Una Fuerte Tormenta

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Parte 1

Mitsurugi no estaba solo, había una persona más con él. 

En el momento de la batalla ella estaba escondida detrás del cadaver de un golem.

Creí que era la chica de pelo verde, pero resultó ser la molesta de rosa. 

Al menos, no fue Aqua.

No hubo palabras entre nosotros.

La chica me miró con los ojos inyectados de odio. Derrote a su príncipe azul, no era necesario decirme algo para transmitir todos esos pensamientos negativos en su cabeza.

— ¿Y tú? ¿También quieres terminar como él?

Lance una amenaza.

No hubo respuesta. Nuestro silencio fue lo único que lleno el ambiente.

— ¡Kazuma-san!

La voz de Wiz sonó.

Tenía que batallar con los golems.

Di media vuelta y cuando estaba a punto de avanzar, mire a mi espalda.

La chica estaba acercándose a Mitsurugi.

— Oye, no tendré tiempo de velar por ustedes, así que llévate al idiota fuera de escena. Y si por alguna razón se despierta y quiere ir por el segundo round. Le daré otro golpe, tan fuerte que no quedarán vestigios de ese estúpido rostro. ¡Así que ya vete!

Abrió la boca, quiso responder pero no le di tiempo y seguí mi camino.


Parte 2

— ¡Ahí voy, Wiz!

Los golems a los costados de Wiz estaban tirados, sin vida.

Gran parte del ejército que salió de los muros había sido derrotado.

El problema era un grupo que seguía amotinado en las puertas.

— Bueno, yo me encargo de ellos. Descansa un rato.

Dije eso a la linda señorita que tenía la respiración agitada.

Mientras tenía una pequeña pelea con el bastardo de Mitsurugi ella estaba luchando contra las decenas de golems. Es una mujer muy fuerte.

— Kazuma-san, debemos detener...

Me apresure a interrumpirla, mi dedo gentilmente toco los lindos labios de Wiz.

— Relájese y descanse, por favor.

Puse mis manos en ella y baje sus hombros.

— Usted, siéntese. Yo me encargo de esto.

— Eh.... si bueno.

Si que es muy diligente en sus quehaceres. Con algo de esfuerzo la senté en un tumulto de piedra especialmente preparado otra ella.

— Ya termine con el héroe de mierda así que lo único que queda son estas basuras, no hace falta que se ensucie las manos.

— Esta bien...

Una vez que entendió que no podía hacer nada, agregó unas palabras que despertaron mi curiosidad.

— ...Eres un aventurero ciertamente confiable.

— ¿Eh? ¿Cómo que ciertamente?

Parece como si supiera como soy en las misiones. Nunca hice una con ella o al menos nunca la vi haciendo misiones. ¿Cómo sabe de mí?

Konosuba: El mundo maldecido por la diosa - Fan AutorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora