- Yya le colocaste sal al agua, ______? – me pregunta Ashton mientras prendo la estufa.
- No, no sé cuanta... - le digo – mejor ponle tu.
Él se acerca y con mucha seguridad calcula una porción de sal en su mano, la tira al agua y hunde las tiras de pasta en la olla. Me explica lo que acaba de hacer con ese tono que dan los chef en los programas de cocina y yo le presto atención divertida.
- Ahora hay que rebanar algunos tomates, por favor, bella ayudante, podría encargarse de eso – me indica.
Yo le sonrío y obedezco. Me gusta cuando me dice bella o linda, jamás me he considerado muy guapa que digamos, pero eso no evita que me guste que él lo diga. Picoteo algunos tomates mientras lo observo, me resulta agradable verlo desenvolverse tan natural en la cocina, leyendo de las pequeñas etiquetas de los frascos que están en la alacena. No se de que forma tomate parece querer atacarme pues salpica de su jugo más logro esquivarlo.
- No querrás ensuciar tu uniforme - me dice Ashton percatándose de mi accidente – mejor sube a cambiarte, yo continúo.
- ¿No puedo darte pausa? – bromeo.
- El Chef Ashton transmite en vivo, no podrás, pero la próxima vez haré que te cambies antes de comenzar a cocinar.
“la próxima vez”, motivada por la idea de tenerlo de regreso subo a mi habitación a quitarme el soso uniforme del colegio.
Una vez estoy en mi ropa común me dispongo a bajar al llegar allí Ashton esta sirviendo la pasta en unos tazones, tiene puesto un delantal, el mismo que uso el domingo.
- En serio ese delantal te luce lindo – bromeo y él me sonríe.
- Quizá lo robe, siento que favorece mi figura – bromea también.
- Huele bien – le digo – ¿quieres que comamos aquí adentro?
Él me mira y creo que no entiende a que me refiero.
- Porque también podemos comer en el patio trasero, hay una mesilla ahí que hace un buen tiempo que no se utiliza.
- Vamos – responde aceptando mi invitación, tomo los tazones con pasta, él saca unos vasos y los llena con té helado…
Almorzamos tranquilamente, hablando de tantas cosas que pareciera los temas no se nos agotarían… hasta que llegamos al tema que estaba esperando: Danielle.
- ¿Qué le dijiste qué y comenzó a llorar? - pregunto a Ashton sorprendida.
- Simplemente eso, que la relación que teniamos ya había terminado, tuvimos nuestro tiempo y no funcionó por lo que era lo mejor para ambos seguir con nuestras vidas cada quien por su lado... y allí fue cuando comenzo a llorar
- ¿Era llanto de verdad? – pregunto intrigada.
- Lo dudo, Danielle es muy buena actriz, no me extrañaría que su llanto fuese falso – responde Ashton con algo de fastidio al recordar lo que supongo fue un momento muy incomodo con Danielle.
- Suena tan distinta a ti, siéndote franca no sé que le viste – la imagen de Danielle en la fiesta de cumpleaños de Ashton llega a mi, era una chica realmente atractiva, alta, una sedosa cabellera rubia, con curvas remarcadas por el ajustado mini vestido que usaba – bueno, creo que quizá se que le viste… - confieso y Ashton suelta a las risas.
- No, no es lo que piensas, si, es muy.... guapa... - claro que lo era, de hecho, era, físicamente, una chica con la que Ashton podría emparejar perfectamente, pues él también era bastante atractivo, alto, de buen cuerpo que yo atribuía a su pasado en el baloncesto. Fue cuando cuestioné como es que había terminado aquí, conmigo, una simplona chica de 17 años sin más emociones en su vida que las palabras que leía en sus libros o alguna tarde por el parque, con tan poca fe en las personas, con no más conocimiento del amor de lo que las películas de Hollywood le habían enseñado.
- Yo realmente creí estar enamorado de Danielle _____, era tan solo un jovencito flacucho con gafas que amaba la historia y los libros y esas cosas que pueden parecer tan poco emocionantes cuando se es adolescente, pero que yo realmente disfrutaba. Siempre soñé con Danielle, con ser su novio y lo conseguí, el último año la adolescencia finalmente me sonrió, por mi estatura me ofrecieron un puesto en el equipo de baloncesto, 18 años y con casi 1.80 de estatura era una buena opción… el deporte me provoco cambios físicos, deje de usar mis gafas pues en la cancha no eran muy viables, tu sabes, y comencé a usar estas lentillas que odio tanto...
- Entonces ya no las utilices - le interrumpo - creo que con gafas lucirias bien.
Ashton me sonríe - si, lo he considerado, pero ya hace tanto que no las utilizo...
- Me contabas sobre cuando ingresaste al equipo de baloncesto - le digo con intención de volver al hilo de la historia.
- Ah si, pues bien, no sé como, en poco tiempo era casi un chico diferente, con nuevos intereses y una nueva apariencia… entonces finalmente llegó la chica con la que había soñado por tanto tiempo, se lo atribuí a mi “nuevo” yo, me gustaba gustarle a Danielle, me sentía de cierta forma exitoso, era como una mala película adolescente donde el chico menos popular logra conseguir salir con la más bonita del colegio, era como una extraña versión de cenicienta - rie con su métafora - entonces me enfoque en conservar a Danielle, a lo quien yo creía la princesa de mi vida y me esforcé a conservar a ese “yo” que ella amaba aún...
- Pero no eras tu en realidad – le digo – habías prácticamente ocultado las cosas que amabas, solo mostrabas las cosas que sabías que a ella le gustaría ver…
- Ah que suena loco, ¿verdad? – dice Ashton – pero como te dije, sentía que lo que hacía estaba bien… tuve muchos problemas con mis amigos, ellos siempre vieron cosas que yo me negaba a ver…
- Dicen que el amor es ciego - digo en un intento de mostrar apoyo, no me gusta que se sienta tan culpable.
- Sí, pero lo mío fue una idiotez – bromea y me sorprende que se lo tome con humor – el resto de mi historia con Danielle ya la conoces… la parte fea donde llega la media noche y el encanto se acaba, más en está mala versión la princesa no era una princesa... si no una bruja disfrada, pero en fin, se siente bien haber acabado con eso, es como si me hubiesen quitado un peso de los hombros, es extraño, cuando ocurrió el suceso de Danielle y mi amigo creí que jamás podría superarlo, ahora me parece gracioso que me cuestione si realmente la amé o si Calum tiene razón y solamente estaba obsesionado con ella…
Ashton se pone de pie y toma los platos y vasos, doy por hecho que hemos terminado de almorzar, así que le ayudo.
- Quizá si te enamoraste – digo como para animar a Ashton pero la idea de él enamorado de Danielle solo logra desanimarme a mi – pero puede que no haya sido la chica indicada.
Él me abre la puerta que conecta el patio trasero con mi casa y vamos a la cocina.
- Comienzo a creer que quizá este condenado a fijarme en la chica que no es… indicada – dice mientras colocamos los platos sucios en el fregadero.
- ¿Eso es malo? – le pregunto y tengo el presentimiento de que ya no estamos hablando de su ex novia.
- Puede… pues parece que lo he hecho otra vez – responde – y está vez parece aún menos adecuado.
- Salías con Danielle – bromeo aunque noto una nota de nerviosismo en mi voz, tenerlo tan cerca hace que mis sentidos se agudicen – ¿qué podría ser menos adecuado?
Ashton se para al frente mío, con la simple cercanía siento estremecer mi cuerpo, su respiración choca con la mía, está tan cerca que me hace luchar con mi instinto de no tomarlo del cuello y probar de sus dulces labios que finalmente me dan una respuesta:
- Enamorarme de una alumna.