Cambió de imagen.

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Es un nuevo día, Eleanor se arregló más bonita que de costumbre, con un maquillaje más cargado, pero con un atuendo que no le resulta cómodo de usar, un vestido color rosa que resalta su hermosa silueta y también usa lo que más odia que son las zapatillas. Hoy coincidirá en la misma clase con su crush, el chico que le gusta, lamentablemente también es esa clase quien la imparte es el maestro psicopata.

Cuando Eleanor entro al salón de clases llamo la atención de todos por su linda apariencia, nadie estába acostumbrado a verla arreglada de esa forma.

Eleanor se sienta en el mismo lugar de siempre, Fátima y Esteban aún no han llegado. Todavía faltan diez minutos para que la clase comience por lo que decide revisar su celular hasta que una voz la interrumpe.

Escucha un carraspeo.

—Hola. —Es Cristian, su crush.

Se pone nerviosa.

—Hola. —Dice apenada.

—¿Puedo sentarme?

—Claro.

El chico le sonríe, para Eleanor tiene una encantadora sonrisa.

—Hoy luces diferente.

Eleanor no se atreve a verlo por lo que fija su mirada en las uñas de su mano.

—Y eso ¿Es bueno o malo?

—Puedo decirte que me gusta más está versión tuya, la anterior te mirabas como muy Otaku.

—Oh —Eleanor fuerza una sonrisa, realmente esas palabras dichas por él no la hacían sentir tan bien como ella creía que le haría sentir. Muchas veces imagino como ese chico le decía lo linda que era.

—Deberías vestirte así más seguido, hoy flechaste mi corazón.

Eleanor siente náuseas, esas palabras la empalagan, no pensó que él fuera así, pero aún guardaba la ilusión.

—Entonces así lo haré. —Contesta ella.

Toda esa conversación la logro escuchar el maestro que desde hace cinco minutos había llegado y que justamente había pasado por un  lado de ellos en ese momento. Él solo paso y le dio inicio a la clase.

Por su parte Fátima y Esteban también ya habían llegado pero decidieron no interrumpir a su amiga y darle la oportunidad que conversara a solas con el chico que le gusta.

...

En la cafetería se encuentra Eleanor con sus dos amigos charlando.

—Amiga tienes que contarme todo, ¿de que hablaron? —Pregunta entusiasmada Fátima.

—Si, dinos que te dijo... Al fin tu sueño frustrado se hizo realidad. —Dice Esteban con sarcasmo, a él no le caía nada bien Cristian.

Eleanor solo eleva una pequeña sonrisa.

—Él me dijo que le gustaba como me miró hoy.

—Nooo, ¿en serio? eso es grandioso. —Dice Fátima.

—Mmm ¿Por qué siento que esto a ti no te ha causado la misma emoción? —Dice Esteban mientras absorbe con el popote su malteada.

Ese ruido perturba a Eleanor, sabe que su amigo es muy perceptivo.

—Que dices Esteban, claro que estoy emocionada tanto que aún no lo asimiló. —Dice Eleanor.

—Aja, como tú digas. —Dice Esteban.

—No le hagas caso Eleanor... Solo está nerviosa. —Dice Fátima.

—Si eso es. —Dice Eleanor.

Al otro lado de la cafetería observan al maestro que llega y se sienta solo en una de las mesas, su temple es frío y solitario.

—Oh miren allí está el maestro guapo. —Musita Esteban.

—El maestro Caleb siempre almuerza solo, eso es raro... La mayoría de los maestros siempre están en compañía. —Dice Fátima.

—Oh no dijiste raro, Eleanor no tarda en decir que es psicopata. —Dice Esteban con ironía, pero Eleanor no dice nada, eso a él le extraña.

Por su parte Eleanor observá fijamente a su profesor, se queda en silencio, pues por su mente corren el recuerdo de la imagen de su profesor desnudo, todo lo memorizo detalladamente. Sus pupilas se dilatan, su cara se enrojece y su respiración se vuelve entrecortada.

Fátima y Esteban la miran extrañados.

—¡¡Eleanor!! —Grita Esteban.

Ella logra salir de sus pensamientos.

—¡¡Ehh!! —Dice Eleanor exaltada.

—¿Que te pasa? —Pregunta Fátima— Pareces enferma.

Esteban mira con ojos penetrantes a Eleanor la analiza, entrecierra los ojos.

—¿En qué estás pensando? —Pregunta Esteban.

—En nada importante. —Contesta Eleanor.

Fátima se levanta de la mesa.

—Bueno chicos los dejo, debo de ir a la biblioteca. —Se despide Fátima.

Se marcha dejando solos a Eleanor y a Esteban.

Eleanor sigue observando a Caleb.

—¡¡Oyeee!! ¿Por qué observas tanto al maestro? —Le pregunta enérgico Esteban.

—¿Que? ¿Yoo? Claro que no. —Eleanor gira la vista hacia otro lado.

—Si claro, ¿acaso ya empezó a llamar tu atención el maestro?

—¡¡Nooo!! Sabes que lo detesto.

—Pues no precisamente lo mirabas con desagrado, es más, parecías disfrutar la vista.

—No digas tonterías, te estás imaginando cosas Esteban.

—¿En serio yo soy él que se está imaginando cosas? O mejor dicho esa eres tú... Mejor dime qué tienes en esa cabezota y no mientas.

Eleanor exhala.

—Está bien a ti no te puedo mentir.

—Ya lo ves, soy tu alma gemela... Cuenta, cuenta, el chisme.

—Recuerdas que te conté que entre a la casa del maestro para buscar pruebas.

—Si, aún no lo superó, actuaste como loca... ¿Y?

—Pues bien ese día, sin querer al esconderme debajo de su cama cuando él llegó se desnudó, y yo vi todo.

—¡¡Mmm maldita descarada suertuda!! Con razón no puedes dejar de verlo... Debes de tener pensamientos muy turbios.

—¡¡Esteban!! No es lo que crees.

—Tu cara no miente querida... Es normal, hasta yo no podría evitarlo, quién no imaginaria cosas con ese bombón.

—¡¡Esteban!! ¡¡Ya!!

—Ok me calmo... Osea que no te puedes sacar de la cabeza esa imagen.

—Ya deja el tema.

Mi Maestro Es Mi VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora