Konosuba: El mundo maldecido por la diosa - Fan Autor

¡El Consejo de Guerra ha iniciado!

Antes del amanecer, cuando todavía había oscuridad en el cielo y los habitantes de Axel dormían.

Los soldados vigilaban diligentemente el pueblo, sobre los inmensos muros. El equipo de guardia se extendió a lo largo de las cuatro puertas que servían como entrada y a lo largo de la parte superior de los muros, se encontraba un grupo desplegado cargando ballestas sobre sus espaldas.

Sin embargo, la ciudad que protegían era la ciudad famosa de Axel, reconocida por ser la ciudad que albergaba a los aventureros novatos. Por eso no se podía decir nada si el grupo bajaba su guardia un poco. Aunque ciertamente ante el incremento de la cantidad de monstruos tuvieron que doblar las filas de los guardias e incluso llamaron a varios aventureros retirados para ocupar los puestos de vigía. Era el procedimiento estándar para prevenir cualquier ataque sorpresivo, por eso al final de cuentas se podía ver algo de pereza entre los soldados.

Sobre la vigilancia de los muros superiores hubo algunos que charlaban ociosamente con sus compañeros para mantener la somnolencia ausente mientras patrullaban.

— ¡Vamos, Ordy! ¿Cuándo vas invitarle a una cita?

— ¿No es una aventurera del gremio? Si te tomas las cosas con calma, puede ser llevada por otro hombre.

Varios sonrieron.

El joven soldado se sonrojo mientras protestaba con las pesadas bromas de sus mayores.

— ¡No es el momento para habla de eso! ¡No sabemos cuándo atacarán el pueblo!

— No uses como excusa eso de que atacaran el pueblo. Axel nunca ha recibido un ataque. Ya dinos de quien se trata.

— Es bueno ser joven.

— ¡Por favor no me tratan como un niño!

Ordy solo pudo renegar con ligereza.

— A nuestros ojos, sigues siendo un novato después de todo.

Uno de los soldados mayores replicó.

— Pero, Ordy. Pará ser honesto, quiero que seas feliz con esa chica. Dijiste que le conociste en tu patrulla en la cárcel y te hizo guardar un gran secreto. Eso es suficiente para que un tipo como yo sepa que está interesada.

El soldado suspiro melancólicamente.

— Es... Bueno, un secreto que no puedo decir a nadie. Le prometí que no revelaría nada de lo que sucedió ese día.

Mientras hablaba poco a poco el rostro de Ordy se sonrojo, al recordar a la chica que se topó ese día.

— Esa chica está obviamente interesada en ti. Pero, ustedes dos aun no lo hacen oficial, y en realidad hice una apuesta. Entonces... Debes darlo toda esta siguiente semana. ¡Confiésate!

— Te dije que una semana era demasiado para este lento. En primer lugar ¿crees que él lo dirá primero? Perderás la apuesta.

— ¡Por favor, no apuesten la vida amorosa de la gente!

Grito Ordy.

El grito del joven podía oírse por todas partes, dando como resultado las risas de los hombres que estaban en guardia.

Al mismo tiempo el amanecer llegó, y el sol de la mañana apareció, resultando una vista realmente hermosa.

Al ver eso, el joven recordó el reluciente cabello platino de su dama y sonrió elocuentemente.

Sin embargo, la risa de los soldados se ahogó por la advertencia de los soldados que se encontraban en el nivel inferior, vigilando las puertas.

— ¡Informe! ¡El destructor ha sido visto dirigiéndose al pueblo!