Uno solo (Parte II).

572 25 3
                                    

Caleb recién despierta.

—¿Cómo te sientes? —me pregunta él.

—Mejor —me limitó a decir.

—Eleanor existen tantas cosas que debo explicarte.

—Lose... Amor, pero primero dime ¿Planeaste todo esto?

—Si. —Lo dice tan despreocupado.

Me giro a verlo y lo miro con ojos entrecerrados.

—¿Desde qué momento?

—Desde que te vi entrando a la fiesta con ese vestido... Me dio cólera verte al lado de Cristian y no ser yo quien te disfrutará.

—Mmm.

—Lo único que estaba pensando era en el momento que te lo quitaría y te haría mia

—¿Era necesario traerme a un hotel y pasar vergüenzas? —Se lo pregunto recordando que con toda la pena del mundo pedí la habitación anoche.

—Creí que era lo mejor, así tendrías la libertad de gritar... No quería que me omitieras el placer de escuchar los sonidos saliendo de tu boca por el hecho que tal vez por miedo o vergüenza te escuchará tu madre.

Me conoce bien...

Es verdad estando tan cerca nuestras casas mi madre hubiera podido escucharnos.

—Supongo que tienes razón... Pero, si eres un desvergonzado y bribón, me engañaste.

—Lo acepto.

Mencionando a mi madre de repente recuerdo que le dije que no demoraría. Doy un gran salto de la cama.

—¡¡Demonios!! Le dije a mi madre que no demoraría, debe de estar preocupada ¿Cómo pude olvidarlo?

Comienzo a buscar mi teléfono desesperada por todo el lugar, no recuerdo donde lo deje.

—He sido inrresponsable... Es mi culpa. —Dice Caleb.

Caleb toma su celular y llama a mi teléfono, se escucha el timbre en el sofá que está al lado de él, lo toma (el celular estaba hundido en unos de los pliegues del sofá). Después cuelga la llamada, pero por unos segundos se queda quieto mirando fijamente la pantalla de mi celular

—¿El inombrable? —Lo dice con voz seca y arqueando una ceja.

Tenso una sonrisa.

—Tiene una explicación...

Resopla con frustración.

—Lo solucionare ahora.

Él comienza a moverle a mi teléfono, creo que debe estar cambiando su nombre de registro.

Me lo entrega.

—Te llama Fátima —me dice él.

Lo tome apresurada y respondí, sono muy molesta, me dijo que sabía que estaba con Caleb, ya que Cristian le llamo preocupado anoche contándole todo, pidiendo su consejo para saber que explicación le daría a mi madre quien le había enviado un mensaje preguntando por mí ya que yo no contestaba mi celular, mi madre estaba en la espera de su respuesta. Fatima acordó con Cristian de decirle a mi madre que me había quedado a dormir con ella. Me salvó de una regañiza. Le di gracias a Dios por darme una amiga como ella, aunque Fátima estuviera no de acuerdo con lo que estaba haciendo aún así me estaba cubriendo las espaldas, al final le pedí otro pequeño favor, le dije que le avisará a mi madre que me quedaría otro día con ella, no muy gustosa aceptó.

Sí, necesitaría pasar otro día con Caleb, esto no había terminado.

Salimos del hotel dirigiendonos a otro destino que no sabía que lugar era, él solo se dispuso a conducir. Fue un largo camino por la carretera, parecía que nos estábamos adentrando a la profundidad del bosque, parecía un lugar no habitable. ¿Dónde demonios me estaba llevando Caleb? Me pregunté.

Mi Maestro Es Mi VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora