Es duro ser aventurero, cambiemos de profesión

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Naturalmente al terminar una gran batalla el héroe terminaría descansando bajo el regazo de una linda doncella. 

— Disculpa el arrebato, pero ¿Quién eres? 

— No se preocupe. 

Un orco robusto y con un gran sombrero de punta hacia el papel de la doncella y yo por supuesto, era el héroe mal mencionado.

— No, no, no, no. ¡Tengo que preocuparme!¡¿por que me encuentro de esta forma?!

Mientras lo decía me levante con gran esfuerzo sobre mis brazos. La imagen de la recamara del dungeon seguía en pie. 

— Bueno, eso. Casi mueres por perdida de mana. Cuando el dragón cayó pudimos rescatarte a duras penas. 

— Ya veo... 

El cuerpo del dragón por más impresionante que parezca se tendía sobre mi espalda. 

— Y Ghos... Doreah, ellos. 

— Sobre eso... 

El orco acomodo gentilmente mi cuerpo y lo sopeso con el cuerpo del dragón. Más que piel la sensación era dura y fría como una placa de hierro. 

— Ellos... 

— Bien, mereces la verdad. 

El orco se ajusto el sombrero de paja y habló con tono serio. 

Después de desmayarme por insuficiencia de mana, al parecer el dragón Deffel también perdió la consciencia por haberle metido una enorme cosa por el trasero. Los orcos aprovecharon eso y cargaron contra la abominación. Aun así fue imposible traspasar su carne. Las espadas y las hachas se quebraban cuando se produjo el impacto. 

Entonces Doreah y Ghos tuvieron la loca idea de introducirse dentro del estómago. Su idea fue llevar bombas y explotarlo desde dentro. Y claro que lo lograron. 

— Y bueno, poniendo todos los rasguños y puñaladas sobre la mesa, cayeron agotados. 

— ¿Y? 

— Viven pero ya llevan durmiendo más de un día, supongo que la fatiga fue demasiado. 

— Ellos están increíblemente locos. 

Con una sonrisa deje la conversación y le pedí al orco que me llevara con ellos. Avanzamos sobre innumerables cuerpos de orcos inmóviles sobre el suelo. Cortinas de sangre se apilaban por el suelo, los que sobrevivieron escondían débilmente el cuerpo de sus compañeros bajo un pésimo entierro. 

Ese era el fin para estos valientes guerreros.

El orco con sombrero no participó en la batalla, era médico al parecer, su aura era más voluble que Ghos y los guerreros. Llegamos a la cabeza del dragón y pude ver el cuerpo de ambos. Ghos estaba tendido con una herida de gran tamaño debajo del torso, pero quien se llevaba más la atención como siempre era Doreah. Su brazo derecho no estaba, en vez de eso había un muñón completamente vendado con pequeños matices de sangre. Ver eso me hizo pensar en el significado de la guerra. Ganamos, pero la victoria es un plato que se como en solitario, tus compañeros de guerra no siempre compartirán la mesa después de una batalla.

— No piense mucho en eso, Satou-san. Al fin pudimos conseguir la recamara. 

Dijo el orco rascando una parte de su cabeza. Su leguaje podría ser mejor que el de Doreah.

Luego de eso el orco me dejó con los cuerpos de mis conocidos mientras se iba a ayudar al resto de sus compañeros. 

Me quedé sentado, viendo al dragón. Algunos orcos que parecía del sexo femenino vinieron con comida y bebida. Los recibí y me ofrecí para alimentar a los dos heridos bajo mi cuidado. El tiempo pasó rápido aún sentía el dolor. Pero a cada hora disminuía un poco. Entonces una pequeña luz rojiza brillo sobre mis dedos. 

Konosuba: El mundo maldecido por la diosa - Fan AutorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora