Tú querías ser yo

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—Al fin llegan —dice alterado Edwin.

Recién llegan Eleanor y Caleb a la corporación.

—¿Dónde están? —Pregunta Caleb sereno pero con voz firme.

—Abner sigue encerrado en su oficina pero Karen salió huyendo apenas pudo, segundos más y Abner la hubiera matado. Creo que ella sigue en la corporación, porque como lo notaron Abner ordenó cerrar todas las salidas y que se marchara todo empleado, excepto Karen. Debe seguir por allí.

—Entiendo.

—¿No sabes cómo se enteró Abner sobre lo de su hijo? —Interrumpe Eleanor frunciendo el ceño y mirando fijamente a Abner.

Edwin niega con la cabeza.

—Entrare a verlo... Amor quedate aquí —dice finalmente Caleb dirigiendose a Eleanor, ella asiente.

Edwin y Eleanor se quedan solos afuera en el corredor.

—No permitiré que esa culebra se escape.

—Estoy de acuerdo. ¿Pero donde diablos estara? La corporación es enorme. Ya intenté rastrearla por las cámaras pero no hay rastro, debe de estar muy bien escondida.

—Entonces tendremos que buscarla personalmente.

—Bien.

—Tu ve a los pisos superiores, y yo iré a los de abajo. Cualquier novedad me llamas por teléfono. —Eleanor se gira para irse pero antes se detiene y voltea a ver a Edwin— Ah, por cierto coloca tu CEL en vibrador, debemos ser cautelosos.

—Si.

...

Adentro en la oficina encuentra Caleb a Abner tirado en el piso detrás de su escritorio con el traje desalineado y los nudillos ensangrentados. Por el piso hay cientos de papeles y objetos tirados. Pedazos de vidrios rotos también están regados por dónde quiera.

Caleb respira hondo al mirar esa situación.

—Finalmente también consiguió destruirme, esa mujer destruye todo lo sano que uno le puede profesar. —Expresa Abner delirando, su mirada está perdida.

Caleb se sienta en el borde del escritorio en la esquina, exhala. Arquea una media sonrisa.

—Estoy de acuerdo en lo que dices, ella echa a perder todo lo sano que la rodea. Pero lamento decirte que tú ya estabas echado a perder, siempre estuviste podrído al igual que ella. Y si me destruyó —niega con la cabeza— sin embargo no me venció.

Abner mira hacia abajo avergonzado.

—No lo merecías. No merecías que yo te traicionara. No sé en qué momento me deje llevar por sus palabras, me hizo creer que me sobajabas, me envenenó en contra tuya.

—Por supuesto que lo sabes. Fue desde el momento que tu envidia te rebasó.

—Yo solo quería ser como tú.

—No Abner, tu no querías ser como yo. Tu querías ser yo. Tu pudiste ser grande a tu manera pero preferiste siempre imitarme. Tu tenías tu propio brillo, no tenías que hacer lo que yo hacía.

—En algún estupido momento creí que yo tenía que ser como tú. El problema siempre estuvo en mi puta inseguridad de sentirme inferior. Perdoname Danilo. —Sus ojos estallan en lágrimas, con sus manos cubre sus ojos.

—Ya es demasiado tarde, Nathan ya no está. —Al decir eso Caleb, Abner siente un quiebre en su corazón.

—Si, fue mi culpa.

—No fue tu culpa, pero si ayudaste mucho. Sobre todo protegiendola.

—Lamento todo...

Caleb exhala por la nariz frustrado.

—Solo te das cuenta de lo malo que hiciste hasta que te lo hacen a ti. Llegaste muy alto Abner, pero ahora al bajar estás pisando las cabezas de los cadáveres con los cuales escalaste, debes asumir las consecuencias. No tendre piedad.

—No quiero que la tengas. —Su voz comienza a temblar— pero antes quiero ser yo quien la maté —de pronto se pone de pie y señala la computadora— la haré sufrir mucho peor de lo que le hizo sufrir a Nathan. —La rabia reflejada en sus ojos y su nariz arrugada es omnipotente.

Caleb clava sus ojos en la pantalla, se queda inmóvil. Se acerca más para ver. Lo que ve lo deja inmóvil, sin expresión y sin color. Su respiración comienza a acelerarse conforme pasa el vídeo. Ver con precisión como mato a Nathan es otro nivel de locura. No solo le inyectó esa droga sino también lo torturo. Aprieta los puños con fuerza. Sus ojos parecen los de un verdadero demonio, está totalmente fuera de si.

Al momento de levantar la vista Abner ya no está.

Mi Maestro Es Mi VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora