Capítulo 3.

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- Te juro Laura, es el hombre más sensual sobre el planeta tierra – decía Key mientras caminábamos por el patio del colegio.

- Ah – se quejó Laura – yo no lo he visto, pero escuché hablar a unas chicas de mi nuevo salón sobre un nuevo profesor que era… bueno, muy, MUY – enfatizó – muy guapo. Que envidia no estar en su clase.

- ¡Sí! – Soltó Key en un gritito – Nunca me había gustado tanto la historia como ahora – se mordió el labio inferior – tu sabes de lo que hablo…

- Y tu _____, ¿qué piensas? – me dijo Laura.

- ¿Sobre qué? – pregunté inocentemente.

- No te hagas la que no sabe, obvio es sobre tu sensual y ardiente profesor.

- El señor Irwin es más que "sensual y ardiente", Laura – argumenté – Es... es muy dulce, además es realmente inteligente y no sé, es muy culto, en fin, sencillamente encantador – dije sin contener la ternura que me provocaba Ashton.

- Uuuuuy! – dijeron ambas en tono vacilante.

- ¿Qué? - Dije desconcertada.

- Te gusta el señor Irwin – me dijo Key.

- ¡Keyttlin!, no, cállate, ¿Cómo crees?

- ¿Que tiene de malo? – agregó Laura.

- Quizá que él sea mi profesor, y que si alguien escuchara sus locas ideas, bueno, podrían generarle muchos problemas que el profe Ashton no se merece.

- Así que ahora es “Ashton” – rayos, odiaba cuando Keyttlin ponía demasiada atención a mis palabras – ¿Cuándo dejó de ser el señor Irwin?

- Ya _____ - me dijo Laura – te gusta el señor, admítelo, además no tiene nada de malo, no es como que él fuera a fijarse en ti, o sea, podría tener a cualquier mujer con chasquear los dedos, y no me lo tomes a mal, tú no eres fea, pero quizá si muy, como te digo, eres una de sus alumnas y, bueno… tu sabes.

Laura tenía razón, por más atractivo, encantador, inteligente o perfecto que me pareciera Ashton, yo no era más que una de sus (muchas) alumnas que babeaban por él.

- _____, Laura tiene razón - agregó Key – no tiene nada de malo que te guste.

- ¿Quién te gusta? – escuché decir a una varonil voz que erizó mi piel al instante, inmediatamente supe quien era.

- La lechuga – dije por inercia – La lechuga me gusta mucho.

- Ah – dijo él – que… nutritivo.

Aquí _____ diciendo cosas sin sentido, mucho gusto.

- Hola señor Irwin - exclamó Key.

- Señorita Sánchez – dijo Ashton en forma de saludo – Señorita – agregó mirando a Laura.

Llevaba puesto un traje de color oscuro, camisa blanca y corbata a juego, lucia aún más atractivo con la luz natural.

- _____, ¿está ocupada? – me preguntó mirando a las chicas que me acompañaban.

- No – dijo Key como si le hubieran preguntado a ella – de hecho, nosotras íbamos al comedor por un bocadillo, vamos Laura. – terminó y jalo a Laura del brazo quien se había quedado hipnotizada mirando a Ashton por lo que no opuso resistencia.

- ¿Me buscaba? - quise sonar tranquila pero en el interior estaba por estallar de emoción.

- Si, ¿quieres caminar un poco? - dijo extendiendo su brazo como invitación a caminar, avance y él iba a lado mio, después de caminar por unos minutos en silencio finalmente habló.

- ¿Recuerdas nuestra charla de ayer? - dijo con las manos en los bolsillos.

Como podría olvidarla si solo pensé en eso toda la tarde. 

- Nuestra charla de "locos intensos" de la literatura adictos a García Márquez – bromeé y él rió - un poco. 

- Si... recuerdas que me dijiste que no habías podido leer “Del amor y otros demonios” porque no conseguías el libro – asentí – bueno, ayer mientras desempacaba una de mis cajas de mudanza encontré esto y creo que te gustará – extendió su brazo entregándome un libro de pasta café con unas letrillas en color dorado – ahora ya lo podrás leer, era mío, pero creo que tu lo sabrás apreciar.

No sabía que decir, Ashton no simplemente recordaba nuestra charla de ayer, si no que recordaba cada detalle, ahora me entregaba uno de sus libros a mí. Si... quizá pueda ser que no sea la gran cosa, pero para mí, que me obsequien un libro es como si me obsequiaran chocolate y un ramo de rosas.

- Yo – dije torpemente – no sé, no, no sé qué decir profe Ashton.

- ¿Qué lo aceptas quizá? – dijo con buen humor entregándome el libro en mis manos.

- Gracias, es el mejor regalo que he recibido en mucho tiempo – fue todo lo que pude decir, Ashton me dedicó una dulce sonrisa.

- Bueno, ya luego me cuentas si cumplió con tus expectativas, nos vemos luego - se retiró dejando su varonil perfume en el aire, tomé un respiro profundo y apreté el libro contra mi pecho lo más fuerte que pude como si estuviese poseyendo un trozo de aquel bello hombre que reinaba mis pensamientos, que ahora era el dueño de ellos. 

•••

- Pero ¿qué fue exactamente lo que te dijo? – Me cuestionaba Key.

- Ya te dije Keyttlin, que confiaba en que yo sabría apreciar este libro.

- Pero ¿cómo sabe el señor Irwin que te enloquecen los libros de ese viejito? – lo olvidaba, no le había contado todo el contexto a Keyttlin.

- ¿Recuerdas que ayer olvidé mi libro en su clase? – Keyttlin asiente - pues charlamos, no fue la gran cosa, pero... el punto es que le comente que yo siempre había querido leer este libro, así que supongo que por eso me lo obsequio, él también ama a "este viejito".

- Que lindo... y romántico, de un modo un poco singular – dijo Keyttlin muy emocionada.

- No exageres Key, tampoco es que el señor Irwin me haya propuesto matrimonio o algo por el estilo – dije irónica, pero en el fondo estaba más emocionada que ella.

- Eres una suertuda – continuó como si no hubiese escuchado mis palabras, quizá era porque mi mejor amiga podía leer mis ojos, los cuales, estaba segura, gritaban fuertemente lo que mis pensamientos se negaban a aceptar.

mi profesor 》irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora