A darle por el culo al maldito dragón (II)

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Esto esta mal, muy mal. Demasiado mal. Acaso la suerte me abandono.

Ahí estaba.

La base superior de cualquier monstruo en el mundo. La cima de la cadena alimenticia.

Un dragón. 

Su aspecto era un tono oscuro brillante, no había alas en su espalda, en vez de eso le rodeaba unas magníficas protuberancias de tono azabache y por todo lo demás era similar a un temible dragón.

Y enfrentando al dragón, un solo cuerpo, un solo monstruo, la líder de los orcos. Doreah.

En serio, esa perra esta loca.

Inadvertidamente deje salir un largo suspiro sobre mis labios que demoró una eternidad indefinida. 

Entonces ajeno al miedo y la incertidumbre que me rodeaba, Doreah alzó su arma.

La alabarda emitió un leve brillo en su punta afilada. La líder orca se puso en una posición de jabalina, su rostro afilado sin miedo le sonreía al dragón.

Y segundos después, lanzó.

Con un pequeño bufido. El dragón bloqueó la enorme alabarda que lanzó Doreah... simplemente lo rechazó. Él era sorprendentemente capaz. Su cuerpo era duro, no, sus escamas eran realmente duras, más duras que el mismo hierro. A pesar de que conocía de primera mano la fuerza de Doreah. El dragón ni se inmuto por el ataque.

La batalla... está totalmente desequilibrada.

El arma cayó al suelo como un palo de mondadientes para el gigantesco dragón. 

Y como si fuera un juego, con su enorme pata, el dragón arrojó el arma a su dueño. Las fauces de la enorme bestia se abrieron un poco dando entender una diabólica sonrisa. Era claro lo que dejaba entender, estaba diciendo entre dientes ''sigue intentando''.

Y no era para menos. Sabia que tan fuerte eran estas bestias gracias a los juegos online, sin embargo no solo había poder en ellos. Aquellas entidades como los dragones tenían inteligencia superior a la humana. Para ellos nosotros éramos simples hormigas que se prestaban para su diversión.

Doreah bajo la mirada. ¿Se rindió? No, eso seria ilógico. Ella miró su albarda y la recogió de nuevo.

— ¿Qué hace? No ve que es imposible.

La mujer prosiguió con su acto manteniéndose firme. Aunque sea un espectador temblé por el hecho de compartir el mismo aire con esa bestia, sin embargo para ella...

— No entenderás el lenguaje orco, pero si el humano, ¿verdad?

Dijo Doreah con un lenguaje firme y preciso.

El dragón movió su hocico, exhalando sus fosas nasales. Miro abajo, presto atención a la voz de su inofensivo atacante.

— Increíble... 

Dijo ella, mostrando un rostro fruncido.

A pesar de que tenía un rostro inflexible, note un ligero pavor en sus labios casi insospechables.

Por poco creía que esta mujer es de hierro. Sigue siendo un ser con emociones, pero esa ligera expresión se esfumo de repente.

— No pensé que alguien como usted, estaría protegiendo el orbe.

Su voz sonó mas pesada, llevando su alabarda a la altura del hombro.

Sin previo aviso, el dragón hablo.

— ¡Insolencia!

Su voz era potente e indiferente a la vez de tal manera que una vez que lo escuchabas quedaría resonando dentro de tu cuerpo por un rato mas. 

Konosuba: El mundo maldecido por la diosa - Fan AutorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora