posible para que notara mi presencia, pero mi juventud temprana no habían sido mis mejores años, debo admitirlo, el chico con gafas que amaba los libros y las clases de historia, bueno, no era precisamente atractivo para una chica como Danielle, que amaba las emociones fuertes y andar de fiesta en fiesta, entonces me empeñé en mejorar, en convertirme el chico que ella desearía, así lo hice, en antes de ingresar a la universidad comencé a salir con Danielle, ella era aún más hermosa, capitana del cuadro de Danza, y yo, bueno, probé suerte con el baloncesto, me quité las gafas y conservé el amor por los libros como mi más intimo secreto, las personas comenzaron a llegar, era un mundo nuevo, así se sentía ser alguien, era como si lo tuviera todo, un equipo, gran cantidad de amigos, la novia más hermosa de todo el colegio.

Más a pesar de todo eso, siempre faltó algo, no sabía que, ignore la sensación, Danielle fue mi novia durante los cuatro años en la universidad, estudiando historia, sabía que quería ser profesor, Danielle me sugirió dedicarme completamente al baloncesto, pero sabía que a pesar de que muchos decían que era muy bueno en ello, no, no cumplía mis expectativas, no me veía a mi toda la vida rebotando un balón. Hoy agradezco haber ignorado su consejo, mas lamento tanto no haber escuchado a mis amigos, a ellos jamás les agradó Danielle, decían que simplemente no era el tipo de chica que tenían pensado a mi me gustaban.

“Lo suyo es superficial, Ashton” recuerdo claramente las palabras de Calum, era como volver a vivir esa discusión “¿acaso ella se fijo en ti cuando eras aquel chico con las gafas obsesionado con los libros de hojas amarillentas, finges ser alguien que no eres solo para tenerla a tu lado?”

“Si la quiero a mi lado es porque la amo ¿no lo crees?” le reclamé.

“No, tu estas obsesionado con ella, eso es todo, obsesión, no amor, es como tu pequeño trofeo, el pequeño trofeo que te hace sentir alguien quien no eres.”

“Este soy yo”

“Claro que no, mírate, usas esos lentillas que tanto odias, vas de un lado a otro, de evento a fiesta cuando tu odias salir, tus platicas son cada vez más vacías, tienes tus libros escondidos solo para que nadie los vea y Danielle cada vez más odiosa, como no puedes ver que ella es una…"

“No te atrevas a decir nada sobre ella, o olvida que tienes un amigo”

“Eso es cierto Ashton, yo ya no tengo un amigo, porque este que está parado frente a mí, simplemente no es Ashton”

Fueron tantas discusiones con Calum y Luke, tantas veces ellos me dijeron que Danielle no era la chica que yo pensaba que era. Lo descubrí de la peor manera, aquella tarde que la visité en su casa, quería darle una sorpresa, la llevaría a cenar y allí le iba a pedir matrimonio. La sorpresa fue para mi, esa tarde la encontré con Michael, mi amigo, en una situación que prefiero no describir. Mi mundo se derrumbó entonces, me sentía el idiota más grande del planeta, traicionado, burlado.

La imagen de Danielle llegó a mí, caminaba con su ropa de última moda, con los labios rosa estridente que solía usar, su sensual cabellera rubia hasta la cintura, seguía tan hermosa, tan deseable, se acercó a mí y comenzó a desabotonar mi camiseta, mis sentidos palpitaron en alerta, mi corazón se aceleró tal cual la primera vez que la besé, la primera vez que pude llamarle mía, cerré los ojos y sentí su aroma, su presencia, era todo lo que necesitaba, si, era *beep*, le había entregado mi corazón y me había pagado con la más baja traición, pero aún no lograba matar el sentimiento.

- Danielle – le dije casi suplicante, su traición me había dolido, pero era evidente que no podía olvidarla – Danielle, yo te amaba tanto…

Entonces sus brazos se apoyaron en mi, y mis sentidos se estremecieron, sentí que me dejaba, mi instinto me dijo que no la dejara, pero al abrir los ojos no la vi a ella, fue mucho mejor, era una dulce imágen, suave, una linda mujercita, casi como un ángel, los ojos más bonitos del mundo, me miraban con ternura y encanto, nunca había recibido una mirada así, ese suave aroma no era el de Danielle, aquella presencia tampoco. Era _____. Ella había causado ese efecto en mi. Sentía como mantener los ojos abiertos era cada vez más difícil, pero de ese vacío que sentía, de una manera que no podría explicar había desaparecido, que bien se sentía, era como haber encontrado una pieza de mí.

- _____ - mi voz era casi como un susurro – ahora siento que si te pierdo, me pierdo a mí mismo – fue todo lo que mis fuerza restantes me permitieron pronunciar, no había nada racional en mi, se sentía todo tan real, aún no tenía la certeza de que esto estuviera ocurriendo realmente, solo sabía que si esto solo existía en mi sueños, no quería despertar.

mi profesor 》irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora