El sueño de Kazuma es rápidamente interrumpido cuando Aqua conoce a otro invocado y es abandonado. ¿Qué hará, Kazuma? ¿Podrá depender de su suerte? ¿Conocerá a las heroínas de su historia? Adéntrate a este mundo más diferente de lo normal, después d...
Por supuesto, no hablo de mi muerte. Sino cuál sería la gracia de comprender el dilema en estos momentos. Hablo, más claro, sobre lo que pasa con el sentir de alguien cuando muere, no cualquier persona, alguien especial para ti. La persona que significa algo más que simples conocidos. Única y reemplazable para tu vida. ¿Cuál es el sentir?
No lo quiero conocer.
...
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El ruido de metal con metal se oye por todo el patio trasero de la mansión.
El sonido no es de alguien siendo cortada por una hoja de metal. Es de dos espadas chocando.
Mi cuerpo contra mi voluntad se mueve por acción de otro, noto los ojos afilados de Megumin, ella levanta mi cuerpo rodeando su brazo bajo mi hombro y me pone de pie.
— Esta bien, Kazuma.
Dijo con un siseo furioso mientras su barbilla apuntaba al frente. Obligándome a mirar. Alce la vista para ver el desarrollo de los eventos.
El brillo de un traje plateado con tonos amarillos se interponía en contra de Mitsurugi. La espada que sostenía la paladín femenina era exageradamente grande y oscura, y contrarrestaba de una manera extraña entre el infierno oscuro y el cielo azul.
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Tal conclusión de eventos me resultó gratamente gracioso. Esbocé una ligera sonrisa.
La espalda de Darkness protegía a una Flu inconsciente.
¿Por qué no confíe antes en ustedes?
— ¡Te das cuenta que proteges a un monstruo! Eres un paladín, tu deber es proteger a los ciudadanos de cualquier amenaza... Baja tu arma, no quiero lastimar a una mujer.
Al ver que Darkness no responde y sigue manteniendo la espada a la altura de su cintura, Mitsurugi trato de amenazar.
— Alejate, no dudare en atacar.
Los ojos de Mitsurugi tenían un aire oscuro y denso. Y de la misma manera de Darkness, levantó su espada.
Un ataque se formó entre ellos dos.
Darkness sorprendentemente batió su espada en contra de Mitsurugi, aunque la reacción del ataque dejaba ver la inestabilidad de mi compañera, no retrocedió y ataco. Las espadas chocaron con fuerza. Esforzó la empuñadura sobre sus manos y empujó con fuerza contra el caballero.
— ¡No tocaras a Flu-chan!
Con esa única declaración le obligó a retroceder.
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