Buscar pruebas.

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Es una hermosa tarde, en la cocina de la casa de Eleanor, ella junto a Fátima se encuentran trabajando en un proyecto de la universidad.

—No crees que sería mejor agregarles más diapositivas —Fátima le habla a Eleanor.

Eleanor está hundida en sus pensamientos, no le presta atención a Fátima.

—¡¡Eleanor!!

—Eh si —Logra salir de sus pensamientos.

—¿Que te pasa? Has estado en otro mundo.

—Oh lo siento, ¿que me decías?

—Olvídalo, mejor dime en qué estabas pensando.

Eleanor exhala.

—Ya lo sabes, no me puedo sacar esa estúpida espina del maestro... La incertidumbre me está matando.

—No puedo creer que sigas con eso, ya pasó una semana... Deberías hacerle caso a tu madre.

—Pero es que a mí nadie me saca de la cabeza que dentro de esa bolsa había un cadáver.

—Tienes una gran imaginación... Ni siquiera tienes pruebas que lo sustenten, exageras.

A Eleanor se le abre la mente.

—Exacto, no tengo pruebas, es por eso que las debo conseguir.

—¿Que?

—Sii, iré a su casa y las buscaré.

—Ah no pues que genial idea, y que le dirás "Mira maestro me deja pasar a su casa para buscar pruebas porque estoy segura que es un asesino" y claro él te dirá "Si con gusto pasa".

—Obvio no tonta, esperare a que salga de su casa.

—¿Enloqueces?

Eleanor logra ver por la ventana que su maestro ha salido de casa.

—Oh mira se presentó mi oportunidad. —Dice Eleanor.

Fátima está desconcertada, Eleanor le indica que mire hacia la ventana, observa que el maestro ha salido.

—¿Que piensas hacer? —Pregunta alterada Fátima.

Eleanor arquea una sonrisa.

—Iré ahora mismo a averiguar y buscar esas pruebas y tú me ayudarás.

Fátima agranda los ojos.

—¿Que yo que?

—Yo entraré y tú te quedarás aquí a vigilar, en cuanto mires que el maestro regresa, me llamas, pondré el teléfono en vibrador, estaré al pendiente.

—No, no hagas eso, puedes meterte en problemas.

Eleanor toma de los hombros a Fátima y fija sus ojos en ella.

—Escucha tendré cuidado, por favor ayudame a sacarme está espina, está es la única manera que puedo hacerlo, ¿cuento contigo verdad?

Exhala Fátima.

—No me dejas opción.

—Bien, entonces entraré por la puerta de su cocina y en cuanto me llames saldré por la ventana de la habitación ¿Ok?

—Ok.

Eleanor entra por la puerta trasera donde está la cocina, está se encontraba abierta.

Una vez dentro comienza a buscar, lo primero que se le ocurre es buscar en los cajones de la cocina, piensa  que tal vez haya usado un cuchillo para asesinar ya que no escucho disparos, pero solo encontro cuchillos limpios, eso no le ayudaba en nada. Lo siguiente que hace es buscar rastros de sangre por el piso, salpicaduras en las paredes, pero igual no encuentra nada.

Ella habla consigo misma.

—Eleanor piensa, piensa, mmm yase los psicópatas suelen guardar pertenencias o partes de sus víctimas —hace un gesto de repulsión al pensarlo, agita las manos— ¡¡Ah!! Q:ué asco, pero ¿Donde podrá guardarlo?

Se le ocurre ir a buscar a la habitación, ya estando ahí, busca en el clóset, cajones, buros, en el baño, pero no logra encontrar nada, todo se ve perfectamente normal.

En ese instante le entra una llamada es Fátima.

—Si.

—Ya va...

—Ya salgo.

—Es tarde ya está entrando, escondeté.

Eleanor escucha el sonido de la puerta de la entrada abriéndose, lo único que le ocurre hacer es esconderse debajo de la cama. Tiene el corazón acelerado, trata de controlar su respiración, tapa su boca con la mano.

El maestro entra a la habitación, comienza a desnudarse, primero se quita la camisa desabotonando botón por botón (parece un espectáculo) dejando a la vista su tonificado torso, Eleanor lo observá atenta sin apartar la vista. Él termina de quitarse los pantalones y demás, a Eleanor casi se le salen los ojos al ver la parte baja de él, traga saliva, no puede creer lo que está mirando, un gran, gran miembro, piensa “Nunca pensé que alguien pudiera tenerlo de ese tamaño, que se sentirá tenerlo... “Pero que estás pensando Eleanor, deja de pensar en cosas impuras” se regaña mentalmente pero aún así no puede dejar de ver, suspira, lo escanea de pies a cabeza, su marcado abdomen, sus muslos y piernas bien trabajadas, los musculosos brazos y sobre todo puede ver la espalda divinamente tonificada cuando él se gira yyy sus tornados y carnosos glúteos “¿Por qué no puedo dejar de verlo? Soy una pervertida, pero pareciera que él muy idiota sabe que lo observó, es como si me modelara”.

El maestro se adentra al baño, Eleanor aprovecha para salir sutilmente en silencio, baja las escaleras y sale por la puerta trasera.

Ya afuera deja salir todo ese aire retenido, por un momento antes de irse a su casa mira hacia atrás, quedándose viendo la ventana de la habitación de su maestro “¿Que fue eso? ¿Por qué mi cuerpo reacciono de esa forma?”

Finalmente entra a su casa donde la espera Fátima, corre hacia ella.

—Me tenías el alma en un hilo, no sabía que hacer.

—Calma, logré salir sin que se diera cuenta de mi presencia.

—¿Pudiste encontrar algo?

—No, todo estába perfectamente ordenado y limpio, nada fuera de lo normal.

—Entonces ya puedes dejar esas estúpidas ideas locas.

—No.

—Pero ya comprobaste que no hay nada fuera de lo normal.

—Precisamente eso eleva mis sospechas ¿Por qué tiene tan perfecta y limpia su casa? está claro que limpio todo rastro, es más inteligente y cuidadoso de lo que pensé, ha cuidado cada detalle. —Entrecierra los ojos— Pero cometerá un error y yo estaré ahí cuando eso suceda.

—A ti todo lo normal te parece raro... En serio enloqueciste, él debería tenerte miedo a ti por acosadora.

—Ja, yo no soy acosadora, que cosas dices. —Cruza los brazos.

Piensa para si Eleanor “Acosadora no pero tal vez pervertida si”.

Mi Maestro Es Mi VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora