Eleanor
Hemos venido a visitar a mi madre a California, ya tengo ocho meses de embarazo, no queríamos dejar pasar que mi madre no me viera con esta panzota. Serán unos hermosos mellizos, una niña y un niño, estoy ansiosa por ya tenerlos en mis brazos, me preguntó cómo serán, ¿se parecerán a Caleb o a mí? No solo me refiero en el físico sino también a su carácter. No me imagino como será el resultado de haber combinado el carácter de la mamá y el papá, será interesante.
Mi madre esta feliz, pronto tendrá dos nietos en sus brazos. Ella junto al director Richmond, si, ellos se casaron ya algún tiempo, fue algo difícil ya que mi madre nunca se divorcio de mi padre. Buscarlo para que le firmara el divorcio fue muy complicado ya que él había sido deportado a su país de origen por tener problemas con la ley. Ahora ellos son muy felices, es algo que me reconforta el alma, siempre quise ver a mi madre feliz.
Siento que hoy no puedo pedirle más a la vida.
Estamos en familia almorzando en el gran comedor de la nueva casa de mi madre y Richmond, nos acompaña Edwin y el padre de Fátima, el señor Jorge.
El señor Jorge me preocupa, él se nota algo decaído, no puedo evitar agobiarme, siento que él es mi responsabilidad, se lo prometí a Fátima, que nunca dejaría a su padre sentirse solo. Pero es imposible, yo nunca podré llenar ese vacío, el que es de su hija, así como nadie llena el vacío que ella dejo en mí como mi amiga.
Tocó la mano del señor Jorge que reposa en la mesa.
—Señor Jorge sería bueno que partiera mañana a Nueva York junto a todos nosotros, pronto nacerán mis mellizos, me haría muy feliz que nos acompañará a Caleb y a mí en ese momento, como sabe yo lo quiero como a un padre.
—Lose hija, sé que me ves como un padre así como Fátima veía como madre a Imelda, y nosotros también las veíamos como tal, como nuestras hijas. Sé que tengo una hija aún en este mundo y la otra partió a otro, eso a veces me rompe. No lo negaré. Pero cuando tengo noticias tuyas y veo lo feliz que eres ahora, eso me llena de felicidad y me devuelve las ganas de seguir aquí. Así que no es necesario que vaya de inmediato con ustedes, sé que tu intención es cuidarme por miedo a que cometa una locura. Eleanor por favor no te preocupes demasiado, yo estaré bien... Iré cuando des a luz, te prometo que no faltare, no me perderé el nacimiento de mis nietos.
A Eleanor se le forma un nudo al escuchar esto último pero no le queda más que aceptar su decisión.
—Está bien, respetaré su decisión. Pero si decide cambiar de opinión, no dude en llamarme.
—Si hija.
Momentos más, todos pasan el resto de la tarde en el jardín, Caleb y Edwin hablando sobre diferentes asuntos.Y Richmond e Imelda sentados mirándolos de lejos. Por el contrario Eleanor y el señor Jorge conversan en la entrada del jardín, de repente alguien toca el timbre. Eleanor se encamina a abrir la puerta y el señor Jorge la sigue por detrás. Al abrir no hay nadie, solo un sobre tirado en el piso con el destinatario para Eleanor, ella al ver esto le da una mala espina, un mal presentimiento. Pasa saliva y sin tapujos decide abrir el sobre.
Al leerlo se le erizan los bellos.
"Aún quedó yo querida, no he muerto. Te felicito por esos dos angelitos que llevas en el vientre, sé que tendrás a una niña, oh será maravilloso, adoro a las niñas como sabes. No dudes que pasaré a visitarlas"
Ella se queda inmóvil ante tal acontecimiento. Esa carta no puede ser de nadie más que de...
—Esteban...
Sorprendido el señor Jorge lee el contenido de la carta por detrás. Le pide a Eleanor que se la entregué.
—No permitiré que le haga daño de nuevo a una hija mía, está vez no.
El señor Jorge se marcha y después llega Caleb. Le menciona a Eleanor que Esteban acaba de intentar escapar, al parecer había sido hospitalizado, ya que había presentado "serios problemas de salud", en su intento de huida lamentablemente mato a una enfermera. Por fortuna la policía logro impedir su fuga. En este momento lo trasladaran de nuevo a prisión, pero ahora a una de máxima seguridad.
—¿Dónde está ahora? —pregunta Eleanor, su temple es pálido.
—Aun está detenido en el hospital —responde Caleb.
—Quiero ir allá.
—Eleanor, es mejor que no vayas...
—Yo quiero hacerlo, él cree que aún puede seguir causandome miedo, yo quiero asegurarle que ya no tiene más poder sobre mí.
Caleb se queda pensativo por un instante analizando la situación.
—Está bien, pero no podrás apartarte de mí por nada.
Los dos se encaminan en su auto hacia el hospital.
"Mientras Esteban siga vivo seguirá perturbando nuestra tranquilidad, él no será ejecutado hasta dentro de un tiempo más. Cómo de costumbre dejarle estos asuntos a la ley siempre resulta contradictorio, debí hacerme cargo yo mismo", juzgo en su mente Caleb.
Llegan al estacionamiento del hospital, apenas han alcanzado a llegar, Esteban está a punto de ser trasladado. Él va esposado y rodeado de muchos policías, también alrededor hay una gran multitud de gente, todas esas personas gritan con furia.
Eleanor y Caleb permanecen a una cierta distancia.
Eleanor clava su mirada en Esteban sin apartarla, quiere que resienta su mirada. Y así es, a los segundos Esteban resiente su mirada, los dos conectan sus ojos. Se observan con desprecio y odio.
Conforme Esteban va custodiado, su silueta desaparece dentro de la multitud.
De pronto surge un gran escándalo, toda la gente corre asustada. La euforia del momento es inminente.
—¿Qué rayos está pasando? —pregunta Eleanor al ver el escándalo.
—Déjame ir a ver, quédate aquí —le responde Caleb.
Al disiparse las personas, y cuando Caleb logra pasar entre las personas que chocan con él a su paso, al llegar se queda inmóvil.
Ante él está una escena devastadora, el señor Jorge posee en sus manos un cuchillo cubierto de sangre, y en el suelo está Esteban tirado con varias apuñaladas por todo su abdomen, por su boca tose sangre. Aún queriéndose aferrar a su vida intenta no cerrar los ojos, pero es inútil, su corazón deja de latir.
—No permitiré que vuelvas a quitarme a una hija —exclama el señor Jorge en estado de shock, no es consciente de lo que hizo.
Caleb pasa sus manos entre sus cabellos consternados, "Esto no debió haber sucedido".
El señor Jorge está rodeado por la policía, ellos lo esposan.
Eleanor a lo lejos después de minutos logra ver la escena, empieza a negar con la cabeza. "No, no, no, ¿qué ha hecho?", está consternada. Se lamenta, pero no porque Esteban este muerto, ella sabe que aquí no importa porque razones el señor Jorge haya matado, él será igualmente juzgado e irá a la cárcel.
Según la ley nunca debes tomar justicia por tu propia mano.
Ella cae rendida al piso, nuevamente Esteban ha arruinado otra vida.
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Mi Maestro Es Mi Vecino
Misterio / SuspensoEleanor se esfuerza en sus estudios, cursa su cuarto semestre en la universidad. Hace unas semanas ha llegado un nuevo maestro a impartir clases, quien le desconcierta, sus actitudes misteriosas han despertado su interés sobre él. Y por si fuera poc...