Nuestro infierno

273 11 0
                                    

Eleanor

Al momento que se fue Karen me quedé sola con Caleb.

—Obligas a un niño a que aprenda a leer y conseguirás que odie la lectura para siempre. Lo importante no es que los niños empiecen a leer a los 5 años, lo importante es que sigan leyendo a los 40. —Discutia consigo mismo Caleb, parecía que se le olvidaba que estaba presente.

Interrumpí su momento de tensión.

—Me encanto lo que le mencionaste a Karen, parece que conectamos con ese pensamiento. Me robaste las palabras. —Me acerque a él coquetamente colgando mi barbilla en su hombro— Sabes, siempre fuiste un gran maestro. Me en-can-tas. Esa genialidad y forma humana de enseñar es increíble... Se que no lo hiciste necesariamente por amor al arte, pero al final resultaste ser un excelente maestro, sin duda alguna.

Giro su cara hacia mí y fijo sus ojos en los míos.

—Pero sería un mejor padre que un maestro. ¿Y si te hago un hijo y lo comprobamos?

Que voluble, pensé. Pero acepte encantada su propuesta.

~Fin del flashback~

Termino con ese viaje astral y decido pasarme al asiento de Caleb y sentarme sobre él a horcadas.

Quedamos cara a cara.

Caleb respira hondo y tranquiliza sus llorosos.

—Tienes razón, no debemos restarle culpa a los verdaderos culpables. Por eso quiero descuartizarla viva, verla que pague el precio lentamente.

En los ojos de Caleb se observa una oscuridad profunda que me perturba a un cierto grado, esa mirada que pocas veces le he visto, el de un demonio, me eriza la piel. Si yo fuera su enemigo estaría muerta del miedo, esa es la personalidad que moldearon Abner y Karen. Caleb llegó a este punto gracias a ellos, pero lo cierto es que asesinar no es cualquier cosa aún así sea por venganza. Se que no guarda remordimiento alguno por haber ejecutado todo aquel que tuvo que ver con el incendio en el laboratorio y la muerte de Nathan, además se que disfruta y le da placer ver a sus detractores morirse del dolor, ¿esto lo hace malo o un psicópata?

Muchas veces personas buenas se terminaron convirtiendo en malas por culpa de ese tipo de personas. Pero se que en el alma de Caleb aún prevalece luz. Es un ángel que se convirtió en demonio para acabar con otros, y él está bien con eso porque en su realidad alguien tiene que ensuciarse las manos para proteger la pureza de otras almas, como la mía. No obstante lo que él no sabe es que a mí tampoco me importa irme al infierno con tal de que otros vayan al cielo.

—Caleb yo te ayudare a cobrar venganza. No me mires con esos ojos —ya estaba empezando a mirarme con su mirada radiactiva, lo detuve en seco— porque puedo ser más perversa que tú.

—No quiero que envenenes tu alma. No te arrastrare conmigo a la oscuridad. Eso sería demasiado, no podría perdonarme quitarte la paz que conlleva tener una vida sin estar en ese oscuro pozo. Temo que pierdas tu sensibilidad como humana.

—Escucha, soy consciente de que nosotros dos no iremos al cielo, sí, digo dos porque es mi decisión, y no te pongas mal por ello que a mí me entristeceria más saber que me voy a otro mundo sin ti. Es mil veces preferible mil años de castigo en el infierno que una eternidad sin ti, ¿escuchaste? —recalco—. Yo no quiero una vida color de rosa, de ignorancia, dónde solo tú te pierdas en el desván de esas emociones negativas. Quiero luchar con los demonios de este mundo aún así si implique que a veces me hunda en ese pozo oscuro que contiene impotencia, coraje, rencor, desilusión, tristeza, sangre, el que robara mi paz y humanidad. Estoy dispuesta a vivir en ese infierno porque se que tanto como tú y como yo, siempre en nosotros prevalecera la luz que nos sacara de ese pozo. No pienses que me quedaré atrapada allí, no porque una causa nos mueve, la justicia.

El miedo de Caleb es que me vuelva en un ser sin alma, sin remordimiento al dolor ajeno.

"El infierno no estará después de la muerte, no, ese nos acompañará el resto de nuestras vidas cuando tengamos que rebuscar en lo podrido de este mundo y sintamos la impotencia de la maldad ejecutada en las almas inocentes" "El odio y el rencor es nuestra ficha para vengar", ese es el infierno del que hablamos, quedarnos con esos sentimientos negativos que mancharan a nuestras almas con la oscuridad. Y está bien, aceptamos esos sentimientos que nos envenenaran por momentos, porque son la llave de la tortura a quienes decidan dañar a quienes no lo merecían, los culpables obtendrán nuestra furia.

—Eleanor, no quiero que seas como yo. Un inhumano que mata a sangre fría.

Lo miro con una leve sonrisa dibujada en el rostro. Tomo su cara en mis manos.

—Cariño, lamentablemente hace tiempo mi alma se fracturó, fue desde el día que Esteban  asesino a Fátima. Y lo sabes porque has visto en mis ojos esa misma oscuridad que prevalece en los tuyos. Tu y yo estamos en la misma sintonía en la vida, no hay vuelta atrás. No volveré a ser la misma Eleanor de antes porque esa blanca alma se oscureció, pero te puedo prometer lo que le prometí a Fátima, aprenderé a sonreír de nuevo pero de diferente forma, aprenderé a vivir con esa alma rota pero de diferente forma, así como tú. Estaremos bien ¿Ok?

—Veo que no me queda más remedio que aceptarlo. Pero sin duda alguna estaré tranquilo siempre que nos tengamos uno al otro, estando unidos podremos conservar esa parte humana.

—Si, porque el amor que nos tenemos, es lo que nos hace humanos. Esa es nuestra luz.

Finalmente sellamos ese amor con un casto beso que después se convirtió en uno apasionado.

—Quiero hacerte un hijo ya —dijo apenas nos separamos. Su cuerpo se siente muy caliente.

—De nuevo con eso, últimamente andas más jarioso que lo común. No es normal. Además yo hablando de algo serio y sales con tus cosas.

—Tus pechos voluminosos no ayudan a aplacar mi imaginación, eres tan antojable —estrecha mis glúteos con lujuria, su voz ronca acaricia mis mejillas.

—Amor es verdad, he ganado peso —digo observándome—. Mis pechos y trasero son la prueba de ellos, deberia hacer ejercicio.

—No me molesta, así estás perfecta.

—Claro, como tú... —No termino de dejarme hablar cuando ya tenía mi blusa y brasier levantados y con su boca en uno de mis pezones succionandolo con brusquedad, solté varios gemidos ante esos toques.

Breves momentos más me desvitio por completo y acabamos teniendo sexo intenso en ese auto. Ese hombre no se controla.

Y así ha estado toda la semana, no me ha podido tener cerca porque ya termina encima de mí sometiendome a sus más profundos deseos carnales.

...

Un tiempo más en ese mismo auto, ya vestidos y con las energías ya medio controladas, Caleb recibió una llamada de Edwin informándole que en ese momento Abner estaba teniendo una discusión muy fuerte con Karen en su oficina. Al parecer él descubrió que Jeremy no es su hijo.

¿Pero como carajos lo descubrió si yo ni Caleb le hemos dado esa información? ¿Quién demonios fue?

Ha llegado el momento de terminar con esta historia.

Mi Maestro Es Mi VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora