Visita sorpresa.

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Eleanor

Los días han transcurrido con normalidad, desde aquel día que el director nos sorprendió a Caleb y a mí abrazados, no ha pasado nada importante o interesante, lo cual agradezco porque eso significa que el director no sospecha nada. Por otra parte yo he estado evitando a Fátima, siento que ella quiere abordar el tema de mi noviazgo con Caleb.

Es de tarde, me encuentro en casa de Caleb, él está ocupado revisando exámenes situado en el comedor, por mi parte yo solo lo estoy observando desde el sofá como trabaja.

Bostezó, me ha dado bastante sueño.

—Eleanor... —Me habla Caleb desde el comedor.

—Si.

—¿Estás aburrida?

—No.

—Estas bostezando... Lamento aburrirte.

—Me gusta verte, eso no es aburrido.

Él sin más se pone de pie dirigiéndose hacia mí, se sienta a mi lado.

—¿Tienes hambre?

—Si.

—Entonces te prepararé algo de comer.

Este hombre es uno en todo su esplendor.

—¿Quieres conquistarme por el estómago? —lo miro con ojos entrecerrados.

Él arquea una sonrisa sutil.

—Solo quiero volverme indispensable para ti, asegurarme que siempre me extrañes y nunca sea una opción para ti abandonarme.

—Suena peligroso... Mmm tu consientes a mi estómago con rica comida y yo a cambio te sere fiel por siempre ¿Mmm, es un sobornó?

—En efecto.

Cínico, quiere que sea codependiente a él, necesitarlo tanto como si fuera parte de mi cuerpo, cómo si se tratase de un "órgano" algo vital para que todo dentro de mí funcione, simplemente él se convertiría en alguien indispensable para poder coexistir.

—Esta bien lo acepto... Pero más te vale que no se te ocurra prepararme una de esas aburridas ensaladas que tú comes.

—Pueden llegar a gustarte.

—Entonces no hay trato —cruzo los brazos y frunzo el ceño.

—Esta bien, prometo no decepcionarte.

Él se levanta y se dirige a la cocina, pero mi teléfono comienza a timbrar lo tomo y miro quien es, ah es Fátima.

—Hola —contesto.

—¿Dónde estás?

—¿Eso importa?

—Estoy en la puerta de tu casa, he venido a visitarte.

Exhaló de frustración.

—Ok iré en un momento, espérame. —Cuelgo.

Caleb se asoma por la puerta de la cocina.

—¿Pasa algo? —me pregunta él.

—Fatima está en casa, tendré que irme. Lo siento dejaremos la comida para otro día.

Él se acerca de nuevo a mí.

—Luces molesta por su visita.

—Su inesperada visita —recalco— ya me imagino cuál es el motivo. Además no me gustan las visitas sorpresas... Nunca entenderé aquellas personas que le gustan que los visiten de improvisto, a mí me visitas de improvisto y me arruinas el día.

Mi Maestro Es Mi VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora