HISTORIAS EXTRAS #13: Cuidando al herido aventurero

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Volvemos al pasado, el pasado cuando Kazuma salió del calabozo del dragón. Lamentablemente su cuerpo no estaba en las mejores condiciones, y apenas peleo contra las orcas cayo al suelo, para su buena o mala suerte un monstruo llamado Flu de la raza conocida como chica de la tranquilidad paso por ahí. Es así que veremos los momentos en el cual esta pequeña mujer de piel oscura se nos presenta a este mundo.

 Es así que veremos los momentos en el cual esta pequeña mujer de piel oscura se nos presenta a este mundo

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CUIDANDO AL HERIDO AVENTURERO


¡Estoy hambrienta!

Fue la primero que pensé cuando volví a despertar de mi largo sueño.

Ya había pasado la temporada de invierno y ahora iniciaba el verano, un buen tiempo para que los monstruos comenzaran a cazar a las presas que salían del letargo de la temporada anterior.

Para mi mala suerte, el verano no ayudaba en nada, más bien era todo lo contrario. El sol desgastaba mis hojas y la cabeza era un mar de dolores. 

A pesar de ser una especie similar a las plantas y arboles mi cuerpo no era muy bueno para vivir del sol, necesitaba nutrientes. Mi cuerpo era muy malo para hacer fotosíntesis.

Que molestia...

Para las especies como yo era un martirio buscar comida y para empeorar mas y mas mi terrible destino estaba en el peor lugar.

En el bosque del castillo del rey demonio.

Era poco probable encontrar vida por aquí. 

Era el lugar mas inhóspito del lado de los demonios. 

¡Maldiciooon! ¡Tengo Hambree!

Grite entre mis pensamientos. 

No había forma de que pudiera hablar, mis energías estaban a tal grado que una oración gastaría mi fuerza diaria.

Este bosque parecía llevar una vida abundante de vegetación. La naturaleza iniciaba su recorrido y los arboles trazaban el diseño de un ambiente separado de los humanos, para las especies herbívoras y para las plantas junto con los arboles era un espacio cercano al paraíso.

Veía a algunos roedores recorrer por los pastos y salir de sus escondites para llevar algunas pequeñas semillas de algún lado del bosque. Podían volverse comida, si. Sin embargo su instinto de supervivencia era una fuerte contramedida. Ya había intentado llamarlos con mis frutos pero eran muy perspicaces. Solo podía verlos perdiéndose en el infinito laberinto verde.

Así era mi tiempo aquí.

Los días eran duros, las presas inexistentes.

Tomando como consecuencia, cada día un pétalo se desprendía de mi cabeza. La flor que simbolizaba a mi especie se marchitaba poco a poco.

Konosuba: El mundo maldecido por la diosa - Fan AutorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora