¿Qué pasa después de la batalla?

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Sintiendo un viento repentinamente acariciando mi piel, abrí los ojos.

Había una sensación de hierba corta tocando mi mano. Sigo en las afueras del jardín. Es de noche y una media luna dibuja brillantemente el cielo estrellado.

Estoy acostado sobre algo cálido y suave tras mi cabeza. Me percató que es el regazo de una bella chica.

— ...Esto es un deyabu.

Cuando me muevo a un lado, dejó salir un gemido de dolor. Cierro los ojos y los vuelvo abrir, esa misma acción se repite por algunos minutos hasta sentir una mejoría en mi cuerpo. 

Cuando quiero usar mis cuerdas vocales, duele un poco.  Parece que mi voz está ronca y necesito agua, aún así continuó.

— ...Podría quedarme una vida dentro de estos muslos.

No hay respuesta por parte de ella.

Miro hacia los redondos ojos acaramelados que me han mirado sin parpadear todo este tiempo. Flu separa sus labios queriendo decir algo pero su voz no llega.

— Oye, si quieres decir algo dilo Nnngh...

Contraigo el rostro por un repentino malestar.

Me palpita la cabeza, el dolor es agudo y cegador. Es molesto tener que sufrir esto, no me gusta para nada el dolor, ¿a quien le gusta esta clase de cosas?

La joven de ojos amarillos con tono miel ve mi expresión y guarda silencio mientras cierro los párpados de nuevo y espero que calme el dolor.

El dolor no se va, continúa como un martilleo en la nuca. Después de un tiempo interminable comienza a desvanecerse de a poco y logró abrir los ojos.

Ella sigue ahí, no aparta la vista. Sus ojos siempre han parecido penetrantes y hoy más que nunca lo siento como si mirara cada parte de mi alma. Sonríe cálidamente. Me sorprende en el acto.

— ¿Cuánto tiempo mas piensas dormir en mis piernas?

La pregunta que sale de sus labios rosados calienta mi pecho, de alguna manera puedo decir que se encuentra bien de salud. No puedo ver heridas en alguna parte de su cuerpo y si las hay, su expresión se encarga de responderme que todo está bien.

— No~ Estoy muy cómodo, nos vemos después.

Cierro los ojos en señal de negación y pego mi rostro a un lado de sus piernas, la calidez de sus muslos invade mi mejilla y no pienso en un mejor lugar para estar ahora.

— ¿En serio estas bien?

— De maravilla. Tus piernas son muy suaves, quiero seguir así un par de horas, por favor~

La sonrisa de Flu desaparece. Como si fuera el factor detonante de su expresión. Me invade una oleada de dolor. Debo tener el cuerpo magullado. Siento algunas partes de mis extremidades entumecidas.

— ¿Enserio?

De pronto me asaltan los recuerdos: la maldición del General Verdia, la intromisión acelerada a la mansión, la ayuda de la diosa, el ataque a Flu, mi pelea con Mitsurugi, las chicas...

Me llevo la mano izquierda a la derecha y palpo el anillo rojizo.

Eo.

Como si entendiera tal significado la voz mecánica habla.

* ...Mostraste una buena fuerza, maestro *

Sonrió. Hice lo mejor que pude.

Gane, creo. Intento sentarme pero hago un acto demasiado brusco y el dolor me golpea como un latigazo.

Konosuba: El mundo maldecido por la diosa - Fan AutorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora