Corrí hasta el aula de Ashton pero él no estaba allí, lo esperé un par de minutos y decidí salir a buscarlo, no me importaba que aún estuviésemos en el colegio, yo necesitaba verlo y hablar con él o enloquecería. Intente controlar mi furia hecha llanto, no quería que nadie lo notara, no estaba de humor como para responder preguntas de las “comunicativas” chicas que me topara en el camino.
- Prefecto Marcos - le digo deteniendo su ronda por los pasillos.
- ¿Qué pasó _____?
- ¿Ha visto al Sr. Irwin…? es que, necesito hablar con él.
- ¿Es urgente?
- Algo.
- Que pena _____, creo que tendrá que esperar hasta mañana.
- ¿Por qué? – pregunto confundida.
- Se retira, al parecer le ha surgido un asunto que debe resolver, pero si te das prisa lo puedes encontrar quizá en el estacionamiento.
- Oh vale, muchas gracias…
- Aguarda ______, ¿te encuentras bien?
- Si… estoy bien – mentía, no lo estaba, me sentía mareada y con un nudo enorme en el pecho que punzaba – y gracias otra vez.
No soy la más veloz de las chicas pero corrí tan rápido como pude, se suponía que Ashton y yo habíamos acordado escuchar el uno al otro antes de sacar nuestras propias conclusiones. Me sentía furiosa también con él por escapar así. Pero en el fondo no lo culpaba, me puse en su lugar por esta ocasión. ¿Qué hubiera pasado si yo a él lo hubiese encontrado abrazado a alguien más a punto de un beso? No sé, digamos con la Lic. Noelia. Simplemente con imaginarlo me hace sentir terrible, Ashton se ha de sentir terrible, aún más si ya ha vivido algo así antes.
Logro visualizar a Ashton caminando hacia su camioneta y con mi último aliento acelero para intersectarlo.
- _____... –exclama al verme.
- Necesito hablar con usted Sr. Irwin – digo y mi voz esta agitada, supongo que por haber corrido más de lo que he corrido en todo el año.
- Tendrá que ser después – dice – ahora necesito resolver unos asuntos fuera de aquí.
- Mientes – le acuso susurrando.
- No podemos hablar aquí _____ - su tono de voz es tan bajo que apenas y es perceptible para mí – hablamos luego.
- No, así tenga que… – una punzada en el pecho me hace gruñir.
- ¿Estás bien? – pregunta algo alarmado.
- Me hiciste correr – bromeo – pero no cambies de tema – mi respiración es agitada – necesito que me escuches… - me cuesta trabajo hablar por lo que tomo una gran bocanada de aire y el dolor de mi pecho se vuelve más frecuente y eso comienza a preocuparme cuando siento mi frente perlarse con sudor, un sudor frío.
- _____, no, tú no estás bien.
– Lo que viste… ah… no siempre lo que ves es lo que parece… – mis manos y piernas comienzan a vibrar, es más una sensación que hormiguea, como si me quitaran la fuerza y el dominio sobre mi misma. En un segundo pierdo el control total, parpadeo fuerte, mi visión se ha tornado borrosa, y un dolor punzante me atraviesa en las sienes. Allí no puedo hacer más y cierro los ojos cuando siento como comienzo a desvanecer preparándome para estrellar en el frío y húmedo pavimento del estacionamiento, pero en lugar de ello siento la calidez de unos brazos tomarme, me agita, como intentado que reaccione.
- ______, _____, - oigo a Ashton llamarme y aunque está sujetándome es como si estuviera a un kilómetro de mí.
Quiero decirle que estoy bien pero mi cuerpo parece no seguir mis órdenes, no logro coordinarme ni siquiera para pronunciar palabras. Noto como algunos chicos se acercan a ver la escena. Se oyen murmureos de ellos y apenas en si logro enfocar a Ashton para verlo antes de perderme en mi mente…ahora todo es completamente en blanco.