Tienes la piel gruesa porque eres una culebra

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Eleanor ansiosa espera a Caleb afuera de su oficina, ella lo acompañará a una comida de negocios con unos inversionistas y socios. Su ansiedad se debe a que tendrá que convivir con personas de alta clase, eso la pone nerviosa, ya que no sabe cómo debe actuar o comportarse.

Trato de vestirse lo más acordé posible. Le da gracias a Dios por haberse tomado el tiempo de haber renovado su guardarropa días anteriores, aunque odia tener que dejar su estilo, pero más odiaría avergonzar a Caleb. Eleanor sabe que eso a Caleb no le importa y siempre le dará su lugar y se sentirá orgulloso de ella, sin embargo no caerá en la comodidad de sus palabras, es mejor evitarle un mal rato con otras personas malintencionadas que todo critican.

Pero nunca falta una persona que no sabe cerrar la boca y siempre esparce su veneno.

—Aunque la mona se vista de ceda, mona se queda. —Le habla Karen de forma despectiva, quien pasa a un lado de ella.

Antes de que se vaya, Eleanor la para en seco.

—Yo le doy el valor a la ropa, no al revés. Y el dinero no da la educación, la decencia y los valores maldita puta de mierda.

Karen se gira indignada.

—¿Puta?

—Si —le reafirma Eleanor.

—¿Por qué? Lo dices por haberme acostado con hombres diferentes. ¿Y que? ¿Acaso los hombres no lo hacen todo el tiempo? ¿Eso está mal solo porque soy mujer? Ah, espera ¿Tu crees que Danilo era puro y santo? Pobre niña, que perdida estás, él no era muy diferente a mí.

Eleanor sonríe con sutileza.

—El problema no es que te acuestes con diferentes hombres, y no, eso no te hace una puta, al fin tu puedes hacer lo que quieras con tu vagin*. El asunto es que tú aceptaste un compromiso y no lo respetaste, y no solo eso, te atreviste a meterte con tu cuñado, ah y aún te la das de fina y recatada...

—¿A ti que te importa?

—No me importa, pero ya que gozas de criticarme, yo no aplacare mi lengua para no decirte tus verdades.

—Danilo siempre fue un mujeriego, solo le di una probada de su propia medicina.

Eleanor niega con la cabeza y chasquea la lengua.

—No intentes meterme ideas sobre Danilo, porque no lo lograrás.

Karen se acerca a ella quedando de frente.

—¿Tanto confías en él? ¿No puedes pensar en la posibilidad en la que él solo te ha dicho lo que le ha convenido?

—Tal vez no me ha dicho todo, pero de algo estoy segura, él si confía en mí, más de lo que hizo contigo ¿Adivina quien es la única beneficiará de todo esto? —Eleanor extiende sus brazos mostrándole todo a la vista, dándole entender que todo ese rascacielos le pertenece a ella—. Yo no tuve que firmar un contrato para casarme con él, como tuuu comprenderás.

Karen rechina los dientes de la rabia.

—Eres una maldita zorra trepadora, siempre estuviste detrás de su dinero, yo no sé que te miro Danilo, no tienes nada especial, ni siquiera clase ni dinero como yo.

Eleanor resopla con gracia.

—¿En serio? Aquí la única maldita interesada eres tú, y si, puede que provengas de una familia rica, pero eso no impide que seas avariciosa y hayas sido la única que no se conformo con un gran hombre, pues claro ya que no pudiste manipular a uno te fuiste con él más fácil ¿No es así? Tu avaricia si que no tiene límite... Dime algo, ¿dónde estabas el día del incendio del laboratorio?

Mi Maestro Es Mi VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora